El número de mujeres asesinadas por violencia machista en España este año asciende a 21 y a 1.265 desde 2003. El número de criaturas asesinadas por violencia machista en España asciende a 9 en 2024 y a 62 desde 2013.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo García, y la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Carmen Martínez Perza, expresaron, de nuevo, su más absoluta condena y rechazo ante estos asesinatos machistas y trasladaron todo su apoyo a familiares y amistades de las víctimas: Natia, Lorica y su hijo. Soledad, una mujer de 62 años que ha muerto después de dos meses en coma, tras ser apaleada por su pareja. Amal, Hiba y Adam. Petra. Laura y su madre. Con expresar sus condolencias y manifestar rechazo y condena ante los medios (que eso viste mucho, oiga, dónde va a parar) pues ya está todo hecho. A otra cosa, como es irse a la “mani” del Orgullo, que es más diver, faltaría más.
Pero en una semana como la que, desgraciadamente, hemos sufrido, con tantos asesinatos de mujeres y criaturas, nosotras como asociación de mujeres víctimas de violencias machistas, creemos que nuestra ministra de Igualdad hubiera debido excusar su asistencia a la manifestación del orgullo, en señal de respeto, luto y dolor por esas mujeres y esas criaturas. Porque a las que hemos vivido algo así, sí nos ha dolido hasta lo más hondo, igual que nos duelen todas las muertes, todos los maltratos, todas las violencias. Y desde luego, no estábamos para fiestas ni para celebraciones. No estábamos para nada que no fuera salir a reivindicar y a gritar con toda la fuerza de nuestras gargantas que ya basta. Que estamos hartas. Que nos están asesinando, masacrando, exterminando y nadie, NADIE, hace nada para parar este genocidio.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo junto a la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento madrileño, Reyes Maroto durante la manifestación del Orgullo.
Sí a gritar, porque lo que es minutos de silencio, nosotras pocos. Bastante obligan a guardar silencio a las asesinadas como para que las supervivientes, las que quedamos, las que hemos podido librarnos de morir después de que nuestro maltratador intentase tirarnos de un cuarto piso, de que intentase acuchillarnos, estrangularnos, ahogarnos y tantas cosas más, nos callemos también. Nosotras no nos callamos, por supuesto, NO. Bastante nos mantuvieron calladas, así que nunca más.
Pero, si la ministra no quería dejar de acudir a la manifestación del Orgullo, ni expresar su absoluta repulsa en la misma ante la Prensa por los asesinatos, ni poner crespones negros o las banderas a media asta en SU ministerio, (ministerio que se supone que es también el de TODAS las mujeres y criaturas víctimas de violencias machistas), a lo mejor tiene que plantearse si está en el puesto en el que debe estar, si nos está representando a las víctimas o si realmente cree en el puesto que ocupa y la responsabilidad tan grande que conlleva estar sentada en ese sillón.
Porque el mensaje que manda a la sociedad, a las mujeres y criaturas que hemos sufrido violencias machistas, y sobre todo a las que las están sufriendo ahora y necesitan algo que les ayude, a que en su cabeza se produzca ese “click” tan necesario para dar el tan difícil paso de salir del infierno, es claro y conciso: nos dais igual, a mí y a mi ministerio.
Porque mientras os matan, yo me voy de fiesta. Mientras el terrorismo machista os aniquila, yo me voy a la manifestación del Orgullo, en vez de a las manifestaciones contra el machismo que os asesina. Ese es el mensaje que nosotras, como asociación de víctimas supervivientes de maltratadores, y todas las víctimas de violencias machistas, hemos recibido alto y claro. Y sí, señora ministra, lo hemos recibido. No le quepa la más mínima de las dudas. Nos queda meridianamente claro que usted tiene sus prioridades y sus preferencias, y que las víctimas de maltratadores, violadores y asesinos machistas, NO lo somos.
Porque señora ministra, si no le importan más las muertes de mujeres y criaturas que una manifestación (la cual las víctimas respetamos, por supuesto, pero cada momento tiene sus circunstancias) a lo mejor usted tiene que plantearse precisamente, cuáles son las suyas. A lo mejor para estar en ese puesto, no hacen falta tantos estudios universitarios y hace falta más experiencia en la materia. Que aún estamos esperando a que se dignen a escuchar a una asociación de víctimas como la nuestra. Puede, sólo puede, que algo tengamos que aportar.