Reportaje

El manual de los pedófilos para captar a sus víctimas a través de los videojuegos y las redes sociales

Los pedófilos se ganan la confianza de las menores dándoles regalos en los juegos online a cambio de recibir pornografía infantil

Nunca una generación ha estado tan controlada aunque no se dé cuenta KiloyCuarto

Cuando los videojuegos online se pusieron de moda entre los adolescentes y los chats en abierto proliferaron, los pedófilos vieron una puerta de entrada directa para contactar con menores “de manera muy fácil y muy sencilla”, tal y como alerta Silvestre del Río, Policía de menores y fundador de ‘Educando Proteges’. A través de los chats públicos presentes en los videojuegos, personas de todo el mundo pueden hablar e interaccionar entre ellas. Fue así como surgió un nuevo fenómeno llamado pack por diamantes.

Los pedófilos conocen muchas estrategias para llegar a las adolescentes y conseguir su objetivo: imágenes o vídeos mostrando su cuerpo. Es decir, pornografía infantil. Sin embargo, para conseguir esto, los pedófilos ofrecen a las menores skins o diamantes, es decir, les “regalan” armas, habilidades o diversos objetos virtuales que son de pago en el videojuego y a los cuales, los menores no suelen tener acceso. Esto es lo que han llamado ‘pack por diamantes’ que consiste en que la menor accede a pasar fotografías, vídeos o audios al pedófilo a cambio de diamantes con los que después podrá comprar cualquier contenido premium del videojuego que desee.

Sin embargo, antes de llegar a ese punto, los pedófilos se suelen ganar la confianza de sus víctimas. Pues según expone del Río, “nunca tienen prisa” y es un proceso que puede tardar “años” hasta la solicitud de la primera fotografía íntima. La relación de confianza se va forjando poco a poco siguiendo la mecánica del juego. Pues muchos de los videojuegos existentes en la realidad, como Fortnite, Free Fire o GTA, permiten partidas colaborativas en las que varios usuarios juegan juntos. Por lo general, y según advierten Natalia Colmenar y David Santos, responsables de Desactiva la trata en Diaconía España, los usuarios suelen jugar en solo una tarde hasta cuatro partidas de una hora cada una. Detrás del ‘nick’, los menores piensan que están jugando con un igual, sin embargo, en muchas ocasiones, se trata de un pedófilo.

Es importante señalar que esta es una técnica que puede ocurrir tanto a chicos como a chicas cuando son pequeños: “Los pedófilos tienen una enfermedad y les da igual. No diferencian entre niños y niñas”, explica el policía. Sin embargo, él también matiza que “en adolescentes, suele ser más común que le pase a las chicas”.

Los pedófilos y el grooming

Los pedófilos utilizan la técnica del grooming en la que se hacen pasar por un menor y se ganan la confianza de sus víctimas para conseguir un fin sexual. Debido a las horas que pasan jugando juntos, poco a poco se va forjando una relación de amistad y confianza que continúa a lo largo de los días cuando el groomer comienza a hacer preguntas que, a priori, pueden no tener importancia para el adolescente: “¿Y vosotros qué estáis estudiando?” Simplemente con esta pregunta, el pedófilo puede averiguar la edad de su víctima según su respuesta, en la que suelen contestar el curso en el que están o las asignaturas que están estudiando.

Los pedófilos buscan la manera rápida de conseguir las redes sociales de la menor para conocer a su entorno y, así, poder amenazarla en un futuro

Colmenar y Santos han investigado este fenómeno y han concluído que los pedófilos intentan conseguir dicho material a través de dos técnicas: caza y pesca. En el método caza, el pedófilo elige a su víctima. “Los menores piensan que no van a ser víctimas de esto porque ellos entienden que directamente les va a hablar una persona y pedir una fotografía suya desnuda”, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, esto no ocurre así según cuenta el policía. “Pueden estar años jugando con ellos hasta que le empiezan a pedir la primera foto”, revela Silvestre del Río. Esto ocurre porque los pedófilos “hablan con muchos menores a la vez” y mientras que con uno de ellos está empezando una conversación, con otro ya lleva años hablando y está a punto de conseguir su objetivo. Por ello, el policía añade que “lo hacen de una manera muy pausada, muy relajada y que no se note. No es algo muy evidente”.

No obstante, con la técnica de pesca, es la menor la que accede a lo que el pedófilo le pide. David Santos explica que, en el mismo chat abierto del videojuego o en grupos en redes sociales, el pedófilo lanza una oferta: ‘¿Quién quiere conseguir la última skin de Neymar gratis? Solo chicas de 13 a 16 años’ Las menores saben que esa skin es de pago, por lo que, incitadas por la curiosidad, empiezan a responder “estoy interesada” y el pedófilo les pide que le hablen por privado. Una vez en el chat privado, el usuario usa dos tácticas: la más directa es decirle que a cambio de fotografías suyas desnuda, él le mandará la última skin. La otra técnica consiste en regalarle directamente la skin para ganarse su confianza con la menor a la que después, con el tiempo, empezará a pedirle contenido sexual a cambio de skills, pases de batalla o diamantes.

Este tipo de propuestas del método de pesca también se llegan a dar en grupos de Facebook o a través de hashtags en X (antes Twitter). Los pedófilos saben que los equipos de moderación de las redes sociales suelen bloquear términos como ‘pack por diamantes’ cuando el pedófilo indica en el mismo mensaje que quiere que le hablen por privado “chicas de 13 a 16 años”. Sin embargo, utilizan otras estrategias como cambiar diversas letras por números con el objetivo de que los moderadores no encuentren ese tipo de publicaciones. Por ejemplo, el término recurrente en este sentido es ‘p4ck’, ‘v3nta d3 p4ck’ o ‘p4ck gratis’, entre muchos otros.

Ejemplos de tweets reales en los que se ofrece ‘pack por diamantes’

Los equipos de moderación son muy importantes en casos como este. Ahora bien, desde que Elon Musk compró X, los equipos de moderación fueron “eliminados en todo el mundo”, tal y como recuerda David Arráez, periodista experto en redes sociales y algoritmos. Desde entonces, es posible ver con facilidad en esta red social mensajes de pedófilos pidiendo imágenes y vídeos íntimos a menores. Mensajes que, aunque las empresas tengan controlados, no suelen bloquear debido a que les “genera tráfico”, es decir, ingresos. Así lo explica Arráez: “Si estas publicaciones tienen muchas visitas, a la red social no le compensa cerrarlas dado que están generando un engagement alto” que se traduce en un nivel de compromiso importante por parte de los usuarios que realizan ese tipo de búsquedas.

Extorsión y amenazas: desde compartir las imágenes hasta encuentros sexuales

Silvestre del Río, según su experiencia, explica que “los menores están totalmente sexualizados y muestran muy poco pudor por enseñar su cuerpo”. Esto se debe principalmente a que “piensan que compartir fotos íntimas no tiene ningún riesgo, ni nada de malo”. Sin embargo, es importante saber que el objetivo del pedófilo acaba de comenzar cuando recibe la primera fotografía desnuda de una adolescente. El siguiente paso es la extorsión. Así lo cuenta Natalia Colmenar: “Utilizan esa fotografía para amenazarla diciendo que la van a hacer pública”. Las menores, cuando llegan a este punto, tienen miedo. Por lo que, por lo general, suelen aceptar los chantajes del pedófilo que pueden ser desde enviar más material pornográfico hasta llegar incluso a quedar presencialmente con él.

Si la menor no accede a sus peticiones, el pedófilo empieza a amenazarla asegurando que enviará la fotografía a sus compañeros de clase y a su familia. Información privada de la menor que el pedófilo ha recabado después de trasladar sus conversaciones en el videojuego a las redes sociales: “El videojuego es la puerta de entrada”, asegura David Santos que explica que uno de los propósitos del pedófilo es conseguir las redes sociales de su víctima para “tenerla controlada” y así saber “quiénes son sus amigas, dónde vive y cuáles son sus apellidos”. De hecho, tal y como cuentan desde Diaconía España, no suele ser difícil que un menor le de sus redes sociales a otro usuario que apenas conoce. Pues lo hacen con la intención de poder avisarse para jugar una nueva partida.

El pedófilo consigue toda la información privada de la menor gracias a lo que ella ha publicado en sus redes anteriormente: “Comparten información sin querer compartirla. Suben un vídeo a TikTok con el uniforme o en la puerta del colegio”, continúa Santos. Del Río también advierte que los menores incluso llegan a compartir imágenes en la fachada de su edificio.

Si el pedófilo vive en la misma ciudad o se puede trasladar hasta ella, lo más común es que exija a la menor quedar presencialmente. En estos casos, la víctima suele ser secuestrada y abusada sexualmente e, incluso, en algunos otros, puede acabar en una red de trata de personas. No obstante, en los videojuegos, por lo general, los usuarios juegan con personas de todo el mundo. Por tanto, en la mayoría de casos, según explica Silvestre del Río, el pedófilo suele estar en otro país por lo que no solicita a la menor encuentros presenciales. Sin embargo, la extorsión continúa virtualmente. Incluso hasta el punto en el que obligan a las adolescentes a prostituirse a través de la webcam en páginas pornográficas de pago, en la que los beneficios van directamente al bolsillo del pedófilo.

Recomendaciones para los padres

En lo que coinciden los cuatro expertos consultados por Artículo 14 es que esta problemática se puede llegar a evitar con un alto compromiso por parte de los padres con los intereses de sus hijos. En este caso, los videojuegos y las redes sociales. En primer lugar, David Santos insiste en que no se debe “criminalizar el uso de los videojuegos”. Pues la primera reacción de los padres si su hijo le cuenta que ha tenido algún problema virtualmente, es castigarlo sin ello. Sin embargo, Silvestre del Río asegura que “los máximos responsables de haber llegado a esa situación son ellos”, en referencia a los padres.

Esto ocurre principalmente porque no se interesan por los hobbies virtuales de sus hijos. “Sabemos que es un trabajo, pero los padres deben estudiar el videojuego antes que sus hijos”, indica Santos. “Solo de esta manera pueden saber qué habilidades o skins son de pago en un videojuego y preguntarle a su hijo cómo la ha conseguido si al día siguiente le ve jugando con ella”, explica uno de los responsables de Desactiva la trata en Diaconía España.

Silvestre del Río, por su parte, añade que “igual que se le pregunta a los hijos por el colegio, por los exámenes y por lo que han comido también hay que preguntarles a qué videojuegos están jugando, si se han descargado alguna aplicación nueva o red social o si han hablado con alguien desconocido o han aceptado alguna solicitud de amistad nueva”. En definitiva, del Río cree que hay que normalizar las conversaciones en todo lo referente a internet. Así mismo añade que “los padres tenemos que ser parte de su mundo y ahora mismo no somos un referente para nuestros hijos porque vivimos ajenos a su realidad digital”. Natalia Colmenar insiste también en la importancia de “construir espacios de diálogo” entre padres e hijos. Solo así el menor podrá sentirse seguro para comentarles a sus padres cualquier cosa extraña que le haya ocurrido en internet a él o a un amigo.

Del Río también sugiere recomendaciones básicas para los menores: desde “evitar entablar conversaciones con desconocidos” hasta “no dar información privada” o “no permitir el acceso de desconocidos a sus redes sociales”. También indica que los adolescentes tendrían que “proteger un poco más su privacidad” en las fotografías y vídeos que comparten en redes.

Para David Arráez son muchos los culpables en un asunto tan grave como este: “Primero están las empresas de las redes sociales que no moderan los contenidos, después los padres y madres que no controlan lo que hacen sus hijos en el mundo virtual y por último los gobiernos a los que les da absolutamente igual lo que ocurra en las redes sociales”. En su argumento, Arráez también nombra a la Unión Europea que, en su opinión, “parece que hace algo, pero no hace absolutamente nada”. El experto en redes sociales y algoritmos concluye explicando que “todo esto se convierte en la tormenta perfecta para que sigan ocurriendo situaciones como esta”.

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