“Comprender las cifras para defender mejor a las mujeres y a las niñas”, se puede leer en la página web de #NousToutes, una de las principales asociaciones feministas de Francia que lucha contra la violencia de género en el país. Tras la frase, una lista interminable de datos que estremecen: sólo en lo que va de 2024, 41 mujeres han sido asesinadas. En 2023, un total de 134, ¿Cómo Francia puede tener semejantes números?
No son cifras extrañas para las que vivimos en el país, si contamos que; Una de cada dos mujeres en Francia ha sufrido alguna vez violencia sexual, o que cada dos minutos y medio, una mujer sufre una violación, o tentativa, en el país. Tampoco hay que echar mucha mano a las cifras, una antes de ser periodista es mujer. Basta con utilizar el transporte público cada mañana o dirigirse a la sección de sucesos y leer noticias, como la de abril de 2023.
Fue uno de los casos más macabros de los últimos años, cuando la cabeza de una mujer apareció en el famoso parque parisino, Buttes-Chaumont. Días después, el marido de ésta, quien había denunciado su desaparición, fue detenido y confesó el crimen ante las autoridades.
La violencia contra las mujeres es la gran asignatura pendiente en la mayoría de países europeos y aunque pueda parecer insólito, España es un referente europeo en la lucha feminista. Ante el aumento de las violencias contra las mujeres y la falta de protocolos efectivos, el 26 de julio de 2021, la ministra de igualdad francesa, Elisabeth Moreno, viajaba a Madrid para reunirse con su homóloga, Irene Montero, e “inspirarse en las medidas pioneras en la lucha contra la violencia machista”.
A pesar de sus esfuerzos, Francia en lo único que avanza es en las cifras que juegan en contra de las mujeres, pero no en medidas más allá de las ya existentes, como la ley de 2010, que aborda específicamente este problema. Dicha ley proporciona protección legal y apoyo a las víctimas, e incluye disposiciones para la prevención de la violencia, la asistencia a las víctimas y la persecución de los agresores. Otra de las medidas clave de ese año fue la creación de centros de acogida y refugios para mujeres maltratadas, donde también pueden recibir asesoramiento jurídico y ayuda para reconstruir sus vidas. Hoy en día, dichos albergues están en su mayoría saturados.
En 2018, Francia fortaleció las condenas para los delitos sexuales, incluida la violación, introduciendo cambios legislativos que aumentaron las penas mínimas obligatorias para los violadores. Lo que refleja un compromiso renovado, aunque insuficiente, y así lo reflejan las cifras. El 53% de las mujeres ha sido víctima de acoso o agresión sexual alguna vez en la calle. Solo en el último año, la violencia sexual ha crecido un 13% en París.
Otro de los obstáculos es el subregistro de casos, ya que muchas víctimas no denuncian los abusos y la violencia por miedo, vergüenza o carencia de recursos, como es el caso de las mujeres con discapacidad. Mujeres vulnerables que ocupan un alto porcentaje en las estadísticas: el 80% de las que sufren discapacidad son víctimas de violencia, especialmente, sexual.
La asociación #NousToutes denuncia la ausencia de organismos públicos que trabajen en un seguimiento serio, continuado y a gran escala de este problema, para posteriormente combatirlo. Los feminicidios en Francia han llevado a un debate público sobre la efectividad de las leyes en la protección de las mujeres contra la violencia de género. Si bien el gobierno ha implementado medidas legislativas, como las comentadas anteriormente, muchos defensores de los derechos de las mujeres argumentan que se necesita una acción más enérgica y coordinada para abordar las causas subyacentes de la violencia de género.
La educación y la sensibilización
Dentro de esta lucha se encuentra la prevención y la educación. Francia ha implementado programas educativos destinados a promover la igualdad de género y combatir los estereotipos nocivos desde una edad temprana. Aunque, los ejemplos de machismo dentro de las propias instituciones desmontan la voluntad de todos esos programas.
Casos recientes, como el del político ecologista, Julien Bayou, denunciado por su ex pareja por maltrato psicológico, o el caso del diputado, Adrien Quatennens, quien reconoció, tras ser denunciado por su mujer, haberle propinado una bofetada “en un momento de tensión”, sirven de ejemplo para las generaciones futuras. A pesar de la condena, Quatennens sigue ejerciendo en la Asamblea Nacional.
En las calles, en casa, en la política o en la alfombra roja, y por qué no mencionar al famoso cineasta, Gerard Depardieu, quien acumula varias denuncias por violación. Agresores conocidos de entre otros cientos desconocidos, o eso vuelven a destacar las cifras: 213.000 mujeres son víctimas de violencia machista cada año en Francia.