La justicia italiana acaba de conceder la custodia del hijo menor de Juana Rivas, Gabriel, de 12 años, a su padre, Francesco Arcuri, con el que vivía en la isla de Carloforte, en Cerdeña desde que así lo decidiese un juez en 2017. Pero este proceso civil lleva abierto desde hace años y ha vivido algunos giros importantes. De hecho, durante estas vacaciones de Navidad en España la justicia ibérica había determinado que era conveniente que permaneciera junto a su madre como medida de protección y no volviese a Italia. Decisión que hacía prever que el juicio civil sobre la custodia, aún abierto en Italia, podía ser definitivo para que la madre granadina volviera a tener a sus dos hijos juntos, su principal objetivo como siempre ha defendido.
Precisamente la complejidad de este caso marca el contexto. El hijo mayor de Francesco Arcuri y Juana Rivas, ahora mayor de edad, decidió hace dos años, porque ya podía hacerlo legalmente, trasladarse definitivamente a España con su madre. En Italia el caso sobre la custodia de Gabriel, el menor, seguía abierto, tras la petición del Tribunal Supremo en abril del año pasado de revisar todo el proceso desde el principio. Durante todos estos meses la denuncia por malos tratos al menor había progresado y la fiscalía italiana, de lo penal en este caso, había imputado al padre.
Pero la lectura de la sentencia que acaba de emitir la Corte de Apelación de Cagliari está lejos de las recientes decisiones de la justicia española y de lo que juzga el caso penal abierto contra Arcuri. No solo establece que el padre es la persona más pertinente para criar al menor, sino que juzga con dureza el comportamiento de Juana Rivas durante todos los años que ha durando este caso, su influencia en los dos hijos, especialmente en el menor y el impacto que el evidente eco mediático en España del caso ha tenido en el sufrimiento del menor.
Una de las motivaciones que la Corte pone en el centro es precisamente esa enorme repercusión mediática del caso en España. Un aspecto que ya fuentes cercanas a la defensa de Juana Rivas en Italia habían resaltado a Artículo 14 durante el proceso para justificar la importancia de la cautela a la hora de hablar de este caso, visto que los jueces transalpinos veían de forma muy negativa este impacto en los medios de comunicación. De hecho la sentencia dice directamente que el padre había sotolineado durante el proceso que Juana Rivas ponía en marcha “su labor de denigración y de destrucción de la credibilidad de Arcuri a través de la divulgación de acusaciones ilegítimas”. Aspecto que preocupaba al padre italiano porque, estando los hijos en España, podrían encender la televisión y encontrar como protagonista de estas historias a su padre y porque buscando su nombre en Google eran más de 700 los resultados sobre el italiano.
La sentencia da enorme importancia a este aspecto y además es especialmente severa con la figura de Juana Rivas a la que acusa en diversos pasajes de manipular a sus hijos, mientras justifica algunos comportamientos reprobables del padre porque son objeto de hartazgo y desacredita las denuncias de maltrato de estos años. Por ejemplo, sobre las famosas llamadas insistentes del padre estas Navidades mientras el menor estaba en España con su madre, la sentencia dice que eran solo para ponerse en contacto con su hijo y da por buena esta versión. Un pasaje que llama la atención si pensamos en la lectura que la justicia española ha hecho sobre ese mismo episodio, que ha requerido las ya conocidas medidas cautelares. Parecen dos casos completamente diversos si los vemos desde España o si los seguimos desde Italia, sea por el eco mediático que por la interpretación que ha hecho la justicia.
Es por eso que la defensa de Juana Rivas ha ya adelantado que recurrirá esta polémica decisión, que ha recibido con una sorpresa mayúscula, especialmente por la reconstrucción que esta Corte realiza de todo lo ocurrido durante estos años. Por el momento se insta a que el menor vuelva lo antes posible con su padre y se ofrece la posibilidad de que Juana Rivas visite al menor, solo en Italia, para no desestabilizar más a Gabriel.