La vida de Carola (nombre ficticio) no ha vuelto a ser la misma desde que su exmarido la amenazó, la persiguió y le dio una paliza. Todas sus rutinas y sus costumbres mutaron. Dejó de salir, de hacer una vida normal y cada vez que abandonaba su domicilio planeaba la salida como si fuera un viaje al extranjero. Necesitaba un acompañante, una ruta, un plan de escape y toda una parafernalia que consiguieron que se redujeran al máximo estas escapadas. A él le pusieron una orden de alejamiento, pero a la postre, la que estuvo recluida y con miedo constante era ella. “Yo no hice nada mal, yo soy la víctima, no soy culpable, pero el sistema está pensado para que seamos nosotras las que nos tengamos que proteger, para que vivamos escondidas“, cuenta.
Carola repite una y otra vez que “la orden de alejamiento no es más que un papel, no vale para nada” y la prueba evidente es la cantidad de estas medidas de protección que se quebrantan todos los días sin mayores consecuencias. Así que cuando, tras el ataque y conseguir la prohibición de que se le acercase volvió a su domicilio, preguntó a las instituciones que qué sistemas de protección le iban a facilitar, pero apenas le ofrecieron un dispositivo del sistema Atenpro, una aplicación que ofrece una asistencia telefónica inmediata las 24 horas del día.
Cámaras, alarmas y barricadas
Sin embargo, Carola se sabía en peligro y así lo confirmó el sistema VioGén, que le dio un riesgo elevado. Por eso bunkerizó su casa, su fortaleza. Puso cámaras en el portal, en la vivienda y una alarma, pero seguía con temor. Recuerda cómo le daba miedo quedarse dormida, como por las noches, el terror se apoderaba de ella y para cerciorarse de que si pasaba algo se despertaría, construía barricadas con las sillitas de sus bebés y los juguetes que más ruido hacían en la puerta del domicilio.
Así viven hoy miles de víctimas de violencia de género encerradas y escondidas ante el temor de un ataque. “Las medidas no son efectivas porque que un policía te llame por teléfono cada dos semanas para preguntarte no es un sistema de protección. Si me dijeras que les tienen controlados, que ellos sienten el aliento en el cogote, pero ellos están haciendo su vida tan tranquilos“, se queja. La pregunta que se hace Carola es por qué no existe un cuerpo de escoltas para las víctimas en su situación. “Los políticos no se mueven sin sus guardaespaldas, van siempre protegidos, ¿acaso nuestra vida vale menos?“, se pregunta. De hecho, da una idea: “Si es una cuestión de falta de agentes se podría suplir con miembros del Ejército, por ejemplo, que están formados para estas circunstancias y que yo sepa no están desplegados en ninguna guerra”, insiste.
Jiu Jitsu, Krav Maga y defensa personal
Han pasado años desde que Carola ponía barricadas por la noche, pero su miedo no ha menguado y sus rutinas siguen sin parecerse a las tenía antes de denunciar a su maltratador. Ha aprendido a vivir con el temor y la incertidumbre. Con todo el tiempo encerrada le ha dado tiempo a analizar el sistema e inventarse soluciones. Junto con otras víctimas en la misma situación, se están planteando organizar un cuerpo de voluntarios que estén dispuestos a acompañar a las víctimas en sus quehaceres, en las entregas y recogidas de los niños, en las visitas a los juzgados, al colegio, a la compra. En definitiva, que realicen tareas de acompañamiento y de seguridad.
Solo 19 de las 89.464 víctimas en mayo en VioGén eran riesgo extremo
“Hay muchos gimnasios en España y en ellos se practican muchas disciplinas de defensa como el krav maga, el jiu jitsu, la defensa personal… Se nos ocurrió que lo mismo podríamos abrir un fichero y lograr una protección profesional, un poco como Desokupa, guardando todas las distancias”, explica. De momento, la idea está cogiendo forma y las promotoras están haciendo gestiones y contactos, pero lo que queda claro es que existen víctimas que no se conforman ante lo que consideran que son unas medidas de protección insuficientes.
Las víctimas con valoración VioGén de riesgo extremo, sí tienen varios agentes que les procuran protección las 24 horas. Suelen ser cuatro policías en dos turnos. En mayo, solo 19 de las 89.464 víctimas incluidas en VioGén alcanzaron riesgo extremo, lo que supone el 0,02 por ciento del total. En riego alto se encuentran el 1,58% de las víctimas en el algoritmo.