“Se nos ha caído la representación de No solo duelen los golpes que teníamos planificada en el instituto a finales de abril”, explica Elizabeth Palenciano, manager y hermana (hermanager, como le gusta decir a ella) de Pamela Palenciano. La actriz, sin mostrar sorpresa, le pregunta, “¿por dinero o por censura?” Su hermana le responde “por falta de fondos“. Automáticamente, la respuesta de Pamela Palenciano es clara: “Pues diles que voy gratis“.
Esta situación, desgraciadamente, es el día a día de Pamela Palenciano. Desde el año 2003, la actriz, además de representar su obra No solo duelen los golpes en teatros, también lo hace en colegios e institutos en los que le permitan actuar. Hasta 2018, podía llegar a hacer hasta cinco actuaciones por semana. Desde entonces, recoge una media de tres al mes.
Como todo en la vida, esta situación también tiene una explicación. Y es que su monólogo, su historia y sus pensamientos incomodan a más personas de las que desearía. En ella, cuenta su relación con Antonio, un exnovio maltratador que tuvo de adolescente con el que estuvo seis años.
Representar su obra en centros educativos tiene un objetivo muy claro: concienciar a los adolescentes y hacerles ver qué comportamientos son machistas así como enseñarles a ellas qué cosas no deberían permitir nunca en una relación. Esto es tan importante para Pamela Palenciano que, incluso, va gratis a los institutos que no tengan los fondos suficientes.
Pamela Palenciano tampoco sabía que estaba en una relación de maltrato
Corría la década de los 90 en Andújar, Jaén, cuando Pamela Palenciano, con solo 12 años, se enamoró loca y perdidamente de Antonio. Por aquella, la actriz reconoce que la percepción que se tenía de un maltratador era “un hombre de clase obrera y borracho“. Todo lo contrario a su novio.
Es por este motivo que, comportamientos que ahora ve “muy claros”, antes, cuando era adolescente, no los supo ver: “No los identificaba como violencia machista. No les ponía nombre“. Por el contrario, Palenciano pensaba que eran “cuidados” y que él se “preocupaba” por ella. Así, narra que la insistencia en querer verse las 24 horas, dejar al resto del mundo de lado y cambiarse de ropa cada vez que él se lo pedía, se volvieron una situación diaria año tras año.
A esos comportamientos también se le sumaron las críticas hacia sus amigas, a las que Antonio llamaba “cotillas” y “envidiosas”. Tampoco le permitía tener amigos hombres porque según su novio “los chicos siempre tienen segundas intenciones”. Así, poco a poco, Pamela fue cambiando su forma de ser, de vestir y de relacionarse durante seis años que duró la relación.
Maltrato psicológico que, poco a poco, se fue convirtiendo en físico hasta el punto de que intentó matarla en una calle, a plena luz del día, delante de unos policías. “Me tenía agarrada del cuello”, rememora Palenciano. Cuenta que los agentes no hicieron nada hasta que vieron como ella, que sabía taekwondo, intentó zafarse de él.
A Pamela le salvó el querer estudiar periodismo y que esa carrera estuviera en Málaga, lejos de su maltratador. Cuando Palenciano le comentó esta decisión a Antonio, él le dio un ultimátum: o la carrera o él. La actriz tuvo su respuesta clara: la carrera. Sin embargo, su pareja no le dejó marchar tan fácilmente. Para conseguir que se quedara, amenazó con matarla. Tal era su miedo que incluso se mudó tres meses antes de que la universidad comenzara.
Una vez en la carrera, se dio cuenta de que su caso no era el único y que esto formaba parte de una serie comportamientos misóginos y machistas que reinaban en la sociedad. Y que, desgraciadamente, siguen presentes en la actualidad. Comenzó a ir a terapia y fue precisamente su psicóloga la que inspiró el nombre de su futuro monólogo: “No solo duelen los golpes“. Con esta frase, Palenciano entendió que los comportamientos de su exnovio que ella interpretaba como “preocupaciones” y “cuidados” en realidad eran agresiones que también le dolían. Y, a veces, mucho más que los golpes físicos.
La transformación de No solo duelen los golpes en una obra de teatro para adolescentes
Con el tiempo, la obra de Pamela Palenciano ha ido cambiando y ha ido incorporando nuevos personajes. Ella los interpreta todos en su monólogo de una hora de duración. Solo necesita una sudadera con capucha para pasar de Pamela a Antonio. Su voz y sus gestos intimidatorios hacen el resto.
En 20 años que lleva interpretando No solo duelen los golpes, la actriz se ha dado cuenta que el discurso de los adolescentes ha cambiado mucho. Al principio, la respuesta de los alumnos era “maestra, hay que ver, qué fuerte que tu novio te ha pegado“. Ahora, es distinto: “Tu novio no te ha pegado, tú estás loca perdida. No cuentes mentiras“, le han llegado a decir. Eso, cuando no le nombran las denuncias falsas. Discurso popular entre los adolescentes sin darse cuenta de la problemática real.
Otra cosa que le preocupa, es la percepción de las adolescentes sobre los comportamientos machistas de sus novios o compañeros de clase. Pues ha llegado a escuchar que “un empujón” es una conducta “tóxica”. Sin embargo, la respuesta de Palenciano es clara ante esta situación: “Al hablar de ‘tóxico’ estamos blanqueando la violencia”. Además, también le gusta decir que la impresión que los jóvenes tienen sobre los celos tampoco es real: “Ellos se creen que son celosos por igual (tanto la chica como el chico) pero no es por igual, porque partimos de una desigualdad”.
Palenciano admite que interpretar “el maltratador que pega, que viola y que controla” sería lo fácil. Sin embargo, ella interpreta a un hombre “que llora, que se enamora, que tiene dudas, que tiene sueños, que baila, que es colega de sus colegas, que es buen hijo y buen hermano”.
Las reacciones de los adolescentes son muy diversas a lo largo de todo el monólogo: desde el joven que entra obligado por su profesora a ver la obra hasta la chica que sale llorando junto con sus amigas y le dan las gracias. En esta serie de comportamientos machistas, son muchos los adolescentes que se ven reflejados. Bien porque los ejercen ellos o bien porque ellas lo han vivido por parte de sus parejas. Pamela Palenciano observa miradas entre compañeros, codazos de uno a otro y caras de asombro. Aunque también las hay de aburrimiento, de odio e incluso de asco, reconoce la actriz.
No obstante, su mayor reconocimiento llega cuando el alumno que se sienta en última fila, el cual fue obligado a entrar por la profesora, se ve en el espejo de Antonio y se da cuenta de que, quizás, comparte algún tipo de comportamiento con ese personaje. Se pone enfrente de él y le pregunta “¿tú quieres ser eso? ¿No, verdad? Pues bienvenido a un mundo más humano”. A través de redes sociales, Palenciano también ha leído mensajes de alumnos que le han agradecido su representación y le han confesado que cambiarán. Para ella, esto es “un golazo de Messi“.
Petición a Ibai Llanos y a IlloJuan
Pamela Palenciano también cree que una de las estrategias para llegar masivamente al público joven con estas realidades son las redes sociales. Sin embargo, admite que “nos está costando tener influencers feministas potentes en redes”. Por ello, la activista propone una idea, cuanto menos, arriesgada: “Si no puedes con el enemigo, únete a él”, asegura. Y es que plantea, nada más y nada menos, que hablar con Ibai Llanos y con IlloJuan, dos de los streamers más famosos entre adolescentes, para que les ayuden a llegar a ellos. “Si hay que ir a tocarles la puerta, yo me ofrezco“, insiste Pamela Palenciano.