Entrevista Carmen Quintanilla

“Se banaliza la violencia, nos hemos acostumbrado a que maten mujeres”

La presidenta de Afammer pide más servicios públicos en los entornos rurales que puedan ayudar a detectar el maltrato y que se fiscalice el sistema predictivo VioGén

Carmen Quintanilla lleva 42 años luchando por las víctimas de violencia en entornos rurales Javier Cuadrado

Cuando Carmen Quintanilla se calzó sus primeros pantalones en los 70 a su padre no le hizo ni pizca de gracia. Nadie los llevaba. En aquellos años las diferencias entre la España urbana y rural eran todavía más acusadas que hoy en día. Sin embargo, Carmen tenía sus propias ideas y en su mente, desde bien joven, habitaba la idea de que el futuro de las mujeres pasaba por romper estereotipos y salir de la cocina. Por eso, tras estudiar Relaciones Laborales, casarse y con un niño pequeño en casa, esta manchega cogía su dos caballos amarillo al salir de trabajar y se paseaba por los pueblos dando charlas y arengando a la mujeres a protagonizar su propio cambio. Una excentricidad para la época y que hasta a su familia le costó entender, pero que no impidió que todo ese esfuerzo se materializara en Afammer, la Confederación de Federaciones y Asociaciones de Familias y Mujeres del Mundo Rural, que Quintanilla fundó en 1982, hace ahora 42 años. Fue una pionera. La primera mujer elegida diputada por Ciudad Real con el Partido Popular y una feminista convencida. De un tiempo a esta parte, se ha centrado en analizar y defender a las más invisibles de las invisibles, las víctimas de violencia de género en los entornos rurales.

Donde importa el qué dirán

Romper el ciclo de la violencia es muy complicado, si además, vives en un municipio pequeño, es como escalar el Everest, es el “pueblo pequeño, infierno grande“, hecho carne. ¿Qué ocurre en el medio rural que hace a estas víctimas tan vulnerables? Quintanilla lo tiene claro. Es la tormenta perfecta. Un ambiente más cerrado, donde todo el mundo se conoce, donde los roles de género están todavía muy marcados y donde no basta con andar unos metros hasta una comisaría o un centro de salud para pedir ayuda. Los servicios públicos están lejos de de las mujeres para poder denunciar y hay vergüenza, importa mucho el qué dirán y a eso hay que sumar que el policía del pueblo puede que sea amigo del maltratador. Es una situación asfixiante.

Carmen Quintanilla pide más medios y servicios públicos en los medios rurales

Quintanilla se queja de que los puestos de la Guardia Civil y los servicios públicos están desapareciendo y asegura que “no podemos poner en manos de los jueces y de la policía toda la protección de estas mujeres. Hay otros sectores públicos de la sociedad como son los médicos, los profesores, los centros de atención a la mujer que pueden ayudar, pero están lejos. Nosotras hicimos una campaña con el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, “tu farmacia, tu refugio“. Es el único servicio público de salud que en estos momentos existe en todos los pueblos de España. Cuando una mujer va a la farmacéutica a pedirle sistemáticamente un medicamento porque tiene insomnio o ansiolíticos detrás de esas pastillas puede haber alguna situación de desgarro, hay que ahondar en esa situación”, explica.

Se banaliza la violencia, nos hemos acostumbrado a que maten mujeres

La falta de instituciones en estos lugares lleva a otro problema: “Si es eres una mujer maltratada psicológica o físicamente, ¿cómo huyes del maltratador? ¿Cómo coges el coche 10 o 15 kilómetros si él controla todos tus movimientos? No te puedes mover. Por eso no podemos dejar solo en manos de estas mujeres la lucha contra la violencia”, señala. Por eso nosotras, (Afammer) en estos momentos, estamos trabajando con el Ministerio de Igualdad y con el Instituto de las Mujeres en un grupo de trabajo para analizar los perfiles, la situación en la que viven las mujeres del medio rural. Si no conocemos la realidad social,  familiar y estructural de esa violencia, no podemos proponer soluciones”, argumenta.

Sobre los últimos asesinatos machistas Quintanilla recuerda que estos meses de verano son los más complicados, pero al mismo tiempo, está preocupada porque cree que estamos “banalizando la violencia de género”, que “nos hemos acostumbrado a que maten a mujeres”. El sistema VioGén también le preocupa: “Tenemos que ver qué ha fallado. El Pacto de Estado tiene 243 medidas y una de ellas es el análisis de VioGén ¿Por qué está fallando? ¿Cuál es el algoritmo que se está utilizando? Es una tragedia perder una vida, es una clara vulneración de los derechos humanos en pleno siglo XXI”, advierte. 

Los Comités de Crisis, le parecen una muy buena idea, pero reclama que ofrezcan soluciones y poder analizar las causas de esta violencia, no es una violencia solamente estructural, es una violencia basada en la desigualdad que viven las mujeres, mientras el maltratador campa a sus anchas“, finaliza.

 

 

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