La experta

Quién quiere ser víctima

El 36% de estas mujeres que han sufrido maltrato no se reconocen como víctimas de violencia de género

"hombres maltratados"
Capturas de las webs de estas asociaciones kiloycuarto

No sé si saben que la parte más difícil de la intervención con mujeres víctimas de violencia de género es, precisamente, conseguir que se reconozcan como víctimas.

De hecho, la mayor parte de la tarea de las profesionales que trabajan con estas mujeres, en un inicio, se concentra en trabajar con ellas tres cosas que parecen simples, pero que a nivel de intervención, resultan muy complejas:
1. Que la situación que están viviendo es una situación de control, dominación y violencia.
2. Que ellas no son las responsables de esta situación.
3. Que el único culpable es el agresor.

Ya tenemos información, estudios de caso suficientes y un marco teórico sólido y multidisciplinar, para entender e incluso conceptualizar por qué a las mujeres les cuesta reconocerse como “víctimas”.

En ámbitos como la prevención de la violencia de género y la intervención hablamos del “ciclo de la violencia” para explicar el proceso en el que se ven envueltas las víctimas y que les dificulta el que puedan reconocer las “red flags” (por utilizar un término contemporáneo y viral) en la relación de pareja.

El ciclo de la violencia, entre otras cosas, hace que las mujeres dediquen tiempo y energía a cambiar y adaptar sus comportamientos para intentar minimizar cualquier conflicto en la pareja. A medida que va avanzando la relación, los conflictos y la violencia va subiendo de intensidad y gravedad.

Los agresores, que no son víctimas sino victimarios, son conscientes de todo lo que están haciendo. No nos cansamos de desmontar una y otra vez que no están locos. Que no tienen ninguna enfermedad mental. Son machistas. Hombres que trasladan la desigualdad de género que sigue existiendo en todos los ámbitos de la vida al contexto íntimo de la pareja para ir, poco a poco, aislando a la pareja de su familia y amistades e ir atacando su autonomía y confianza en sí mismas.

Este es el inicio del ciclo de la violencia que es un concepto que nos ha servido a las profesionales que trabajamos en violencia de género para ayudar a que otras profesionales y las propias mujeres puedan reconocer una situación de violencia y, por tanto, identificarse como víctimas e identificar al agresor.

En 2021 el Instituto Andaluz de la Mujer publicó “No la dejes sola”, una Guia para Familiares y personas Allegadas de mujeres víctimas de violencia de género.

La Guía, elaborada por Paola Fernández Zurbarán Psicóloga sanitaria y psicoterapeuta especializada en intervención psicológica integral en violencias machistas, está dirigida a las personas que están en el entorno cercano a la víctima, para mostrarles cómo saber escucharlas, acompañarlas y ayudarlas.

Esta Guía incluye los datos de una encuesta en la que se muestran los motivos por los que mujeres que habían sufrido violencia de género no lo habían compartido con nadie ni habían pedido ayuda. El 36% de estas mujeres decía que “no me reconocía como víctima de violencia de género”.

En la violencia de género, es decir, en la violencia contra las mujeres, ser víctima es el diagnóstico. Una vez que pones sobre la mesa que una mujer es víctima de violencia por parte de su pareja o ex-pareja, una vez que se nombra la violencia, el ciclo de la violencia se rompe, como si fuera una especie de encantamiento y se inicia el proceso de recuperación.

Obviamente no es un proceso mágico. Todo lo contrario. Es doloroso.

Tampoco es un proceso lineal. Las profesionales sabemos que son procesos de muchas idas y muchas vueltas porque las mujeres necesitan apoyo a muchos niveles: emocional, psicológico, económico, legal, etc. Lo primero que tienen que hacer es recuperarse a ellas mismas. Recuperar quiénes son fuera de una relación de violencia y control. Volver a conectar con personas y situaciones que la hacen sentir bien.

Es ahí cuando se inicia la transición de víctima a superviviente.

No sé si la nueva Fundación de la Comunitat Valenciana para la defensa de los Hombres Maltratados – que recientemente se ha inscrito en el Registro de la Generalitat Valenciana, gobernada por el PP y Vox – se encuentra con el mismo problema que explicamos aquí: que tienen que trabajar con mucha paciencia, respeto y cuidado para que los hombres que reciben se reconozcan como víctimas y puedan empezar un proceso de recuperación.
O no.
O los hombres a los que atienden ya entran diciendo alto y claro: “soy una víctima”. Y entonces ya tienen casi todo el trabajo hecho.
O no.
Qué compleja la palabra “víctima”.
Qué incómoda es para unas, y, sin embargo, qué acogedora parece resultar para otros.