Imaginemos el siguiente supuesto. Una pareja se separa y él empieza a acosar por redes sociales a la chica. Esta ve sus mensajes y le bloquea de todas las cuentas. Él ya no tiene forma de contactar con ella. Sin embargo, descubre una nueva manera: a través de bizums. ¿Cómo?, te preguntarás. Los bizums permiten poner un concepto a través del cual el agresor puede escribir lo que quiera a la víctima.
A través de pagos de pequeñas cantidades como puede ser un euro, el agresor puede llegar a enviar varios al día con mensajes intimidantes que dañan a la víctima. Este tipo de violencia, aunque apenas se habla de ella, lo cierto es que lleva cierto tiempo produciéndose. Chelo Álvarez, presidenta de la Asociación Alanna, asegura que lleva viendo casos al menos dos años.
“Van buscando y encuentran las maneras de seguir acosando, agobiando, controlando y amenazando”, explica Álvarez. Al principio, este tipo de violencia se daba sobre todo en parejas que se separaban. Sin embargo, a la Asociación Alanna han acudido “chicas jóvenes pidiendo ayuda porque reciben bizums de acosadores que ni si quiera conocen“.
No tienen por qué conocer su número de teléfono, simplemente con saber su nombre y apellidos pueden encontrar a la persona dentro de la aplicación de Bizum, como si fuera una red social más. Pero esto, conlleva un riesgo. En las redes sociales, las víctimas pueden bloquear a sus agresores. En Bizum eso no es posible. Por el contrario, tienen que ir a la Policía, enseñar los bizums que han recibido y poner una denuncia. También deben ir a su entidad bancaria. Álvarez a su vez recomienda “escribir a la Agencia Española de Protección de Datos. Esto es una vulnerabilidad grave, estamos expuestas totalmente”.
Entre los conceptos que Álvarez ha podido leer se encuentran “frases amenazantes y mensajes de chantaje emocional”. Frases como “te estoy esperando“, “sabes que estoy aquí“, “te tengo controlada“, “dame otra oportunidad” o “te vas a enterar“. En concreto, Chelo recuerda un caso en el que el hombre le mandaba bizums cada diez minutos a la mujer con distintos mensajes: “Es un acoso continuo”.
Para la mujer que recibe estos mensajes supone “una sensación de miedo y de sentir que sigue presente en su vida. Es terrible”, alerta Álvarez, que también es psicóloga experta en violencia de género y trata a víctimas todos los días. “Es una angustia constante que provoca que las mujeres vivan en alerta. Esto genera daños neurológicos y físicos como insomnio, dolores de cabeza y discapacidad social porque las chicas se niegan a salir a la calle. Tienen la sensación de que les están invadiendo su espacio personal en cualquier esquina en la que se encuentran”.
Álvarez no comprende cómo esto puede seguir ocurriendo. “Parece que cuanta más tecnología y más modernidad, más expuestas estamos“. Por ello, pide a la empresa Bizum “que pongan medios para que no sea posible este tipo de acoso en su aplicación”.
Esta forma de violencia es comparable a la que los maltratadores ejercen con las pulseras telemáticas. Aquellos que tienen una orden de alejamiento, deben llevar una pulsera consigo que los geolocaliza continuamente. Como conocen las rutinas de sus víctimas, su lugar de trabajo o los sitios donde suelen estar, se arriman lo más posible a dicha dirección para seguir sembrando el terror sobre ellas. “Lo hacen para que sepan que están ahí, por su necesidad de control. A las víctimas alguien le dice le acabo de ver o le suena una alerta en su móvil. Esto es una angustia continua”, alerta Álvarez.