¿Qué pasa con VioGén? Una de cuatro asesinadas este año había pedido ayuda

El algoritmo acumula errores. Once de las cuarenta víctimas mortales en 2024 habían denunciado a sus agresores y estaban inscritas en el sistema

Una de cada cuatro víctimas mortales por violencia de género este año había pedido ayuda KiloyCuarto

Por mucho que la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska aseguren que el sistema VioGén “funciona”, “salva vidas” y es pionero, comete errores. De las 40 mujeres asesinadas este año por violencia de género, once habían pedido ayuda y denunciado a sus asesinos, una de cada cuatro. No sirvió de nada. No es sencillo adivinar las intenciones de los agresores, las circunstancias individuales y los desencadenantes que desembocan en un asesinato, pero no es menos cierto que el Estado tiene la obligación de proteger a las mujeres que acuden al sistema, porque son una minoría. Solo el 21,7 por ciento de las víctimas de violencia de género denuncia, según la macroencuesta de Igualdad. El resto, se mantienen ocultas y no se las puede proteger ni acompañar porque no se conoce su situación. Todas estaban inscritas en VioGén, pero no todos los casos estaban activos.

Estela

Tenía 36 años y pidió ayuda antes de ser asesinada. Acudió a las instituciones para denunciar a Humberto González Rodríguez, de 38 y su entonces pareja por violencia de género. El sistema, basándose en las respuestas de Estela, arrojó un resultado del nivel de riesgo que presentaba su situación: medio. Además, tenía vigente una orden de alejamiento.

Mari Nieves

Hace un mes, el 4 de octubre, el sistema volvía a fallar. La pareja de Mari Nieves Gamarra, de 56 años la asesinaba en Roquetas de Mar (Almería). La historia de violencia de este hombre venía de largo. En 2021 Mari Nieves puso en conocimiento de las autoridades su situación de malos tratos y consiguió una orden de alejamiento. Dos años más tarde, en 2023, volvió a pedir ayuda y volvió a denunciarlo. Sin embargo, en esta ocasión, y a pesar de los antecedentes, el juzgado no consideró necesario medida de protección alguna. La víctima estaba sola. Tanto es así que su caso se encontraba inactivo en el sistema VioGén, lo que significa que ningún agente realizaba medidas de seguimiento de su situación.

Mainca

Mainca denunció apenas un mes antes de que su pareja la asesinara. Esta joven de 33 años también acudió al sistema, pero ni VioGén, ni la Policía, ni los jueces consideraron que su vida corriese un grave peligro. Se equivocaron. Sufrió una agresión el día 17 de octubre que la dejó varios días en coma y falleció días después en Segovia. Días después, a otra víctima con orden de alejamiento e inscrita en VioGén la atropelló su expareja en un ataque que bien le podía haber costado la vida en Aranda de Duero. Terminó en el hospital en estado grave, pero su vida no corre peligro.

Lorena

Lorena, de 46 años tenía dos hijos cuando fue asesinada por su pareja con la que convivía en ese momento en Castellón el 20 de septiembre. El asesino confesó el crimen en una comisaría de Barcelona. Hasta el año 2023 Lorena figuraba en Viogén con medidas judiciales de protección que se encontraban inactivas. El asesino acumulaba tres sentencias por delitos de amenazas, malos tratos y quebrantamiento respecto a Lorena dictadas por un Juzgado de Violencia sobre la Mujer y un Juzgado de lo Penal entre agosto de 2021 y marzo de 2022.

Juliana

En julio, Juliana, de 31 años y vecina de Buñol también moría a manos de su pareja a la que había denunciad, pero como suele ocurrir en estos casos, se había echado atrás. De hecho, habían vuelto a compartir el chalé donde vivían en la urbanización Ventamina. Allí mismo la mató a golpes y con un objeto punzante. No era su primera víctima. Su anterior pareja, también le había denunciado el año pasado y ella sí tenía una orden de alejamiento en vigor. Fue a esta última mujer a la que llamó para contarle que había matado a Juliana.

Gertruida

Gertruida, de 76 años, fue asesinada por su pareja, de 86 años, el 13 de julio en Salou (Tarragona). El hombre, detenido, tenía antecedentes por violencia machista. Unas semanas antes la víctima había denunciado a su agresor, pero retiró la denuncia, algo bastante común en este tipo de situaciones.

Amal, Adam e Hiba

Amal había denunciado a su marido. Había hecho todo lo que el sistema le pide a las mujeres que sufren maltrato que hagan. No debió ser fácil, pero aun así tomó la decisión de contarlo y ponerse en manos de las instituciones. Era una víctima especialmente vulnerable, le atravesaban varios indicadores de riesgo. Amal era extranjerano hablaba bien el idioma ni poseía un gran conocimiento de cómo funcionan nuestras leyes ni nuestros servicios públicos; vivía en un pueblo de menos de 7.000 habitantes y tenía dos hijos a su cargo. Todos esos factores influyen de cara enfrentarse a la violencia. Además, su a la postre asesino, se saltó multitud de veces las órdenes de alejamiento. No con una llamada o un encuentro por la calle, si no que se colaba en la vivienda donde vivía con los pequeños. Más de una vez. No solo eso, su ex pareja había verbalizado que la iba a matar, había hecho públicas esas amenazas a terceros. Con todo esto, ni los agentes encargados de su caso, ni el sistema VioGén, el algoritmo que fija los criterios de riesgo,  consideraron que su vida corriese peligro. Se equivocaron. El pasado 28 de junio su marido la asesinó a ella y a sus dos hijos Adam de 8 años e Hiba de 3, y se fue a beber cervezas a un bar.

Thais

La expareja de Thais, de 34 años, la asesinó y descuartizó el pasado 1 de abril en Amposta (Tarragona). Él tenía antecedentes por violencia de género, y la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género aseguró que existían denuncias previas de la víctima contra su asesino.

Rocío

La pareja de Rocío, de 44 años y madre de dos niñas, la asesinó el 5 de febrero en su casa de l’Alfàs del Pi (Alicante). La víspera del crimen, ella se personó en el cuartel de la Guardia Civil acompañada de vecinos y policías locales para denunciar malos tratos, pero finalmente se echó atrás. Aun así, se activó el Protocolo Cero (el mismo procedimiento que se hubiese seguido si hubiera denunciado). El asesino estaba inscrito en VioGén por haber agredido a otra mujer en el pasado y Rocío también figuraba como víctima al haber sido maltratada por una pareja anterior.

Al menos 247 mujeres han sido asesinadas desde 2007 tras el análisis de VioGén

Hace unos meses, el periódico estadounidense The New York Times (NYT)  publicó un reportaje en el que criticaba los fallos de este software de protección y aseguraba que al menos 247 mujeres han sido asesinadas desde 2007 tras el análisis de VioGén, según cifras gubernamentales. El diario apuntaba que la la cifra representaba una fracción minúscula de los casos totales de violencia de género, pero ilustraba e indicaba los fallos del algoritmo. El NYT insistía que en una revisión oficial de 98 de esos feminicidios, 55 de las mujeres asesinadas habían recibido de VioGén la clasificación de riesgo no apreciado o bajo.

“Tiene que haber personal suficiente”

Ana Bella, de la Fundación que lleva su nombre piensa que el sistema VioGén podría ser más preciso con más medios. Cree que la coordinación entre las distintas agencias dedicadas a la atención de las víctimas lo mejoraría porque fallos humanos va a haber siempre. “VioGén es un algoritmo, pero después deciden las personas y los datos los meten los policías en el sistema y para que la información esté actualizada tiene que haber personal suficiente para hacer un seguimiento minucioso al maltratador y a la mujer”, apunta.

La experta y exasesora del Ministerio de Igualdad, María Naredo, cree que “sería bueno que se revisasen los indicadores de riesgo y que lo hiciese un equipo interdisciplinar. Para entender bien las necesidades de las víctimas su evaluación debe salir del ámbito policial y que asesores expertos mejoren la herramienta.  Además, cero autocomplacencia, debemos seguir mejorando. El Ministerio de Interior debe hacer autocrítica”, explica.

Tiene margen de mejora

La exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell explicaba en una entrevista con Artículo14 que el software es mejorable:  “Nunca se ha hecho público cuál es exactamente el algoritmo que determina el riesgo en el sistema VioGén. Nosotras, desde la la delegación, desde el Ministerio de Igualdad, sí que decíamos que ese algoritmo no está claro que tenga perspectiva de género en el sentido de que existen cuestiones que incrementan el peligro, como el embarazo y tener hijos que creemos que no figuraban como factores de riesgo”, advierte.

Rosell cree que VioGén tiene margen de mejora y que además de cuestiones objetivas se deberían introducir entrevistas con todos los implicados en esa situación de violencia desde los protagonistas: víctima, agresor, hijos, hasta el entorno en su conjunto. “Si solo miras un trozo del paisaje, no te da la foto completa y se trata precisamente de valorar el riesgo. Al fin y al cabo, es un algoritmo de predicción, cuántos más datos le introduzcas, mejor. Hay todavía mucho que trabajar sobre todo en el riesgo de la infancia“, insiste, y recuerda que le consta que la judicatura sigue siendo muy reacia a suprimir completamente las visitas y la patria potestad de los agresores aunque lo establezca la ley.

Sumar pidió cambios en el algoritmo

Las expertas y las asociaciones de víctimas llevan años exigiendo que se mejore el algoritmo y la coordinación entre instituciones para evitar que ocurran este tipo de casos. Hace unos meses, era el propio socio del Gobierno de coaliciónSumar, quien demandaba cambios en el sistema VioGén. Lo hacía a través de una proposición no de ley donde cuestionaba no solo el algoritmo si no el sistema en su conjunto. Así el texto que presentaron en el Congreso aseguraba que “los datos reflejan que algo en el sistema de protección de las mujeres víctimas de violencia machista está fallando: desde el propio hecho de poder poner una denuncia en condiciones segurasprocesos judiciales que finalizan en absoluciones teniéndose que enfrentar la víctima de nuevo a su agresor, órdenes de protección inexistentes o ineficaces, falta de formación del personal público implicado en la prevención y detección. Todas estas situaciones ponen de manifiesto una clara necesidad de mejorar y ampliar los mecanismos de intervención”.

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