Aunque el porno es una violencia sexual que nos lleva acompañando varias décadas, con el auge de las nuevas tecnologías emergen nuevas formas de ejercer violencia contra las mujeres.
Llevamos tiempo escuchando la necesidad de educar en igualdad como forma de prevenir la violencia machista y en este sentido, la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres (CIMTM), imparte talleres coeducativos en centros de primaria y secundaria para la sensibilización y prevención de violencias machista. Los talleres son una ventana para observar el desarrollo de nuevas violencias y las percepciones que tienen de las mismas los y las adolescentes.
Desde Comisión para la investigación de Malos Tratos a Mujeres, además de la constatación del consumo de pornografía a edades cada vez más tempranas, alertamos del crecimiento exponencial de una nueva moda entre los jóvenes: Deepfakes sexuales. Se trata de una nueva forma de violencia machista, que básicamente consiste en fabricar imágenes falsas de desnudos con la ayuda de la inteligencia artificial (IA). A estas herramientas se puede acceder a través de aplicaciones, páginas web o incluso bots de Telegram, y en cuestión de instantes, se obtienen fotografías o vídeos de alguien desnudo (nude o pack). Es decir, tan simple como entrar en una página web, introducir una fotografía y en unos instantes, los usuarios obtendrán esa misma fotografía, pero en este caso totalmente desnuda.
En los últimos meses, hemos sido testigos de la proliferación mediática de casos de Deepfakes sexuales, que han destacado por su impacto en la sociedad. Un ejemplo, es el caso de Rosalía, quien había compartido una fotografía suya en bikini y cuya imagen fue manipulada por IA posteriormente para mostrarla desnuda. Estas prácticas se ven facilitadas por las páginas web que promueven los Deepfakes, instando a los usuarios a utilizar imágenes con poca ropa para obtener resultados más rápidos.
La difusión de estos casos ha generado una alerta generalizada, especialmente ante la creciente incidencia de casos entre adolescentes. Tal y como observamos en las aulas, muchas veces, estas acciones violentas hacia compañeras de clase son llevadas a cabo sin conciencia por parte de los varones más jóvenes, quienes no reconocen la gravedad de sus actos y, por supuesto no identifican como una forma de violencia machista, sino más bien como “una broma sin importancia entre compañeros”.
Nos preocupa especialmente, la respuesta por parte del alumnado durante los esfuerzos de sensibilización y prevención en talleres, ya que la reacción habitual suele ser la trivialización y banalización de la violencia, manifestada a través de risas y complicidad entre compañeros. Pero las deepfake sexuales no son solo imágenes, en muchos casos son contenido audiovisual de varios segundos e incluso minutos de duración. En este sentido, también ha surgido una gran ola de vídeos pornográficos deepfakes, muchas veces de mujeres y hombres famosos, como actrices o cantantes. En Septiembre de 2019 había 15.000 vídeos deepfake circulando por internet, el doble de los que había en enero de ese mismo año. El 96% eran videos de contenido pornográfico (Lisa Institute).
Machismo 2.0: Deepfakes sexuales o Tributos a través de OnlyFans o Telegram
Las nuevas tecnologías han demostrado que el machismo encuentra fácilmente formas de reinventarse. Además de los Deepfakes sexuales, encontramos en otras plataformas como only fans, grietas por las que se cuela la violencia machista. Only Fans nació como un medio para que artistas generasen una comunidad de seguidores que aportasen dinero por su arte. Poco después su intención principal se desvirtuó al ser adquirida por otro dueño, tanto que actualmente, gran parte del contenido en Only Fans, gira en torno al porno.
Cualquier persona puede tener acceso a la plataforma y crease un perfil para subir este tipo de contenido. Si analizamos estas plataformas desde una perspectiva de género, tal y como revela el reciente informe impulsado por la Federación de Mujeres Jóvenes, España es el quinto país con más creadoras de contenido en Onlyfans. El 97% son mujeres, frente al 3% de hombres, mientras que el usuario mayoritario es un varón de entre 25 y 44 años. Only fans ha generado, por tanto, una nueva forma de explotar el cuerpo de las mujeres disfraza de una falsa libertad de elección y encubriendo una nueva forma de prostitución.
Con estas nuevas tecnologías los y las jóvenes ya no son unos simples receptores pasivos del contenido pornográfico, tienen un papel activo en la producción del contenido, ya sea a través de los logaritmos de creación de imágenes como de plataformas como Onlyfans.
Cabe señalar por último una moda alarmante entre jóvenes a través de Telegram, se trata de los llamados “tributos”. Consiste en mandar fotos de chicas, extraídas sin permiso de sus redes sociales (pueden ser de chicas conocidas, compañeras de clase, etc.) y el tributo consiste en eyacular encima de la foto. Lo explicaban las activistas feministas, Towandas Rebels, en una entrevista con Sindy Takanashi. Está práctica, lejos de ser un tributo es una humillación hacia las mujeres, íntimamente relacionada con el consumo de pornografía.
¿Y qué podemos hacer para prevenir la violencia sexual?
En cuanto a cómo prevenir y erradicar estas actitudes, quienes estamos en contacto con jóvenes no dejamos de reflexionar estrategias para afrontar los nuevos desafíos que encontramos en nuestro trabajo diario en las aulas. En este sentido, desde la Comisión hemos trabajado en el diseño de talleres coeducativos dirigidos a alumnado de primaria, pues la educación en igualdad debe realizarse desde edades lo más tempranas posibles.
En cuanto a los efectos de la pornografía consideramos necesario conjugar legislación, educación y sensibilización. En este sentido, valoramos positivamente la iniciativa del ejecutivo para proteger a los menores de los efectos de la pornografía a través de un sistema de verificación de la edad, ya que la edad de acceso al porno (8 años en adelante, como señalamos anteriormente) evidencia que no se está cumpliendo la verificación de la edad de los usuarios al porno y las consecuencias son de sobre conocidas: distorsión en la percepción de la sexualidad, problemas emocionales, problemas psicológicos, desarrollo de comportamientos inadecuados, normalización de la violencia contra las mujeres y un grave riesgo de adicción a la pornografía.
Todavía está por ver el impacto de las medidas, pero si algo debemos tener claro es que la conducta sexual es una conducta aprendida y, por lo tanto, reeducable y modificable, por lo que sólo desde políticas sociales de intervención se pueden conseguir relaciones sexo afectivas saludables. Educar en igualdad puede salvar vidas.
Marián Gómez, responsable de comunicación de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, en colaboración con el Equipo de formadores de la CIMTM