Moncloa impuso el cese de Isabel García a Igualdad

La ministra Ana Redondo, que salió a defender a García la semana pasada, no ha decidido su destitución ni el nombramiento de Cristina Hernández como nueva directora del Instituto de las Mujeres

Isabel García, junto con Pedro Sánchez en 2019. Jesús Hellín / Europa Press

A Isabel García no la ha cesado Ana Redondo; el cese viene de arriba”, cuentan a Artículo 14 fuentes próximas a la ministra de Igualdad. “Igual que el nombramiento de Cristina Hernández, que es la mano derecha de Bolaños. En su elección, Redondo no ha tenido nada que ver”, apuntan. La defensa de la ministra a García, después de su cese, sorprendió a muchos. “Ha sido una trabajadora estupenda y una buena colaboradora”, aseguró a su llegada al Congreso de los Diputados. Redondo no “quiso hacer leña del árbol caído” y reiteró que García “quería dejar ya su responsabilidad”, algo que desmiente a este periódico el entorno más cercano de la ya ex directora del Instituto de las Mujeres. “Isa no se planteó dimitir porque siempre ha tenido la conciencia tranquila y, sobre todo, porque se sentía apoyada por la ministra. Seguir en el puesto era su forma de agradecerle su lealtad”. El apoyo se lo transmitió la propia ministra tras el encuentro que mantuvieron el pasado miércoles y del que Isabel salió “empoderada”, señalan.

“A García se le ha ofrecido dimitir, pero ha optado por el cese, manteniéndose en su actitud altiva y de que no tiene nada de lo que avergonzarse”, apuntan fuentes del PSOE. En Ferraz la sensación tras la destitución es de alivio. “Porque la situación se volvía por momentos insostenible por el daño que estaba produciendo a las políticas de igualdad. Una preocupación que era también planteada por las propias estructuras territoriales”, cuentan.

Redondo ha quedado muy tocada

En los chats internos del partido, en los que están la treintena de militantes que demandaron a García, el emoticono del aplauso es el más repetido. Por tres motivos: el fin de una etapa, el fin de Carmen Calvo y el nombramiento de Hernández, “por fin alguien competente”, señalan. De la ministra, confiesan, no se habla mucho, “pero Redondo es un elefante en la habitación. Ha quedado muy tocada porque hace una semana salió públicamente a defenderla”.

Ni Ábalos, su gran valedor, ni Calvo, quien la amamantó hasta ascenderla al cargo de directora del Instituto de las Mujeres –fue ella quien se la recomendó a Redondo– se han pronunciado tras el cese. Sí lo ha hecho Irene Montero, ex ministra de Igualdad, “nunca debió ser nombrada” ha manifestado. Desde Sumar también han celebrado la destitución, aunque lo han hecho sin mencionar la corrupción. “Ahora toca recuperar el Instituto de las Mujeres para que sea de todas las mujeres”, ha afirmado su secretaria de Comunicación, Elizabeth Duval. “Tanta paz lleve como la que deja”, ha escrito su archienemiga Carla Antonelli en X.

Cacería por la ley trans

La realidad es que a Isabel García solo la ha defendido Redondo, la persona que, según ha manifestado a su entorno, “la ha traicionado”.

García, que se ha despedido dando las gracias a todos y a todas, pero no a todes, se ha ido denunciando una “cacería larvada por no compartir una visión íntegra de la ley trans”. Esperemos que ahora, a la mujer que según algunas de sus ex trabajadoras “corta la cabeza sin pestañear a quienes no le bailan el agua”, no le dé por coger libreta y lápiz y apuntar a todas, todos y todes los que se han apartado del baile. “¿Quién irá a partir de ahora a sus encuentros trimestrales con mujeres top?”, se preguntan algunas de sus invitadas a la fiesta. Bajas habrá seguro.