Hay una frase que repiten víctimas y expertas con demasiada frecuencia mientras hablan de la situación de la violencia de género en España: “No asesinan a más mujeres porque los agresores no quieren“. Así de crudo. No es la opinión de una o dos, son muchas las que creen que los mecanismos de lucha y protección son insuficientes y que hay demasiadas vidas en peligro. Por supuesto que un sistema con deficiencias es mejor que ningún sistema, pero si falla, la autocrítica debe hacer acto de presencia. En primer lugar, para que la sociedad entienda la complejidad de la estructura contra la violencia, que sean conscientes de la necesidad de reforzarla e invertir en ella y lo más importante, las víctimas. Esas mujeres que en una situación perversa acudieron al sistema y este les falló.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, no desperdicia ocasión para ensalzar tanto el sistema contra la violencia de género en su conjunto como VioGén, el algoritmo de protección que predice futuros ataque a víctimas. Este mismo miércoles, sin que nadie le preguntase, decidió volver a elogiar las políticas estatales. “Quiero tener un reconocimiento al sistema, el sistema público, el sistema VioGén, el sistema de las pulseras telemáticas y Cometa. Hay mucha red de protección a las mujeres, pero necesitamos que ellas denuncien, necesitamos que los entornos denuncien, necesitamos conocer su situación para protegerlas mejor. Quiero hacer un llamamiento a todos esos entornos que son conscientes de situaciones de violencia. Es indudable que el sistema salva vidas, estamos hablando de 100.000 mujeres en el sistema VioGén, mujeres que están salvando sus vidas y están pudiendo mirar con perspectiva de futuro, pero necesitamos que el sistema conozca la situación“, dijo.
A Mainca y Nieves el sistema al que acudieron no las salvó
Se da la circunstancia de que el Estado conocía la situación de Mainca y Nieves, dos de las víctimas mortales de este mes de octubre. Ambas habían acudido a ese sistema, a esa red de protección y constaban en VioGén. Sin embargo, toda las políticas y estructuras no pudieron salvar sus vidas. Nieves tenía 56 años y había denunciado a su asesino en dos ocasiones. La primera en 2021. Entró en VioGén y consiguió una orden de alejamiento. Dos años más tarde, en 2023, volvió a pedir ayuda y volvió a denunciarlo. Esa vez no tuvo tanta suerte, a pesar de los antecedentes, el juzgado no consideró medida de protección alguna y la Policía no vio necesario realizar ningún seguimiento. Su caso se encontraba inactivo en el algoritmo. La víctima estaba sola, ni rastro de esa red de protección pública. Acudió al sistema en 2021 y en 2024 la asesinaron. Ocurrió el pasado 4 de octubre en Roquetas de Mar, Almería.
Mainca denunció apenas un mes antes de que su pareja la asesinara. Esta joven de 33 años también acudió al sistema, pero ni VioGén, ni la Policía, ni los jueces consideraron que su vida corriese un grave peligro. Se equivocaron. Sufrió una agresión el día 17 que la dejó varios días en coma y falleció hace hoy una semana en Segovia. Hace escasos días, a otra víctima con orden de alejamiento e inscrita en VioGén la atropelló su expareja en un ataque que bien le podía haber costado la vida en Aranda de Duero. Terminó en el hospital en estado grave, pero su vida no corre peligro.
Las víctimas, las asociaciones, los policías, las expertas y hasta Sumar, piden cambios en el sistema
Estos tres casos sucedieron en un intervalo de escasos días. Tres errores de ese sistema que alaba la ministra. Azucena (nombre ficticio) es víctima de violencia y ha pasado por los mismos protocolos que estas tres mujeres. Le irritan profundamente las palabras que repite una y otra vez Redondo. “Imagínate que eres un familiar y que mientras vives uno de tus momentos más duros porque han asesinado a tu hermana, madre, prima, amiga que había denunciado escuchas eso, que todo funciona fenomenal, que todo es perfecto, que todo es luz y color. Me parece una falta de respeto y de empatía“, denuncia. No solo Azucena, que conoce la estructura desde dentro, cree que suceden errores todos los meses por los que nadie se responsabiliza. Las víctimas, las asociaciones, los policías, las expertas y hasta su socio de gobierno, Sumar, piden cambios en el sistema y en VioGén.
“No le importamos a nadie”
La coalición que lidera Yolanda Díaz presentó una proposición no de ley en el Congreso en la que decía: “Los datos reflejan que algo en el sistema de protección de las mujeres víctimas de violencia machista está fallando: desde el propio hecho de poder poner una denuncia en condiciones seguras, procesos judiciales que finalizan en absoluciones teniéndose que enfrentar la víctima de nuevo a su agresor, órdenes de protección inexistentes o ineficaces, falta de formación del personal público implicado en la prevención y detección. Todas estas situaciones ponen de manifiesto una clara necesidad de mejorar y ampliar los mecanismos de intervención”.
Esther Gil de Reboleño, portavoz en la Comisión de Igualdad de Sumar, en declaraciones a Artículo14 aseguraba que “hemos visto como muchas de las mujeres asesinadas en los últimos años habían interpuesto denuncias y entrado dentro del sistema de vigilancia. Así que claramente falla. Queremos pedirle al Ministerio de Igualdad que ponga en marcha lo antes posible una mejora de VioGén, que dé más seguridad a las mujeres que son víctimas de violencia machista”.
Ni la iniciativa de Sumar ni las denuncias de expertas y asociaciones motivan a Azucena que está rota, desanimada y no confía en el sistema ni en los políticos. “Cómo le va a preocupar nuestra situación a la sociedad si la propia ministra asegura que todo es de color de rosa. No le importamos a nadie“, se lamenta.