No siempre es sencillo comprender una realidad brutal con los ojos y el razonamiento de los que vivimos en el privilegio. Lo que nos puede parecer algo inconcebible no lo es para quien no ha conocido otra cosa que violencia y maltrato. Se puede crecer en el insulto y el golpe y llegar a interiorizar que esa pesadilla es la normalidad. Es bastante frecuente, que los niños y niñas que han sufrido y sido testigos de violencia toda su vida repitan los comportamientos con los que crecieron ya de adultos. Maltratadores ellos, víctimas ellas. Cristian y su hermano Yeray vivían una situación de extrema vulnerabilidad que este jueves resultó en el asesinato del primero a manos de la pareja de Beatriz, su madre.
Ella era víctima de violencia de género
El Ministerio de Igualdad confirmó este viernes que se trata de un caso de violencia vicaria, lo que significa, que Beatriz era víctima de violencia de género y que lo que buscaba el asesino era hacerle daño. No solo eso, su propia vida corría también peligro y no pudo protegerse ni a sí misma. Es importante este dato para intentar comprender la situación. Ella tenía miedo, han asegurado sus familiares en declaraciones a Telecinco, de Pakillo, un delincuente con numerosos antecedentes y que hacía poco más de cuatro meses que había salido de prisión. Al parecer, Beatriz se fue a trabajar y dejó a Pakillo a cargo de los pequeños. La llamó, amenazó y en ese intervalo propinó una brutal paliza a los hermanos mellizos, apenas unas horas después de que celebrasen su segundo cumpleaños. Cristian no tuvo opción, y a pesar de los esfuerzos de los servicios sanitarios, murió en su propia casa. Yeray fue trasladado en estado grave y se recupera en el hospital, ya fuera de peligro. La autopsia determinará la causa de la muerte de Cristian y la investigación los motivos concretos detrás del crimen.
Los servicios sociales conocían la situación y realizaban seguimientos
La situación de vulnerabilidad de Beatriz y sus hijos era conocida por la Junta de Andalucía que le retiró la custodia de otros dos menores de edad, ya que Beatriz tiene una hija con una pareja distinta. No se han explicado los motivos de esa decisión y por qué si no era apta para cuidar de unos, seguía al cargo de los mellizos. Lo que sí se sabe es que los servicios sociales tenían en el radar a esta familia y realizaban seguimientos, que no sirvieron de nada.
El Instituto Andaluz de la Mujer atendió durante años a Beatriz
No solo los servicios sociales sabían que algo no iba del todo bien en Linares, Beatriz también acudió al Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), la atendieron durante años y finalmente renunció a sus servicios. En declaraciones a los periodistas en Sevilla, la consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía, Loles López, explicó que el último contacto del IAM con la madre de Cristian fue en 2022. Según cuenta, le ofrecieron recursos, pero su interés era económico, por lo que fue derivada a los servicios sociales comunitarios. Llama la atención, porque fuese cual fuera la intención de Beatriz, su situación era lo suficientemente delicada como para haber actuado.
Récord de menores de edad asesinados por violencia machista vicaria
También lo sabía la familia y el entorno y, se desconoce por el momento, si los servicios sanitarios, los pediatras que suelen atender a los niños cuando caen enfermos o por temas de vacunas detectaron la vulnerabilidad de los pequeños. En definitiva, parece ser que tanto Beatriz como sus hijos estaban en riesgo, varias instituciones se involucraron en este caso, pero ninguna fue capaz de adivinar su complicada situación.
Con el asesinato de Cristian se elevan a nueve el número de niñas y niños asesinados por violencia vicaria este año, un récord que solo se alcanzó en el año 2015. Además, ascendería a 62 las muertes de este tipo desde el año 2013, que es cuando se comenzaron a contabilizar estos crímenes. En siete de los nueve de estos casos el agresor era el padre de las víctimas, en el 44 por ciento de los casos constaban denuncias previas contra los asesinos y el 33 por ciento se suicidaron tras los crímenes. Cristian se suma a la infame lista de víctimas de violencia machista vicaria junto con Elisa, Larisa, Ayax, Yago, María, Hiba, Adam y Norma.