Tribuna

Que las denuncias sean escuchadas sin prejuicios

La secretaria de Igualdad y miembro del Observatorio de la Mujer del PP de Cataluña reflexiona sobre cómo las actuaciones judiciales siguen siendo muy laxas en cuanto a suspensión de visitas y retiradas de custodias

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La violencia suele ir acompañada de crueldad, pero cuando esta violencia tiene como objetivo hacer daño a una madre a través de infligir dolor o muerte a sus hijos, resulta ser la violencia más cruel y despiadada que se puede ejercer sobre una mujer.

Desde 2013 han sido asesinados 57 menores a consecuencia de la violencia vicaria. En algo más de tres meses, ya son siete los menores fallecidos, cinco de ellos en Cataluña.

Debemos de tener muy en cuenta que la violencia vicaria puede darse en diferentes situaciones, y así, ésta incluye la instrumentalización de los hijos para crearles una imagen distorsionada de la madre y ponerlos en su contra, siendo los menores utilizados como arma contra su progenitora.

Los hijos que residen en un hogar con violencia de género y sufren los insultos y los maltratos también han de considerarse víctimas de violencia vicaria por las tremendas consecuencias directas e indirectas que esta situación tiene y tendrá en un futuro para ellos. El objetivo de este tipo de violencia es crear un daño irreparable a una mujer, a una madre.

No debemos de confundir la violencia vicaria con el parricidio. Insisto, este tipo de violencia tiene como único objetivo conseguir un dolor extremo en una madre.

Ante esta grave situación tenemos que preguntarnos si un maltratador puede ser o no un buen padre. ¿Un maltratador debe de seguir manteniendo el régimen de visitas a sus hijos menores sin supervisión?

Conscientes de la gravedad del tema, hemos de mostrarnos firmes con lo establecido en la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la violencia para que los jueces suspendan las visitas y/o retire la custodia a los padres que ejercen o han ejercido violencia de género en el ámbito familiar.

En la actualidad, desgraciadamente, las actuaciones judiciales siguen siendo muy laxas en cuanto a suspensión de visitas y retiradas de custodias. Las autoridades judiciales de nuestro país deberían de prestar más atención a aquellos indicios que muestran la existencia de hijos menores que conviven con situaciones de violencia y actuar en consecuencia.

Nos queda un largo camino por recorrer en cuanto a la violencia vicaria. El Estado debe reforzar las medidas que protejan a las mujeres y a sus hijos, como víctimas directas o indirectas de este tipo de violencia.

Y lo más importante: que las denuncias de las mujeres sean escuchadas sin prejuicios.

Eva Higueras. Secretaria de Igualdad del PP Cataluña y miembro del Observatorio de la Mujer del PP Cataluña.