Sobrevivir en el infierno de Los Ángeles

Armados únicamente con una manguera de jardín muchos vecinos tratan con la ayuda de sus vecinos de mantener las brasas y las llamas alejadas de su hogar.

“Recuerdo que me dijeron, cuando me mudé por primera vez a Los Ángeles y vivía en un lugar aislado de la playa, que los indios se arrojaban al mar cuando el mal viento soplaba. Pude ver por qué. El Pacífico se volvió ominosamente brillante durante un embiste de los vientos de Santa Ana y uno se despertaba en la noche preocupado no sólo por los pavos reales que gritaban en los olivos sino por la inquietante ausencia de olas. El calor era surrealista. El cielo tenía un tono amarillo, con el tipo de luz que a veces se denomina ‘clima sísmico’”. Estas son palabras escritas por Joan Didion en los años sesenta para describir los famosos vientos de Santa Ana que han desatado los peores incendios que se recuerdan en Los Ángeles.

Hoy, jueves, dos días después de comenzar el fuego en Pacific Palisades, la ciudad está en silencio, no hay agua y la poca que sale del grifo no es potable contaminada por los escombros que llegan a las tuberías. Este solar que conmueve mi corazón ha sido mi hogar durante los últimos 30 años. Con mi hija y mis perros evacuados, escribo a punto de aterrizar en una casa donde varios amigos lo han perdido casi todo: su casa, sus pertenencias, sus recuerdos…su llanto es mi llanto.

2000 estructuras quemadas, cinco vidas perdidas, la desolación en cada rostro y cada uno buscando una versión particular con que justificar lo injustificable. Gran parte del condado de Los Ángeles permanece bajo advertencia de bandera roja, y los meteorólogos advierten que el clima crítico de incendios durará hasta el viernes por la noche. Este jueves, los bomberos continuaban luchando contra el incendio de Palisades, que ha quemado casi 7,000 hectáreas, y el incendio de Eaton, que arrasó las áreas de Pasadena y Altadena, carbonizando al menos 4,000 hectáreas. Un nuevo foco en las colinas de Hollywood desató el pánico en la ciudad, pero fue pronto controlado por los bomberos.

En mitad de este caos, los establecimientos aparecen cerrados, igual que los cines y las oficinas públicas. Hollywood también ha echado el cierre a sus rodajes y eventos y el plazo para votar las nominaciones al Oscar se ha ampliado dos días debido a los incendios del sur de California.

La votación para los casi 10,000 miembros de la Academia comenzó el 8 de enero y originalmente estaba programada para cerrarse el 12 de enero. La fecha límite ahora es el 14 de enero. El anuncio de las nominaciones, originalmente programado para ser anunciado el 17 de enero, se trasladó al 19 de enero. La Academia envió un correo electrónico a los miembros el miércoles por la tarde detallando los cambios de fecha por parte del director ejecutivo Bill Kramer. “Queremos ofrecer nuestro más sentido pésame a quienes se han visto afectados por los devastadores incendios en el sur de California. Muchos de nuestros miembros y colegas de la industria viven y trabajan en el área de Los Ángeles y estamos pensando en ustedes”.

Gran parte de la autopista de la costa que bordea el Pacifico ha visto desaparecer sus casas y lugares emblemáticos como Will Rogers State Beach, donde mi hija solía ir de excursionista cuando era niña, justo al norte de Santa Mónica, Carbon Beach, en el este de Malibú, o la casa donde de William Randolph Hearst, el magnate en quien se inspiró Citizen Kane, estaban en ruinas esta mañana del jueves. Grandes franjas de casas costeras situadas a lo largo de la carretera quedaron reducidas a escombros humeantes, desmoronándose sobre la playa y el mar. Steven Spielberg, Jamie Lee Curtis, Paris Hilton o el hijo del Presidente Joe Biden, Hunter, han visto sus hogares perecer en el fuego. Casas acogedoras y palacios de playa multimillonarios que alguna vez abrazaron la costa, ya no existen. Amados negocios de toda la vida y emblemas del canon local, también desaparecidos. En Santa Mónica, los médicos del departamento de emergencias del Centro de Salud no dan a basto tratando a pacientes sufriendo por inhalación de humo, irritación ocular y quemaduras leves.

Armados únicamente con una manguera de jardín muchos vecinos tratan con la ayuda de sus vecinos de mantener las brasas y las llamas alejadas de su hogar. La fauna salvaje, aturdida por el fuego camina por las calles entre los coches, manadas de coyotes patrullan las calles y el caos es absoluto en una ciudad que se ha convertido en el centro del mundo en estos últimos días. Cuesta escribir sobre esta ciudad hermosa que sin duda revivirá con el esplendor que la caracteriza como una gran estrella.

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