La ministra de Igualdad, Ana Redondo, presentó la semana pasada un macroestudio que llevarán a cabo sobre trata, explotación sexual y prostitución. Para ello, adelantó algunos datos: detectaron a 114.576 mujeres en situación de prostitución; de ellas, creen que 92.496 podrían ser víctimas de explotación sexual o trata con fines de explotación sexual. Lo que significaría un 80% del total según datos de Igualdad.
Hoy, lunes 23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, es imprescindible volver a poner sobre la mesa estos datos hasta entonces desconocidos. 92.496 víctimas de trata y explotación sexual en España. 92.496 mujeres que no ven ninguna salida y siguen ejerciendo día tras día.
En Madrid, Bilbao y Sevilla: Asociación Malos Tratos
La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres ha puesto fin a eso. Desde el año 2010, esta comisión con sede en Madrid, Bilbao y Sevilla ayuda a cientos de mujeres cada año a salir de la prostitución. Lo hacen a través de dos proyectos, el programa alternativa y el programa brújula.
Estos proyectos los conforman abogadas, trabajadoras sociales y psicólogas que hacen “una intervención interdisciplinaria a través de la cual trabajamos con mujeres que ejercen la prostitución o que son víctimas de trata”, explica Mónica Amaya, asesora jurídica de la asociación.
En el programa alternativa, las profesionales trabajan sobre el terreno. “Salimos todos los lunes a la calle. En Madrid, vamos al Poligono Marconi y al Polígono Industrial La Cantueña, y por el centro pasamos por Montera, Sol y Benavente“. El objetivo principal es ayudar a las mujeres. Al principio, lo hacen preguntándoles si necesitan algo. Las encargadas de esto acuden todos los lunes con una autocaravana ya conocida por las mujeres, por lo que se acercan, hablan con ellas, se toman un café y les piden lo que puedan necesitar.
De dos a cinco años hasta que se ganan su confianza
Amaya señala que la importancia de este servicio que ellas ofrecen es que está brindado por “tres profesionales” dado que no tienen mediadoras “a diferencia de otras entidades y que suelen no tener formación”. Por ello, las mujeres en situación de prostitución o trata confían en ellas. Aunque este es un proceso lento. También hay mujeres que llegan a ellas a través de amigas, pero la asesora jurídica reconoce que es “sumamente complicado“.
“Desde el primer encuentro hasta que se abren y nos cuentan su historia puede llegar a pasar dos años porque están bajo un gran sometimiento“, explica Amaya. Durante estos años, se han encontrado diferentes problemáticas: “Tienen dificultades económicas, por sus familias a las que deben mandar dinero o por las deudas que han generado al venir a España engañadas”.
Cuando ya consiguen entablar una relación les preguntan si tienen que pagar a alguien por ejercer o cómo llegaron a España. Es importante señalar que ambos casos son trata de personas con fines de explotación sexual. Es decir, todas las mujeres, aunque ejerzan en la calle, que tengan un proxeneta al que deban pagarle una comisión también son víctimas de trata.
Desde la Asociación Malos Tratos son conscientes de que la mayoría de víctimas de trata actualmente se encuentran ejerciendo en pisos. Sin embargo, ellas, al ser solo tres personas, tuvieron que tomar la difícil decisión de si ayudaban a las mujeres que ejercían en la calle o en pisos.
Una vez ganada su confianza: programa brújula
Cuando las profesionales consiguen hablarles de otras salidas y les cuentan que las ayudarán a regularizar su situación en España y ellas aceptan, pasan a formar parte del programa brújula de la asociación. “Pasamos a tener un contacto más personal, tenemos el acceso a su documentación y les ayudamos a regular su asistencia sanitaria. Además, vemos si se puede demostrar algún tipo de arraigo para regularizar sus permisos”, cuenta Amaya.
Mientras, las mujeres siguen ejerciendo, aunque ya con más conocimientos gracias a la asociación. Además, según explica la asesora jurídica “conseguimos que bajen las horas que están ejerciendo en la calle”. Bien porque se encuentran inmersas asistiendo a cursos que organiza Malos Tratos como defensa personal o visitas culturales que hacen todos los meses o bien porque realizan alguna formación como puede ser de ofimática o han conseguido encontrar un trabajo aunque sea a media jornada.
“Nos ha ido muy bien porque ya tenemos varias mujeres que están trabajando fuera de la prostitución“, celebra muy contenta Amaya. Sin embargo, sabe que aun queda mucho camino por recorrer: “La mayoría de las mujeres están muertas de miedo. Piensan que si denuncian a su proxeneta o simplemente dejan el trabajo, él puede matar a su familia que generalmente se encuentra en otro país”.
Amaya también señala la conflictividad que hay entre las mujeres en una misma zona: “Los proxenetas tratan de captar a las mujeres que vayan a ejercer por libre. Es la ley de la más fuerte y se llegan incluso a pegar entre ellas por clientes“.
Situación que desde la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres tratan de evitar trabajando con ellas día a día. Atienden a más de 1.500 mujeres al año solo en Madrid y mantienen una relación establecida ya con 280 mujeres que ahora mismo forman parte del programa brújula. Así mismo, han conseguido que decenas de mujeres dejen la calle y encuentren un trabajo digno de la mano de empresas como Adecco que les ayuda en la búsqueda de empleo.