En la era digital, los creadores de contenido han emergido como figuras influyentes, capaces de modelar las percepciones y comportamientos de millones de personas, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Sin embargo, esta influencia también puede perpetuar estereotipos y normas de género problemáticas. Por ello, cabe preguntarse el rol que juegan estos creadores de contenido a la hora de modelar la percepción de género.
El poder de la influencia digital
El auge de plataformas como YouTube, TikTok o Instagram ha permitido que todo tipo de personas alcancen una audiencia masiva y heterogénea. Esta democratización del contenido ha hecho posible que cualquier individuo con carisma, creatividad y acceso a Internet se convierta en una figura pública con capacidad de influencia. Y con un gran relevancia, por qué no admitirlo. Pero ¿qué sucede cuando los mensajes que se transmiten refuerzan estereotipos de género o reproducen dinámicas de poder tradicionales?
Como ya revelamos en Artículo 14, un estudio reciente realizado por la Universidad de Málaga y la Universidad de Cádiz reveló que algunos de los creadores de contenido más populares en España perpetúan un tipo de masculinidad tóxica que tiene profundas implicaciones en la percepción de género de sus seguidores. Este fenómeno no solo refleja las tensiones existentes en la sociedad en torno a las cuestiones de género, sino que también amplifica y normaliza comportamientos y actitudes que refuerzan desigualdades de género.
Masculinidad tóxica y percepción de género
La investigación mencionada se centró en analizar las conductas y los discursos de algunos de los youtubers más influyentes de España. Los resultados son preocupantes: muchos de estos creadores de contenido reproducen y perpetúan una versión hegemónica de la masculinidad que se caracteriza por ser individualista, agresiva, y despectiva hacia mujeres y otros grupos minoritarios.
Andrew Tate, el “rey” de la masculinidad tóxica | Redes sociales
Este tipo de masculinidad, que se basa en la afirmación constante de la heterosexualidad y la superioridad masculina, se presente ante audiencias jóvenes como un modelo de éxito y poder. Las mujeres, en este marco, son relegadas a roles secundarios o de espectadoras pasivas. Mientras tanto, cualquier muestra de afecto o vulnerabilidad se percibe como una debilidad que debe evitarse a toda costa.
Aunque a menudo estos mensajes están disfrazados de humor o entretenimiento, lo cierto es que tienen un impacto real en cómo los jóvenes perciben y entienden las relaciones de género. Según el estudio, la influencia de estos youtubers va más allá de lo que sus seguidores podrían reconocer conscientemente. A fin de cuentas, estas figuras no suelen ser percibidas como abiertamente machistas o misóginas.
La percepción de género en la audiencia de Internet
El problema radica en que muchos jóvenes ven en estos creadores de contenido modelos a seguir. Y, por ende, adoptan sus comportamientos y actitudes sin cuestionarlos. Un informe reciente indicó que más del 50% de los jóvenes españoles entre 16 y 24 años cree que el feminismo ha ido demasiado lejos y que ahora discrimina a los hombres. Esta percepción es en parte alimentada por los discursos que se difunden en estos canales, donde se presenta a las mujeres como competidoras o amenazas. Y a los hombres como víctimas de un sistema que supuestamente les ha arrebatado su poder tradicional.
Además, el estudio resalta que esta percepción de género no solo es compartida por los creadores de contenido, sino que es reforzada por sus audiencias en una especie de cámara de eco digital. En estos espacios, los discursos que promueven una visión retrógrada de las relaciones de género se celebran y amplifican.
El papel de las plataformas y la autorregulación
Plataformas digitales como YouTube y TikTok han sido criticadas por su falta de acción en la moderación de contenidos que perpetúan estereotipos de género y promueven la violencia simbólica. A pesar de los esfuerzos por parte de estas plataformas para implementar políticas de contenido más estrictas, el problema persiste debido a la dificultad de monitorear y regular el vasto volumen de contenido que se sube diariamente.
La influencia de los creadores de contenido en la percepción de género | Kilo y Cuarto
Por otro lado, algunos creadores de contenido han comenzado a reflexionar sobre el impacto de sus mensajes y han tomado medidas para cambiar su enfoque. Sin embargo, estos casos aún son la excepción y no la norma. La autorregulación en este ámbito es un proceso complejo. Al final, implica una conciencia individual sobre el poder de las palabras y las acciones, y también un compromiso con la creación de un espacio digital más inclusivo y respetuoso.
¿Es necesaria una nueva “ética del contenido”?
Para abordar este problema, es crucial que tanto los creadores de contenido como las plataformas asuman una mayor responsabilidad en la promoción de mensajes que no solo entretengan, sino que también eduquen y fomenten valores de respeto e igualdad. Esto no significa que el contenido deba volverse únicamente moralizante o perder su esencia lúdica. Tan solo debe incorporar una conciencia crítica sobre el impacto que tiene en la percepción de género de sus audiencias.
Además, es necesario fomentar una alfabetización digital más profunda entre los jóvenes. Una alfabetización digital que les permita analizar y cuestionar los mensajes que consumen online. Programas educativos que aborden la representación de género en los medios y el impacto de las redes sociales pueden ser una herramienta poderosa para contrarrestar los efectos negativos de estos contenidos.