La vida de Ana dio un vuelco hace cuatro años. Descubrió que su expareja había contratado sicarios en internet para matarla. Pese a las pruebas, no ha conseguido ni una orden de alejamiento. El día que murió Maradona, Ana recibió una llamada que le cambió la vida. Era el 25 de noviembre de 2020 y al otro lado del teléfono una periodista de la BBC le pedía verla con urgencia por una situación entre la vida y la muerte. Le pidió incluso quedarse a solas, sin la compañía de su marido. “Temía que fuera él quien quería matarme”, relata Ana al recordarlo.

Ana descubrió hace cuatro años que su expareja contrató unos sicarios para asesinarla
Detrás de esa amenaza de muerte no había más que un pseudónimo: Jonny25, con el que alguien se había aventurado en las profundidades de internet en busca de un sicario para encargarle el crimen. Su parada fue una página tan explícita como Killers (asesinos) en la que el susodicho se gastó 18.000 euros con la firme convicción de que cumplirían su objetivo. Pero no fue así. La web resultó ser un fraude. Aunque esta clave no la reveló ni él ni ninguno otro de los 175 usuarios que en todo el mundo recurrieron a sus servicios, pues obviamente no denunciaron. Fue un hacker el que rastreando la Deep Web se topó con las conversaciones entre el administrador y los interesados.
Buscó cómo matarla tres años antes
El caso de Ana es el único caso que sigue sin resolver. A la sorpresa mayúscula de saber que alguien quería matarla se sumó la incertidumbre del por qué. “Porque yo no acertaba a pensar en quién de mi entorno querría matarme”, apunta Ana. El descoloque fue aún mayor cuando al mes de denunciar los hechos la Guardia Civil de Pontevedra le revela la identidad asesina: se trataba de una expareja de Ana, un hombre con el que estuvo cinco años, pero al que había dejado otros cinco años atrás, en 2015. Por supuesto, Ana desconocía que en ese tiempo hubiese acumulado tanta inquina contra ella.
La casualidad quiso que además, fruto de un encuentro con una detective privada, Ana descubriese que este individuo buscó cómo matarla ya en 2017, pues a la detective le consultó sobre cómo llevar a cabo un ajuste de cuentas. Al no obtener respuesta por esa vía, terminó buscando sicarios en el lado más oscuro de internet. De esos intentos frustrados han pasado cinco años. Del momento en que Ana lo descubrió, cuatro. Sin embargo, la justicia no ha tomado medidas. “Hay pruebas de que mi expareja
me ha querido matar en dos ocasiones, pero yo sigo sigo desprotegida. He cambiado mis
rutinas, he llenado mi casa de cámaras y he presentado todo tipo de pruebas. Y nada, no
hay ninguna medida contra él”.

Ana no cuenta con protección policial, a pesar de que su expareja buscó la forma de asesinarla dos veces
La jueza archivó la causa
Nunca lo han sentado en el banquillo. La jueza llegó a archivar la causa porque consideró que si al tal Jonny25 lo habían estafado por intentar contratar sicarios solo dejaba en evidencia que su proceder era tan burdo como para no representar una amenaza real para nadie. “Salvo para mí”, clama Ana con angustia. “Es una persona inestable, a la que ni siquiera han sometido a un test psicológico. En dos ocasiones ha buscado la manera de matarme. ¡¿Están esperando a que a la tercera vaya la vencida?!”.
Hace un año su temor a cruzarse un día con él se materializó. Pese a que Ana había cambiado sus hábitos de vida y hasta de pescadería, un día levantó la mirada y se topó con la suya. “Estaba parado en la misma puerta, desafiante. Nos miramos, no dijo nada y siguió andando. Me extrañó tanto que se lo comenté a mi abogado. Justo ese día la jueza había confirmado que archivaba temporalmente el caso”.
La Audiencia de Pontevedra ha pedido que se investiguen su teléfono y ordenador
Ahora teme que reaparezca por lo contrario. La Audiencia de Pontevedra ha ordenado que se practique una pericial del teléfono móvil y del ordenador que le requisaron al investigado. Como en su momento se negó a dar la clave voluntariamente, ahora deben desencriptar los dispositivos para acceder a sus búsquedas y conversaciones. El fin es demostrar que sus intentos fueron absolutamente reales y que Ana podría seguir en peligro.
Para colmo de males, a día de hoy no cuenta siquiera con una orden de alejamiento. La Guardia Civil le aconsejó que la pidiera, pero el algoritmo del sistema VioGén determinó que no estaba en riesgo por haber transcurrido más de cinco años desde el fin de la relación. Ese varapalo la dejó tal sensación de estar en un limbo, desprotegida, que decidió hacer pública su historia: “Estoy cansada de tener que esconderme yo, de mirar para atrás. Es mi lucha, mi cara y mi voz. Quiero que todo el mundo sepa lo que estoy viviendo, cómo es estar en mi pellejo. ¿No logró matarme? Perfecto, pero vive tú con eso. De qué me vale que sepan que si me pasa algo fue él si yo estoy bajo tierra”.