Crónica negra

Tortura, cacería y muerte: el macabro ritual de un asesino

Violó a más de 30 mujeres y mató al menos a 17. La desesperación de los investigadores hizo que llamaran a John Douglas, un mítico perfilador de asesinos del FBI

Robert Hansen

Celia tenía 18 años y era una joven con todo el futuro por delante. Un 22 de diciembre de 1971 se encontraba viendo la tele con sus hermanos y salió a comprar refrescos. Según se supo más tarde, nunca llegó al supermercado. El día de Navidad fue hallada sin vida. Tenía una gran raja en el pecho, estaba atada y había sido violada. La arrojaron, todavía con vida, a un pequeño barranco. Celia intentó subir la cuesta, pero las ataduras se lo impidieron. Era Alaska, hacía 15 grados bajo cero y murió congelada.

Celia

Cindy contaba con 17 años, aunque aparentaba muchos más. Con una infancia dura y una peor adolescencia, no tuvo más remedio que dedicarse a la prostitución. Un cliente la recogió en su coche y ambos se dirigieron a su casa. Una vez allí, el hombre le puso una cadena al cuello y le arrastró al sótano. El habitáculo estaba lleno de animales disecados y trofeos de caza. Allí Cindy fue violada y torturada.

Cindy

Horas después, el raptor le informó que viajarían a kilómetros de distancia donde él tenía una cabaña. Se trataba de un lugar remoto, solo accesible en avioneta. El secuestrador tenía una y se dispuso a cargar el combustible. Aprovechando un descuido, Cindy logró escapar y aterrorizada corrió por su vida hacia la carretera. El hombre fue detrás de ella pero por suerte la joven pudo parar un camión y él huyó.

Cindy describió la avioneta a la policía y el propietario fue rápidamente interrogado. Se trataba de Robert Hansen: casado, con dos hijos y propietario de una exitosa panadería. Era muy conocido en la ciudad y todos hablaban bien de él. Un amigo suyo aseguró que estaba en su casa la noche en que Cindy fue atacada y fue puesto en libertad. Sin duda se habían equivocado de persona.

Robert y su avión

Mientras tanto, unos electricistas que reparaban un cableado, encuentran el cadáver de una mujer en avanzado estado de descomposición. La víctima tendría entre 16 y 21 años. Llevaba mucho tiempo a la intemperie y no había forma de saber quién era. Los forenses hicieron una reconstrucción de su rostro a partir del cráneo y el retrato fue mostrado en las televisiones. Nadie pudo identificarla.

Un asesino en serie

Días después, un excursionista encontró el cuerpo de una mujer en la orilla de un río. Se trataba de Joanna, de 23 años. Se analizaron las escenas de los 4 cadáveres encontrados hasta entonces: el modus operandi mostraba que fueron perpetrados por la misma persona. Estaban ante un asesino en serie. Pero además, mes tras mes, se incrementaba el número de mujeres desaparecidas. No había pistas ni sospechosos. Nada. La desesperación de los investigadores hizo que llamaran a John Douglas, un mítico perfilador de asesinos del FBI. Tras analizar los casos encontrados y la información de la que disponía, Douglas creó el perfil del asesino.

¿Recuerdan a Robert Hansen? Había sido identificado por Cindy, la única chica que logró salir con vida, pero éste tenía una coartada y no pudieron arrestarle. Ahora se sabe que esa coartada era falsa. Los investigadores se dieron cuenta que el perfil que el agente del FBI había descrito era exacto al de Robert Hansen. Registraron su casa, coche y avioneta. Allí encontraron dos rifles y un plano con 26 puntos marcados con una x. Los investigadores temían lo peor. ¿Serían los lugares dónde se cometieron crímenes o estarían enterrados los cuerpos? ¿Tantos como 26 víctimas?

Mapa del río Knik (Alaska) que muestra la localización de las fosas clandestinas excavadas por el asesino en serie Robert Hansen

La confesión

Confrontado con las evidencias, Robert no tuvo otro remedio que confesar. Dijo que había violado a más de 30 mujeres y matado al menos a 17. La mayoría entre 16 y 19 años. La policía siempre creyó que al menos fueron 21 las víctimas mortales. El asesino les condujo a los lugares marcados con la x, pero 4 de los cuerpos nunca se lograron encontrar. Para entonces los medios de comunicación le pusieron un apodo: “el carnicero panadero”.

Robert Hansen

“Una vez que había terminado con ellas salíamos al bosque. Allí les decía que todo había acabado y podían irse. Lógicamente echaban a correr. La nieve les impedía ir muy rápido, así que les dejaba unos metros de ventaja. Esperaba paciente pero nervioso a que la presa se pusiera a tiro. Después apoyaba una rodilla en el suelo, ajustaba el rifle con mira telescópica y ¡bum! Nunca erré un tiro”.

Así es cómo Robert ejecutó al menos a 17 chicas y maltrató a cerca de 30. Todas ellas vivieron un infierno de violaciones y torturas antes del dramático final.

¿Pero quién era Robert Hansen? ¿Qué mueve a una persona aparentemente normal a convertirse en un cazador/torturador de mujeres? Se trataba de un hombre delgado y bajito, sin gran apariencia física. En su adolescencia sufrió acoso: era tartamudo y con marcados problemas de acné. Las chicas no querían salir con él y eso desencadenó un odio hacia ellas.

Aunque años después se casó y tuvo dos hijos, ese instinto macabro y vengador nunca se desvaneció. Robert fue condenado a 431 años de cárcel. Murió en el 2014 a los 75 años por causas naturales. Estaba enfermo, pero no arrepentido.

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