Juegos violentos, sexistas, homófobos y xenófobos
Esta investigación analiza la configuración de los códigos de representación y comunicación de los youtubers para identificar qué estándares de masculinidad hegemónica reproducen. Los resultados son claros. “La auto representación común se caracteriza por una masculinidad marcadamente individualista y agresiva, que se construye a través de una autenticidad despreocupada y con unos relatos y retos espectacularizados en los que priman las expresiones soeces y los juegos violentos, sexistas, homófobos y xenófobos con los que buscan constantemente exponer su heterosexualidad activa y dejar clara su superioridad”, explica .
Por ejemplo, Auronplay y Wismichu realizan un reto en directo, deben aguantar la risa y el primero, para hacer reír a su compañero le suelta: “He comprado un collar a mi mujer. ¿Ah, sí? Pues yo la llevo suelta”. Wismuchu, en otro vídeo se autoproclama: “Wismichu puto amo, se las folla a todas”. “A mí me gusta follarme a tu madre”, y demás comentarios por el estilo.
“Lo curioso es que son los referentes de los chicos más jóvenes, pero precisamente estos youtubers son adultos“, apunta Vera Balanza, quien señala que estos creadores de contenido encarnan un discurso tremendamente individualista y mercantilista. “Hablan continuamente de monetizar todas sus interacciones con los otros“.
Egolatría y la ridiculización de los otros
“Aparte de la egolatría, la superioridad del youtuber se sustenta sobre la crítica y la ridiculización del otro, las preguntas inquisitivas, la mostración de sus habilidades durante los retos, tanto más cuando los otros son bastante más jóvenes, niños y niñas. Con todo, los colegas son necesarios para ensalzar el éxito, acompañar la broma, colaborar en la producción. Por otro lado, las demostraciones de afecto son evitadas, salvo los atisbos de relaciones amistosas de más larga duración, aunque en todo caso se representan con insultos, golpes o vítores. En este sentido, las emociones se expresan mediante acciones agresivas y siempre marcándose cierta distancia o desapego sobre quien se proyectan”, explica el estudio.
Las mujeres, meras espectadoras
“Los relatos se plantean entre varones que comparten bromas, que usan insultos para reconocerse en su heterosexualidad con referencia explícita y alarde de sus órganos sexuales y con un catálogo de prácticas sexuales bastante reducido: la felación (“te lo has tragado todo, esto parece una película porno”; “Métemela tú en la boca” –las grageas de sabores– dice Mangel, a lo que Rubius responde “es lo que me dicen todas”) o la masturbación. Exhiben su potencia sexual y, en este sentido, el tamaño del miembro importa”, continúa el estudio, que también señala que “el rol que ejercen las mujeres en estos vídeos de el de acompañantes, testigos, espectadoras a las que se les puede gastar alguna broma, pero también hay que protegerlas”, apuntan.
¿Y cómo afecta estas forma de estar y ser a los espectadores y seguidores más jóvenes? Vera Balanza considera que estos modelos de referencia chocan con los valores que se pueden promover en la familia o el colegio. “Están recibiendo estos otros mensajes y estas formas de comportamiento que ellos interpretan como exitosa, esa es la clave, lo identifican como el único modelo válido, y no es preocupante solo por la utilización de un lenguaje vulgar y expresiones machistas, racistas y homófobas; sino de unos valores monetarios, económicos. De hecho, más de uno y más de dos, están incluso siendo investigados por prácticas fraudulentas y con productos financieros, poco transparentes”, recuerda.
No se les identifica como machistas y homófobos
Otro de los problemas es que no se les considera machistas ni que estén amplificando mensajes de odio. No son ejemplos tan claros de anti feminismo, racismo y homofobia. Algo que Vera Balanza considera más peligroso todavía porque no se les identifica como tal solo porque no son tan abiertamente machistas como otros youtubers.
Y ese machismo, racismo y homofobia que destilan, ¿es un reflejo de la sociedad? Vera Balanza no lo duda un segundo. “De la sociedad y de un grupo que se identifica justamente por ese tipo de mensajes y que además sabe que lo comparte en un cuerpo favorable, no donde no va a tener desde luego ninguna contestación, sino al contrario, es una cámara de eco donde se refuerzan estas ideas“, explica.
Más de la mitad de los hombres jóvenes cree que el feminismo les discrimina
Se podría relacionar estos canales de comunicación con la percepción que tienen del feminismo los más jóvenes. El 51,8 por ciento de los hombres de entre 16 y 24 años sienten que “se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres que ahora se les está discriminando a ellos“. “Hace una década la pautas o los mensajes sexistas eran más sutiles o eran ambivalentes. Ahora no. La apertura con la que se manifiestan estas ideas, avaladas por el reflejo y por sentirse identificado con la comunidad de apoyo lo favorece. También existen otras comunidades donde directamente se proclama el odio al contrario y la misoginia“, apunta Vera Balanza.
Los padres y madres se encuentran en una situación de enorme dificultad. “Entiendo que la preocupación será inmensa, porque estamos hablando de un territorio donde no se cuenta con ellos y se rechaza precisamente la intervención familiar, pero como en casi todas esta situaciones, la clave está en la prevención y tratar de entender lo que sus hijos y sus hijas están haciendo en las redes sociales“, finaliza.