Decía que no quería ir al colegio, estaba distinta, rara. Además, tenía molestias en la zona genital, por eso su madre la llevó a un centro hospitalario. La exploraron y volvieron a casa. Con el paso de los días, la niña, que según algunas informaciones podría rondar los ocho años, comenzó poco a poco a verbalizar. Hablaba de un acoso, de unos compañeros, de un día… Hasta que contó lo que le había pasado. Al menos tres niños, de no más de 12 años, la agredieron sexualmente en grupo en las propias instalaciones del centro educativo.
Con esta información, la madre volvió al hospital y contó lo que su hija le había narrado. Esta vez, y a pesar de que habían pasado unas semanas, sí se activó el protocolo en casos de violencia sexual y pusieron la situación en conocimiento del juzgado de guardia. Más tarde, su madre formalizó una denuncia ante la Policía Nacional. Todo esto ha ocurrido en Granada capital y ahora se investiga si los agresores, que por su edad son inimputables, podrían haber llevado a cabo más ataques en el mismo colegio, según adelantó ayer el diario Ideal.
Nadie detectó la agresión
El subdelegado del Gobierno en Granada, José Antonio Montilla, a preguntas de los periodistas este miércoles ha indicado, que tras la denuncia de la madre “hace un par de meses” se hicieron las “oportunas indagaciones” y se identificó “a varios presuntos autores”, en total, tres. Hasta ahí llegó la actuación policial y, después, se dio traslado a la Fiscalía de Menores.
Llama la atención que ni el centro educativo, del que se desconoce si posee protocolos ante las violencias machistas, ni sus compañeros, ni los propios médicos que la atendieron en un primer momento, detectasen la agresión, a pesar del evidente cambio de actitud de la víctima.
Cómo detectar si un menor de edad está sufriendo violencia
Las agresiones sexuales detectadas a través del teléfono y el chat de la Línea de Ayuda de la Fundación de Ayuda al Niño y al Adolescente en Riesgo (ANAR) han aumentado un 55,1 por ciento en los cinco últimos años. Además, por cada caso registrado en 2008, se registraron hasta 4,5 durante el año 2023. Desde ANAR han atendido a 4.522 menores de edad víctimas de violencia sexual en el periodo comprendido entre enero de 2019 y junio de 2023.
El modo de detectar que un niño o un adolescente está sufriendo este tipo de abusos y violencia sexual es a través de los cambios bruscos de conducta en un 23,5 por ciento de los menores, o bien porque sufren problemas psicológicos como la ansiedad, el miedo, la vergüenza o la culpa, hasta un 20,8% de los menores, además de conductas suicidas (9,1%). Un dato preocupante es que siete de cada diez, un 70,3 por ciento, no reciben tratamiento psicológico.
Sumisión química y agresiones sexuales en grupo
Otras conclusiones destacadas del análisis de los datos recopilados durante estos cinco últimos años por la Fundación ANAR tienen que ver con la sumisión química sufrida por un 1 por ciento de las víctimas y, sobre todo, el crecimiento de las agresiones sexuales en grupo (o en manada) que ya representan un 10,9 por ciento del total.
La Fiscalía Superior de Andalucía alertó el pasado septiembre, en su última memoria, del aumento de delitos contra la libertad e indemnidad sexual cometidos por menores en el último año. En el informe se le atribuye este incremento al “consumo excesivo” de las redes sociales y de las páginas pornográficas por parte de los jóvenes. La fiscal superior andaluza, Ana Tárrago, expresó su “especial preocupación” por la situación de los menores, tanto en su papel de víctimas como de agresores, debido al acceso temprano a las nuevas tecnologías.