Carlos Navarro, alias ‘El Yoyas’, lleva 503 días fugado. Condenado a 5 años y 8 meses de prisión por un delito de malos tratos a Fayna Bethencourt, tenía un plazo de seis días hábiles para entrar en la cárcel desde el 15 de noviembre de 2022. Sin embargo, no se presentó y el 25 de noviembre se emitió la orden de busca y captura a todas las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Fayna Bethencourt, al igual que otros muchos medios de comunicación que han ido en su búsqueda, sabe dónde está oculto y por qué zonas se mueve. Información de la que disponen las autoridades aunque “nadie hace nada”, tal y como alerta la canaria. Como ya ha dicho en otras ocasiones, sigue insistiendo en la idea de que se está haciendo una búsqueda “pasiva” y no activa, como se debería. Recuerda con sorpresa cuando habló con las autoridades y le dijeron “que sepas que en principio, nosotros no tenemos por qué buscarlo”. Y es que la búsqueda pasiva se limita a asistir a un sitio si han recibido una llamada de que alguien le ha visto y a que su orden de detención salte en aeropuertos y controles de carretera al identificar a la persona. Sin embargo, no hay nadie buscándole activamente.
¿A quién corresponde la búsqueda de Carlos Navarro?
La eterna pregunta es a quién corresponde la detención de ‘El Yoyas’. Aunque en la orden de busca y captura figuran todas las Fuerzas de Seguridad del Estado, en un principio, se creía que eran los Mossos d’Esquadra los encargados de la investigación al saberse que Carlos Navarro se estaba refugiando en Cataluña. Así se lo habían confirmado también a Fayna Bethencourt.
Sin embargo, cuando Artículo14 se puso en contacto con el departamento de prensa de Mossos d’Esquadra, estos alegaron que “no nos consta ninguna orden”. Algo parecido ocurre al contactar con la Policía Nacional de Gran Canaria, isla en la que se inicia todo el proceso judicial: “No es competencia nuestra”, aseguran. De esta manera, aunque desde el juzgado ratifican a la abogada de Bethencourt que corresponde a todas las Fuerzas de Seguridad del Estado, la realidad, al parecer, es diferente.
Durante este año y medio que lleva en busca y captura, ningún Cuerpo de Seguridad del Estado ha solicitado a la jueza encargada del caso, una orden de registro. Esto se debe a que deben presentar pruebas gráficas de que el fugado se encuentra dentro del inmueble al que quieren entrar. Sin embargo, esta labor se dificulta porque según Bethencourt cuenta, se encuentra escondido en una urbanización en la que se mueve “de sitio en sitio”. Explica que allí “pasa de una casa a otra con todas las comodidades y todo lo que a él le dé la gana. Está muy mimado, no le falta absolutamente de nada”.
Por ello, aunque las autoridades tuvieran clara constancia de que se encuentra en una vivienda y pidan una orden de registro, lo más probable es que, al verles, haya saltado a otra casa. “Son conocidos de él y se ayudan entre ellos. Tiene una red de protección”, asegura Fayna. Motivos por los que explica que “no es casualidad” que no lo encuentren. Además de por el hecho de los “pocos esfuerzos policiales que se están poniendo”.
Con el tiempo, Fayna Bethencourt se enteró también de la existencia del Grupo de Localización de Fugitivos del Cuerpo Nacional de Policía. No obstante, ellos no buscan a fugitivos condenados por violencia de género a no ser que hayan cometido asesinatos o violaciones, tal y como ha explicado Toni Castejón, portavoz de FEPOL, a Artículo14: “Hablamos de casos graves. Asesinos, violadores de dos o tres personas… Temas de sangre”.