San Fermín 2024

Vivir los Sanfermines siendo mujer

La madrugada del 7 de julio aun retumba en la mente de muchas personas. Lo que en aquel momento fue una excepción se ha convertido en una trágica normalidad

Son las 9:00 de la mañana. El despertador suena y centenares de pamplonicos y pamplonicas se despiertan ilusionados. Un año más, rendirán homenaje a su patrón, San Fermín, y en la plaza del ayuntamiento junto con sus amigos cantarán a pleno pulmón ‘Viva San Fermín, gora San Fermín‘.

Tras un buen desayuno para aguantar todas las horas de fiesta que quedan por delante, los pamploneses y visitantes se enfundarán el mítico traje blanco y el pañuelo rojo. Antes de salir de fiesta, los hombres lo harán sin ninguna preocupación con el único objetivo en mente de disfrutar lo máximo posible. En cambio, las mujeres, aunque con las mismas ganas de pasarlo bien, tendrán que escuchar una vez más el mensaje de advertencia de su madre y su abuela: “Ten cuidado, no bebas mucho y que te acompañe alguien a casa. No vuelvas sola“.

La violencia contra las mujeres desde el punto de vista de los Sanfermines

Las madres y adolescentes saben el peligro que les acecha en la calle. Son muchas horas de fiesta y en los Sanfermines ya hay antecedentes. Hace ocho años que cinco hombres violaron a una madrileña y le arruinaron la vida. Desde entonces, estas fiestas tan simbólicas no han vuelto a ser lo mismo para las mujeres.

La manada supuso un antes y un después en las violaciones grupales en España. Desde entonces, decenas de chicos ‘bromeaban’ en sus grupos de Whatsapp haciéndose llamar de igual manera que sus equivocados ídolos. Según la socióloga experta en género e igualdad, María Jesús Rosado, esto ocurre porque “los jóvenes ya están educados en el patriarcado. Hay un proceso regresivo en la sociedad en general con la que parece que volvemos al año 1900. Entonces, los adolescentes están en una etapa también de rebeldía y de búsqueda de su propia identidad”. Razón por la que toman como héroes a villanos.

Ninguna chica es capaz de pasar por el número cinco de la calle Paulino Caballero sin recordar lo que ocurrió y lo juzgada que se sintió la víctima. Sin embargo, aunque siempre toman precaución, Rosado insiste en que no hay que poner el foco sobre ellas: “El foco se tiene que poner en cómo educamos a los hombres en determinadas cuestiones. Esto es un tema educativo y de socialización”.

Desde 2016, año en el que ocurrió la brutal violación, las ‘manadas’ comenzaron a aumentar. Según datos del Ministerio del Interior, pasaron de registrarse 116 en 2017 a 218 en 2022, año en el que se muestra el último dato publicado. Esto deja una reflexión escalofriante: en España, se produce una violación grupal cada dos días.

Más altos aun son los datos referentes a agresiones y abusos sexuales. Solo en 2022 constan 414 denuncias. Si se suman ambos datos, durante ese año se produjeron 632 delitos sexuales. Casi dos al día.

Con estos datos, es normal sentir miedo al salir de fiesta. Las mujeres no se sienten seguras. Siempre van de dos en dos al baño, se vigilan las copas y las espaldas si fuera necesario. Ocurre en fiestas multitudinarias como los Sanfermines en Pamplona, San Isidro en Madrid o Las Fallas en Valencia. “Puede pasar en cualquier tipo de tumulto o aglomeración por culpa de hombres que tienen la autoestima muy baja y que necesitan ir en manada“, recuerda Rosado.

Un problema de la sociedad

Para cambiar esto, la experta cree que la única manera es la educación. Pero no la eduación a los adolescentes, pues piensa que ellos ya están educados. En cambio, habría que poner el foco sobre los más pequeños. “Una conocida mía embarazada me dijo una vez, creo que es niño porque da muchas patadas“. Esa idea forma parte para la experta de “comportamientos subliminales que subyacen de la sociedad. A nivel inconsciente todos tenemos una parte de machista y de misoginia”.

Rosado explica que en la actualidad “la masculinidad se construye en negativo. Un hombre tiene que estar toda la vida distinguiéndose para no ser gay, mujer o niño y esto acaba en una construcción de la identidad con unas connotaciones muy negativas”.

Después de pensar todo esto por unos segundos, la joven saldrá de casa y se reunirá con sus amigos de la peña con el propósito de beber, bailar y pasárselo bien. Disfrutará del chupinazo, de las fiestas en la calle y del primer encierro del domingo a lo largo de las calles Santo Domingo y Estafeta. Encierro que terminará en la plaza de toros. Será el momento de irse a dormir por unas horas, para continuar la fiesta tiempo después. Hasta que al final de los siete días, todos vuelvan a la plaza mayor a cantar “pobre de mí, pobre de mí, que se han acabado las fiestas de San Fermín”.

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