Conchi no podía más. Vivió siete años de violencia con su pareja y lleva cuatro metida en los juzgados, su “segunda casa”. Esta semana, en pleno ataque de ansiedad tras la enésima jugarreta de su maltratador, decidió grabar un vídeo que, en un principio, no tenía claro si lo iba a publicar. En su coche, y con las emociones a flor de piel, estalló. Contó su experiencia y advirtió a las mujeres que estén en una relación de maltrato que no denuncien para evitar el calvario judicial que se les avecina. “Ni siquiera sé si llegará a alguien, pero vengo a deciros a las mujeres que sois víctimas de violencia de género que no hagáis nada porque no merece la pena. Llevo cuatro años luchando para que se haga justicia en los juzgados con mi maltratador. Entre que la justicia es lenta, no quieren trabajar, no quieren mirar pruebas… Yo tenía un audio que le grabé confesando todo el maltrato y cómo me intentó matar en dos ocasiones, en el audio lo reconoce , pero la justicia no ha querido ver nada”, cuenta. “Como me dicen las trabajadores sociales y las instituciones desgraciadamente no es solo a mí, a menos que te dé une paliza y estés en una UCI debatiéndote entre la vida y la muerte en los juzgados de violencia de género no se te escucha“, advertía.
Una segunda víctima se unió
Conchi no sabía que lo que creía que era un grito solitario en la inmensidad de las redes provocaría un movimiento al que se han unido decenas de mujeres y muchas más apoyan en la sombra. Tania fue la segunda. Al escuchar el relato de Conchi se dio cuenta de que se sentía de la misma manera. Ella tampoco podía más. Se trata de otra víctima en una situación muy parecida, que no dudó en sumarse a este consejo en la misma red social. A partir de ahí, el goteo de apoyos no cesó. No son un caso aislado, hay miles de mujeres en esta situación ahora mismo en España. Sus historias son distintas e idénticas a la vez. Conchi y Tania han hablado con Artículo14 y han explicado qué les ha ocurrido desde que se decidieron a denunciar a sus maltratadores para que, tras haber pasado por el sistema, coincidan en que de haber sabido lo que se les avecinaba, se hubiesen pensado acudir a comisaría.
Ambas reconocen que cuando hace años denunciaron a sus parejas creyeron que se trataba del principio del fin, pero cuatro y siete años después su situación emocional, laboral y económica ha empeorado. Las dos explican que al poner la denuncia nadie las asesoró y una de ellas recuerda comentarios inapropiados por parte de los agentes como “¿qué pasa, que te has ido con otro?”.“Yo iba como zombie, recuerdo todo como en un sueño”, recuerda Tania del momento en comisaría.
Abogados de oficio que no hacen su trabajo
Estas dos jóvenes aseguran que las experiencias con sus abogadas de oficio fueron nefastas. Conchi llegó a poner una queja en el Colegio de Abogados dada la actuación de su letrada. Las dos coinciden en que no las asesoraron bien, no se sintieron creídas, les mintieron y no realizaron su trabajo de forma diligente. Desde no pedir pruebas o no presentarlas a no contemplar opciones que ellas por su cuenta investigaron y comprobaron que tenían. Resulta llamativo que las dos sientan que sus abogadas parecían favorecer a sus exparejas. Conchi rememora un juicio en el que su letrada apenas la saludó, pero sí charlaba y se reía con su maltratador.
Sienten que en “España no hay justicia”, que el sistema no las protege. Han llegado al límite de sus fuerzas para luchar y las dos tienen decenas de causas abiertas en el juzgado. Porque sus maltratadores han respondido a sus acusaciones con denuncias y de pronto se tienen que defender y no solo demostrar el maltrato que han sufrido. “Ahora resulta que él es la pobre víctima, cuando me ha intentado matar dos veces”, se queja Conchi. A ambas les han echado atrás en los juzgados las pruebas que tanto les costó conseguir, audios donde el maltrato queda probado.
“No denuncies, es un engaño y una trampa”
Las quejas de estas dos mujeres han provocado un movimiento insólito. Decenas de mujeres han respondido con vídeos donde animan a no denunciar y cuentan las vicisitudes por las que han pasado tras acudir a las autoridades. Sus historias se parecen: falta de profesionalidad de sus abogados, errores, decisiones judiciales injustas. Artículo14 ha tenido acceso a estos vídeos, una treintena en apenas dos días, y estas son algunas de las razones que estas mujeres aducen para recomendar no denunciar.
“La ley de violencia de género no existe, es un pantomima que tienen montadas las instituciones, no denuncies, mi agresor fue detenido cuando intentó matar a otra mujer, mis ocho denuncias previas no sirvieron para nada, ni el dispositivo Cometa, ni el Atenpro, ni las ocho veces que se saltó la orden de alejamiento”, cuenta una. “Nadie te va a ayudar y si ya vas destrozada, te van a terminar de hundir hasta el punto en el que estoy yo, sin ganas de vivir y pensando en morirme y que acabe esto ya” explica otra. Pensé que esto nunca me iba a pasar y creía que me iban a apoyar como explican en los anuncios de la tele, pero estás sola y nadie te entiende“, advierte otra. “No denuncies. Es un engaño y una trampa. La mujer queda en desamparo y es víctima otra vez del sistema judicial que la revictimiza”, apunta una. “Caerás en una vorágine de destrucción por culpa del sistema judicial, los servicios sociales y todas las instituciones que te tienen que ayudar, no lo van a hacer”, avisa otra. “No me siento protegida, no tengo orden de alejamiento, no me he sentido escuchada mi consejo es no denuncies, desde que lo he hecho, mi vida es una auténtica pesadilla“.
Las expertas recomiendan denunciar
La rapidez con la que decenas de mujeres respondieron en apenas dos días al llamamiento de Conchi dibuja un panorama complicado para las víctimas de violencia una vez que denuncian. Desde el primer momento cuando ponen la denuncia, sin asesoría legal hasta el hastío y la destrucción emocional y económica cuando los procesos se alargan en el tiempo y les impide pasar página y reconstruirse. Las expertas entienden y conocen estas situaciones porque son bastante comunes, pero advierten de que denunciar es la única herramienta con la que cuenta una mujer para protegerse. Sin embargo, la rabia y la frustración de las víctimas a las que el sistema debería proteger y acompañar ha sorprendido a las profesionales. Ellas están hartas y le están gritando al mundo que no todo es como la gente cree, o se vende. Existe mucho dolor y detectan una variedad de errores en el sistema que las revictimiza. Ellas esperan que su ola de indignación haga reaccionar al Gobierno y al resto de instituciones. Algo no funciona cuando las víctimas que conocen los engranajes del sistema piden al resto de mujeres que no se expongan a una denuncia.