“Yo pensaba que era una mujer maltratada, pero no estaba segura de ello”. Con esa inquietud se plantó Violeta en un SAMVV, el Servicio de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género. “Y allí me dijeron: no te preocupes, te vas a dar cuenta por ti misma tras asistir a una charla”. El resto es la historia de una superviviente, de una mujer protegida como, por desgracia, hay decenas de miles en nuestro país.
Cada año, el sistema de seguimiento de violencia de género del Ministerio del Interior VioGén registra 80.000 casos nuevos. El balance es demoledor e implica la puesta en marcha de una maquinaria que, con sus fisuras, falta de engrase y hasta deficiente en recursos, resulta eficaz en líneas generales, pues la mayoría de los expedientes se cierran tras un proceso de protección policial de éxito. Pese a que es imposible olvidar la contundente lista negra de víctimas mortales de la violencia machista, hay esperanza en la continuidad del Sistema VioGén español, que se ha consolidado como un referente internacional. “Desde 2003, se ha logrado que baje un 20 por ciento la cifra de homicidios. Y en paralelo, las denuncias también han aumentado, con un incremento del diez por ciento anual”, recalca Belén Crego. Para la responsable de VioGén, estudios y formación en el Ministerio de Interior, “el fin último es incuestionable: proteger a las denunciantes, prevenir la violencia y salvar a las víctimas”.
Carmen echó de su casa a su pareja tras un intento de violación. “Aún hoy, no sé de dónde saqué la fuerza”, reconoce con la entereza en la voz de quien recuerda cómo, tras la primera denuncia, tuvo incluso que dejar su casa “por mi seguridad y la de mis hijos, y abandonar toda mi vida para que él no supiera de mi existencia”. En su caso, entró en la red de protección de la UFAM. En España, repartidas en comisarías por todo el territorio, hay 174 Unidades de Atención a la Familia y la Mujer, con un protocolo que se activa de inmediato ante denuncias como la de Carmen. Para ello cuentan con la figura de los agentes protectores, que llegan a acompañar a la víctima durante las 24 horas del día, para lo que también necesitan hacer un seguimiento exhaustivo del autor. El miedo a que vuelva a actuar está casi siempre latente.
La pesadilla de Carmen no tardó en reaparecer: “A los dos meses de echarle de casa, mi ex colgó fotos mías en las que se me veía totalmente desnuda en redes sociales, a la vista de todos. Y volví a denunciarlo”. Su situación no es anecdótica. La realidad es que el propio Sistema VioGén recoge instrucciones sobre cómo actuar ante los llamados agresores persistentes y casos resistentes. Más de 43.000 personas trabajan en este sentido, desde miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a Fiscalía, judicatura, Instituciones Penitenciarias, personal de la administración de Justicia, Ministerio de Igualdad y servicios sociales. Su reto, dar cobertura a las víctimas de esta lacra social.
En la actualidad, hay 101.093 casos activos por la violencia machista, de los cuales 16 están considerados de riesgo extremo, 936 de riesgo alto, 13.947 de riesgo medio y 43.948 de riesgo bajo. De ese total, más de la mitad cuentan con protección policial: 58.847 mujeres que, para poder vivir y sobrevivir, deben estar protegidas.
Protegidas está disponible en la plataforma web de la miniserie “Desde el Interior” y en el canal de Youtube del Ministerio del Interior.
