Laura Delgado recuerda la primera vez que jugó a un videojuego. Tenía cinco años y se enfundó en la piel de Lara Croft, el personaje principal de la saga Tomb Raider. Recuerda jugar en la casa de la protagonista en la pantalla y le gustó la sensación, le llamó la atención, le pareció algo que se “salía de lo normal”, una experiencia distinta que le abrió todo un mundo nuevo. Le cogió el gusto, y más de dos décadas después, sigue respirando y viviendo en estas fantasías virtuales.
De casta le viene al galgo. Su madre, padre y hermano mayor han jugado siempre y fue de su mano cómo aprendió a vivir otras vidas. En su casa han entrado todas las consolas: Play1, Gameboy y cada nueva actualización del mercado. Lo mismo con los juegos. Así se ha criado y crecido hasta que esas ficciones se han convertido en su mundo, le dedica de cuatro a cinco horas diarias y aún así, siente que el universo al que pertenece no es del todo suyo.
Juega en servidores extranjeros porque hay menos machismo
Para empezar, no tuvo referentes ni espejos donde mirarse y reconocerse. Simplemente le guiaba su instinto y ya, de más mayor, reconoce que SugusSusana, una streamer conocida por su retransmisiones del League of Legends (LoL), la inspiró y la empujó a ponerse frente a la cámara: “me sentí capaz de hacer streamings gracias a ella”, reconoce.
Porque la pasión de Laura se mueve en un terreno masculinizado y, aunque cada vez más mujeres juegan y retransmiten partidas, lo cierto es que los reyes del mambo son ellos. Y se nota. Esta gamer, por ejemplo, se conecta a un servidor sito en Londres o en Frankfurt porque allí puede estar más tranquila. “Normalmente son los españoles los que te insultan más cuando saben que eres mujer”, se lamenta. Y eso que Delgado mantiene que ella “ha tenido suerte” y que el machismo estructural de este sector apenas la ha dañado, sin embargo, enumera demasiadas situaciones, que de haber sido hombre, no hubiera vivido.
Quizá porque en una partida de cinco jugadores ella suele ser la única chica y se sorprende cuando coincide con otra mujer. “Me dicen que tengo un imán, pero es un sistema aleatorio”, cuenta. O porque tiene asumido que muchos jugadores la van a insultar por norma. “De la cantidad de amigas que tengo la mayoría, por no decir todas, han sufrido machismo. En mi caso no sé si es porque les silencio y no escucho lo que dicen cuando me insultan, pero no han llegado al punto de hacerme la vida imposible para jugar y cosas así”.
Las bloquean e impiden jugar
Esta “cosa” a la que se refiere Delgado es, nada más y nada menos, que impedir que puedan jugar. Estos agresores bloquean físicamente a la gamer en el juego y la impiden moverse o realizar cualquier acción. Hasta ese punto se creen con derecho a tratar a una compañera que lleva más de veinte años haciendo lo mismo que ellos. Otras veces, la forma en la que las expulsan de la partida es lanzando una granada o cualquier otra arma contra ellas y ahí se acaba todo. Lo que Laura ha hecho cuando le ha ocurrido alguna de estas situaciones es escribir al equipo contrario o ponerlo en conocimiento de la plataforma que es como denunciar la cuenta del jugador “y rezar”. A veces les bloquean, otras no, pero si que ha notado un cambio para bien de estas denuncias machistas.
Laura cuenta que “la mayoría de veces cuando empieza una partida y saben que soy mujer, no hay un trato diferente, siguen tan normal, pero si empiezas a jugar mal ahí es donde empiezan los insultos. Si tienes una mala partida enseguida te mandan a la cocina, te dicen: Mujer, tenías que ser o te preguntan cómo tienes las tetas. A ellos como mucho les dicen que se desinstalen el juego”, rememora. Laura no contesta, les silencia, pero otras optan por defenderse y hacerles frente. “Lo respeto y lo apoyo y si veo alguna situación de ese tipo intervengo”, explica.
Preguntas personales y acoso
¿Y qué hacen ellos cuando estos agresores perpetran estos ataques? Delgado cree que hay de todo. Jugadores que defienden a las mujeres atacadas, otros que simplemente les mandan callar porque quieren seguir jugando y los hay que no hacen nada.
Pero si hay algo que a Delgado le incomoda y le preocupa es el acoso que sufren en forma de follower de redes sociales. “Cuando ven que eres mujer te intentan agregar, te siguen en Twitter, en Instagram, en todos lados y básicamente les tienes que hacer caso, te obligan a hacerles caso porque han jugado contigo. Juegas una partida y te llevas bien un jugador, le agregas, y juegas al día siguiente, pero él está intentando ligar contigo, te hacen preguntas personales”, cuenta.
A pesar de todas estas trabas, de habitar un mundo donde es minoría y donde se la discrimina todos los días por ser mujer, Delgado sigue apasionada por los videojuegos y espera, que poco a poco, las cosas cambien y se consiga erradicar la desigualdad de las fantasías online.