Hoy, desgraciadamente, forma parte de nuestro vocabulario, pero fue ella, Sonia Vaccaro, quién acuñó el término “violencia vicaria”. Psicóloga desde hace más de cuatro décadas, perita forense y experta en victimología y violencia basada en el género. Es autora del libro Violencia vicaria, golpear donde más duele, un análisis con datos de 400 casos de este fenómeno.
Nueve niños y niñas han sido asesinados este año por violencia vicaria, una cifra récord. ¿Son los menores de edad los grandes olvidados de la violencia de género? ¿Falla el sistema?
No sé si el sistema yerra, pero algo está fallando. No podemos seguir así. Se han relajado las medidas y falta una estrategia contundente y constante. Es necesario que entendamos cómo opera la violencia vicaria y comencemos a hablar de estado de alarma por la violencia contra las mujeres.
Está prohibido conceder custodia y visitas a investigados y condenados por violencia de género, pero se siguen otorgando. ¿Por qué? ¿No entiende la judicatura que un maltratador no puede ser un buen padre?
Creo que no lo entiende. Se sigue juzgando a través de conservar el interés superior del paterfamilias y no el interés superior de niñas, niños y adolescentes y, por lo tanto, ahí es donde el sistema falla. A juezas y jueces les cuesta mucho suspender la custodia a padres maltratadores, no entiendo el motivo por el que disocian; por un lado entienden que es peligroso para la mujer, pero no entienden qué tiene que ser muchísimo más peligroso para las criaturas, al fin y al cabo estamos hablando de seres vulnerables. Esa actitud nos expone la mentalidad patriarcal que todavía pervive en mucha gente.
Sonia Vaccaro acuñó el término violencia vicaria
¿Es la justicia un reflejo de la sociedad?
La justicia emerge precisamente de la sociedad e indudablemente quienes la imparten la integran. A estas alturas creo que ya no nos queda duda de que estamos en una sociedad patriarcal.
Cuando se establece una orden de protección para una mujer no se suele extender a los hijos e hijas ¿Por qué?
El imaginario colectivo sigue siendo patriarcal, quienes protegen a los niñas y niños en realidad están siendo cuestionadas como minoría porque están nadando contracorriente. Hay juezas y jueces que de verdad se dan cuenta de la situación, pero todavía son minoría. La mayoría tiene una mentalidad patriarcal y les cuesta mucho hacer autocrítica, por lo tanto quien entiende lo que ocurre es porque ha hecho un trabajo personal y precisamente desecha todos esos mandatos que el patriarcado nos impuso como normativa. No todo el mundo está dispuesto a la autocrítica, ya sabemos lo que significa la resistencia al cambio.
¿Falta formación en la judicatura?
Falta formación obligatoria sí, pero no solo hablaría de especialización falta también autocrítica y esfuerzo para el cambio. Para eso hay que comprender que debemos cambiar el imaginario colectivo, la sociedad no puede avanzar discriminando a la mitad de la población mundial. Cuando hablamos de violencia vicaria hablamos de cómo el patriarcado toma como posesión privativa a la mujer y a sus hijas e hijos, esa idea del paterfamilias que viene del derecho romano, de hace dos mil quinientos años y eso es lo que ha pervivido hasta ahora. Para erradicar eso tenemos que hacer un trabajo personal.
¿Ocurre con la violencia vicaria lo mismo que con la violencia de género que solo se habla de los asesinatos que no son más que la punta del iceberg?
Sí, en este momento la violencia vicaria se está tratando exactamente igual que cuando comenzamos a hablar de violencia contra la mujer, solo se tratan los casos extremos, cuando ya no se puede hacer nada. Es necesario hacer prevención viendo la violencia vicaria cotidiana o habitual que es la en ya hemos identificado y tenemos indicadores que nos dicen cuándo alguien la está ejerciendo, pero no se le está dando la importancia que tiene, tenemos que estar atentos a los pasos previos al asesinato.
¿Debería el sistema afanarse en detectar esa violencia vicaria en los colegios, institutos, en los servicios de pediatría o atención médica?
Por supuesto, nos tenemos que implicar todas y todos. Así como sucedió con la violencia de género cuando incluso hasta los mismos dentistas detectaban lesiones en las mandíbulas que tenían que ver con con golpes y demás, se tendrían que afanar todas las profesiones y todos los ámbitos donde las criaturas están y pueden observarse. Alguien que vea que una criatura que regresa de la estadía con ese padre entre comillas, a mí me cuesta llamarlo así, padre para mí es otra cosa, pero bueno la biología parece que es lo que manda todavía. Si regresa de esos encuentros de forma diferente, con cambios en el humor, sin haber hecho la tarea, más agresivo con los compañeros, insultando regresa degradando a las mujeres, incluida la madre… Todo esos son alarmas de la violencia vicaria cotidiana.
¿Faltan campañas de concienciación específicas para detectar violencia vicaria?
Falta mucho todavía, tenemos que trabajar juntas y juntos. Por qué si el maltratador está identificado como peligroso, de riesgo hasta tal punto de ponerle una pulsera electrónica, de otorgar a la mujer una orden de alejamiento, ¿por qué a la hora de tratar con los hijos no se lo considera así? Es el único delito que se disocia, un ladrón es un ladrón aunque tu puedas demostrar que solo roba bancos; un terrorista es un terrorista aunque tu puedas decir que solo hizo atentados en Yemen, no entiendo por qué en la violencia de género se disocia el delito y a alguien que se considera peligroso para la mujer no se considera peligroso para los hijos e hijas.
¿La violencia vicaria debería estar tipificada como delito?
No soy partidaria de que sea un delito separado de la violencia de género porque la violencia vicaria tiene la particularidad de tener que ser identificada la causalidad que es que querer dañar a la madre. La violencia vicaria siempre es maltrato infantil, pero no todo el maltrato infantil es violencia vicaria, precisamente porque está presente la intención de dañar a la madre. En el maltrato infantil el maltratador oculta el daño que le hace a la criatura, pero la violencia vicaria es al contrario, quiere que la madre lo sepa. Tendría que estar tipificado como un agravante eso sí, un agravante de la violencia el género y un agravante del maltrato infantil.
Se manejan nuevas nomenclaturas para referirse a este fenómeno como violencia machista vicaria o feminicidio ampliado. ¿Cuál es el término ideal cuando hablamos de esta problemática?
La violencia vicaria siempre es violencia machista, es violencia contra las mujeres, es redundante decir violencia machista vicaria. Cuando comencé a conceptualizarlo lo pensé en el marco de la violencia de género, si alguien quiere utilizar otro término debe hacer otro estudio, de otro tipo de violencia. Además es peligroso porque abre la puerta a que pueda ser de la mujer hacia el hombre y esa es la trampa del patriarcado.
¿Qué le dirías a todas esas madres a las que les han arrancado a sus hijos, que están sufriendo esa violencia vicaria?
Lo que les digo siempre: que permanezcan unidas que luchen, que el hijo o la hija de una es la hija o el hijo de todas y que comprendan que están cambiando algo, que lo lograremos, que sigan adelante. Son mujeres con una fortaleza increíble, las admiro. México es un ejemplo de esto, en tres años ha logrado dar la vuelta a toda la legislación, incluso ha tipificado de modo penal la violencia vicaria. La unión lo ha hecho posible.