María Naredo es jurista e investigadora y una experta en violencias machistas a las que ha dedicado más de dos décadas de su trayectoria. En 2017 fue nombrada Directora General de Prevención y Atención frente a la Violencia de Género del Ayuntamiento de Madrid y en 2020 se incorporó como asesora en el Ministerio de Igualdad que lideraba Irene Montero. Es docente y forma a los profesionales que atienden a las mujeres víctimas de violencia.
Catorce asesinatos en 17 días. ¿Ha ocurrido algo extraordinario o es el resultado de la violencia estructural?
Es resultado de la violencia estructural y requiere de una actitud social e institucional absolutamente firme sin fisuras ni matices, pero por otro lado, es esencial algo que cuando estaba en el Ministerio de Igualdad insistíamos mucho que es el análisis de qué ha fallado en cada caso. No es un minuto de silencio. Evidentemente es fruto de unos comportamientos estructurales e individuales, pero hay que analizar qué podríamos haber hecho mejor las instituciones y los profesionales implicados. Así surgieron los Comités de Crisis. Hay muchas cosas a día de hoy que están fallando, podemos hacer mucho más.
Dos de las víctimas de este fin de semana habían denunciado. Una había rechazado las medidas de protección. ¿Minimiza el propio sistema el peligro?
Lo que sucede es que para protegerlas hay que entender a las víctimas y comunicarse con ellas con sus claves y códigos. Pienso en el caso de Las Pedroñeras (El 29 de junio un hombre asesinó a Amal y a sus dos hijos. Ella era migrante y había denunciado), me pregunto si realmente la Policía está en situación de poder comunicarse de un manera fluida y con confianza con las víctimas migrantes. Por eso son tan necesarias las mediadoras interculturales. ¿Cómo vas a hacer un seguimiento del riesgo y saber si se está incrementando si hay un abismo en términos de comunicación? Creo que tenemos que acercarnos a estas mujeres con muchas más herramientas y adaptarlas. Es un error tener víctimas tipo porque si nuestro retrato se asemeja, bien, pero ¿Y si no? Todavía hoy seguimos sin entender cómo comunicarnos y cómo acompañarlas durante todo su proceso de protección.
“Hay muchas cosas a día de hoy que están fallando, podemos hacer mucho más”
¿El sistema VioGén puede mejorar?
Hay mucho que mejorar. Recuerdo varios casos cuando estaba en el Ministerio donde el sistema falló estrepitosamente. No solo la evaluación del riesgo, también la actualización del mismo. Cuando una mujer no contestaba el teléfono, en ocasiones, se bajaba el riesgo y precisamente eso pasa mucho con mujeres migrantes, que no quieren coger el teléfono. La Policía trabaja muy bien y, desde que llevo en esto, ha mejorado mucho su labor en estos temas, sin embargo sería bueno que se revisasen los indicadores de riesgo y que lo hiciese un equipo interdisciplinar. Para entender bien las necesidades de las víctimas su evaluación debe salir del ámbito policial y que asesores expertos mejoren la herramienta. Además, cero autocomplacencia, debemos seguir mejorando. El Ministerio de Interior debe hacer autocrítica. A nosotras nos costó, pero creo que es necesaria.
El 80 por ciento de las víctimas no denuncia
Es muy importante entender que la violencia de género no es solo competencia de los jueces y la Policía. Que desde la perspectiva de las responsabilidades del Estado estamos ante una violación de los derechos humanos y el Estado es también el sistema de salud, las mujeres que van con sus hijos al pediatra, los indicadores a través de los hijos e hijas en el sistema escolar, los servicios sociales, todas ellas son puertas de entrada a la detección. Existe un marco de obligaciones, pero seguimos sin tener a todo el personal sanitario formado como sí ocurre con el tabaquismo o el VIH. En los Comités de Crisis nos dimos cuenta de que si estos servicios hubieran dado la voz de alarma, se hubieran salvado vidas. Hay muchas alertas y muchos ojos desde donde mirar. Todo esto tiene que ver con servicios públicos fuertes. No puedes estar detectando un indicador de violencia en consulta, pero tener a veinte personas esperando. También hay profesionales que creen que ellos solos pueden hacer frente a estos problemas o que no saben donde derivar a una víctima porque no conocen los recursos de su territorio.
“No se puede decir: “en VioGén algún fallo tiene que haber”. Estamos hablando de seres humanos, me indigna”
¿Es la denuncia un proceso complicado para ellas?
Por supuesto. Primero por lo emocional de estar denunciando, a lo mejor, al padre de tus hijos, a tu pareja. Después, abrirte en canal y contar intimidades a un funcionario que puede ser frío. No es una psicóloga que te pasa un pañuelo, es un sistema duro, institucional y no preparado para denunciar este tipo de delitos.
Muchas aseguran sentirse juzgadas y cuestionadas
Por eso la ley 1/2004 creó los juzgados de violencia porque, a veces, los jueces, los fiscales, incluso los abogados de oficio lo tratan como cualquier otro delito y no se desentierra lo que hay debajo. Se trata el episodio y no la relación. Esta violencia es una violencia relacional, tienes que poner estos hechos concretos en relación. Ellas pasan por interrogatorios muy duros. Muchas víctimas me han contado que creían que poniendo la denuncia todo se arreglaba, pero de pronto sienten que las criminales son ellas. Que se investiguen estos delitos con las misma minuciosidad que otros, como en un robo que se toman huellas y demás. Si hubiese investigaciones exhaustivas para que sus declaraciones no fuesen las únicas pruebas, se eliminaría mucha revictimización.
¿Son los juicios rápidos apropiados para la violencia de género?
No. Los juicios rápidos son el retrato de que se está tratando solo la violencia puntual. A una mujer con una agresión física reciente de una relación no prolongada puede servirle, pero para casos más complejos, no. Los datos muestran que el 80 por ciento de estas denuncias se llevan por juicios rápidos. Y en absoluto sirven para estos temas porque la verdad judicial no coincide con la verdad real. Sé que algunas mujeres han querido contar algo más durante estos procesos y no las han dejado porque se tenían que ceñir a lo que había pasado el día en cuestión. El juicio rápido no se creó para la violencia machista.
“Concienciar al entorno no es cargarle con la mochila de responsabilidades que las instituciones deben asumir”
Las víctimas se quejan de que se dan pocas órdenes de alejamiento y que además se quebrantan con impunidad
Hay que hacer una revisión de las órdenes de alejamiento. No solo de los criterios con los que se conceden, hay juzgados que deniegan el 80% de las peticiones, en Madrid el 50%, por ejemplo, si no cómo se supervisan para incrementar la calidad de vida de las víctimas y asegurarnos de que ellos las cumplen. El quebrantamiento es un delito que debería tener consecuencias, no sé es riguroso en las sanciones. También es fundamental y, apenas se hacen, que se realicen valoraciones forenses del riesgo en los juzgados porque no es lo mismo que se quebrante una orden con riesgo bajo que alto.
¿Falta formación en los juzgados?
Por supuesto. No todos los jueces de los juzgados de violencia de género tienen formación. Ahora, los que van desde otras especialidades hacen un curso online bastante sencillo que no da la garantía de que estén preparados y, si llegaron antes de 2009 a estos juzgados especializados, puede que no hayan recibido ningún curso. Es importante también que se evalúen estos juzgados, hay datos y testimonios de víctimas que salen muy revictimizadas.
Se siguen concediendo visitas a los maltratadores aunque la ley lo prohíbe y solo lo contempla como excepción
¿Cómo puedes entender que el bien superior del menor es visitar a un maltratador? No se evalúa el beneficio y perjuicio de esa medida y se aducen razones que no son rigurosas ni científicas. Tampoco se escucha a los niños y niñas con rigor y respeto y con las metodologías adecuadas. Esto no se está haciendo en sede judicial. Es duro.
Se pide al entorno y a la sociedad que se impliquen, pero al mismo tiempo, asesinan a seis mujeres en un fin de semana y no pasa nada, se normaliza
Estoy de acuerdo, es así. Concienciar al entorno no es cargarle con la mochila de responsabilidades que las instituciones deben asumir. Además, el “denuncia vecino, denuncia” es peligroso. Se debe hacer conciencia, si hay golpes hay que llamar a la Policía, pero si no es así, creo que es importante tratar de establecer una relación con esa mujer, que no creamos que es una cuestión privada de esa pareja, y estemos allí, seamos referentes y paremos los pies a los agresores. El entorno no puede sustituir a las instituciones. Les tenemos que pedir que lo sitúen como prioridad, pero si Estado no lo coloca como prioridad…
¿Qué opina de la actitud de las instituciones ante el repunte de casos?
Creo que se debe hacer autocrítica y no decir “en VioGén algún fallo tiene que haber”. Estamos hablando de seres humanos, de mujeres, de niños y niñas, me indigna. Me gustaría que desde el Gobierno, el Poder Judicial y el resto de instituciones se tomara como lo que es: una grave violación de derechos humanos, no son riñas familiares ni peleas. Pienso que todavía seguimos con lo de “la lacra social”, no hemos dimensionado el problema porque en una sociedad patriarcal son mujeres, niñas y niños los que faltan.