Muchas veces hablamos de cómo son las agresiones que una víctima de violencia machista soporta al estar con su maltratador. Sin embargo, se trata poco el cómo es el día a día de una víctima de violencia de género en su trabajo. Si aún sigue en la relación de maltrato, afrontar un día de trabajo “puede ser un verdadero calvario“, según la psicóloga experta en violencia de género, educadora social y psicopedagoga, María José Guarino Blaya. Además, aunque haya conseguido salir de la relación de maltrato, la víctima tendrá que hacer frente a nuevas dificultades como la búsqueda de trabajo o su reincorporación al mundo laboral.
Cuando la víctima aún está en una relación de maltrato
¿Cómo afronta un día de trabajo una víctima de violencia de género?
Afrontar el día a día en el trabajo, igual que afrontar los diferentes aspectos vitales, puede ser un verdadero calvario para cualquier víctima de violencia de género. La situación va a depender mucho del tipo de violencia vivida. En la violencia física la víctima justificará los golpes del agresor con excusas como caídas fortuitas de ella, o maquillará los hematomas, disimulará el dolor muscular producido por los golpes… En el caso de la violencia psicológica, ocultar ante los compañeros de trabajo lo que una está viviendo no es tarea fácil. Conocí una víctima que debía llevar el teléfono móvil siempre encima ante las continuas llamadas de control de su pareja. Él quería saber en todo momento dónde estaba y con quién. Ante una reunión de trabajo, ella no pudo coger las llamadas de él y saber que luego en casa su pareja iba a arremeter contra ella por esta inatención telefónica, le provocó un ataque de ansiedad ante sus superiores. La violencia psicológica continuada genera en las víctimas insomnio, irritabilidad, ansiedad, nerviosismo, confusión, sensación de culpa y vergüenza, entre otros síntomas. Es difícil mantener una correcta dedicación laboral con todo ello.
¿Puede ser un oasis su trabajo en su día a día o todo lo contrario?
Según el caso. Efectivamente marcharse al trabajo puede ser un mecanismo de evasión para la víctima, pero es una situación bastante improbable. Las secuelas que provoca en las víctimas la violencia de genero son bastante incapacitantes. Además, en la mayoría de las bases de la conducta del victimario existe el sustrato machista. Las acciones del maltratador son mecanismos de abuso y poder sobre la víctima. Que esta última trabaje no suele ser bien visto por el victimario: a más dependa de él y no tenga medios propios, mayor es el margen para ejercer el abuso y mayor es la indefensión de la mujer.
¿Si sigue sufriendo malos tratos afecta esto a su rendimiento en el trabajo?
A mi parecer, rotundamente sí. No sólo va a afectar a la productividad laboral y al desempeño, sino también a la propia progresión laboral. Una de las consecuencias directas del maltrato psicológico es la afectación de la autoestima de la víctima, la creencia en que ella es la culpable de lo que está viviendo. Así se lo hacer creer el maltratador. Conocí una víctima con una larga trayectoria de éxito en el ámbito gerencial a quién el maltratador le hizo creer que era una mala madre por supuestamente priorizar su carrera laboral por encima de sus hijas (cosa totalmente falsa porque ella tenía total flexibilidad empresarial para la conciliación laboral-familiar) sino que además él la hizo creer que todo lo que ella había crecido laboralmente era por su físico atractivo y los supuestos “favores” que él decía que ella hacia a sus superiores masculinos. Esta mujer no solo dejó el trabajo sino que cambió su manera de vestir. Estaba profundamente convencida de que debía dedicarse al hogar. A los pocos meses de conseguir esta “misión”, él la dejó por una mujer más joven.
¿Qué apoyo necesitarían las víctimas desde sus respectivas empresas?
Yo firmaría ahora mismo para que los ámbitos laborales fueran un lugar seguro en el que las mujeres que atraviesan situaciones de violencia de género pudieran encontrar una verdadera red de ayuda, ventilación emocional y se dieran estrategias para la prevención y abordaje. Esto, a fecha de hoy, difícilmente lo encontramos. El secretismo con el que la víctima vive la situación contribuye a ello: pero no podemos culpar a las víctimas, la sociedad debe hacer un giro en este sentido.
¿Qué pueden hacer las empresas para concienciar sobre la violencia machista y ayudar si hay alguna víctima entre sus trabajadores?
La concienciación y la sensibilización es fundamental. No se habla de lo que no se conoce en profundidad. Desde la empresa se debe facilitar información para la comprensión del problema social que es la violencia de género, así como de las diversas manifestaciones de la violencia y acerca del ciclo de la violencia.
El área de recursos humanos y el personal jerárquico de cualquier empresa debería estar capacitado para leer las señales de alarma que la violencia de género puede tener en las trabajadoras, de manera que puedan poner en marcha los mecanismos de respuesta más adecuados a cada situación.
Cualquier empresa debería dar muestras concretas de su compromiso con la prevención y erradicación de la violencia hacia las mujeres.
Esto en muchas ocasiones va también ligado a la violencia económica, ¿por qué?
La violencia económica es una forma más de violencia de género. La violencia económica es una forma de poder que ejerce contra la mujer el victimario, con el fin de hacerla dependiente económicamente de él, controlando y/o limitando sus ingresos, la disposición de los mismos… Conocí a una mujer que tenía todo el sueldo embargado: su marido le hacía firmar préstamos bancarios que luego no se pagaban.
¿Cómo se solucionaría esto?
El tema a fecha de hoy pasa por una mejora de las políticas públicas. En el caso de víctimas de violencia de género reconocidas como tales por sentencias judiciales los derechos están reconocidos, especialmente en el caso de trabajadoras por cuenta ajena, aunque no debemos obviar que muchas de ellas, a causa de la violencia que sufren, han acabado por abandonar el mercado laboral.
El estatuto español de las trabajadoras recoge algunos derechos de las trabajadoras por cuenta ajena que son víctimas de violencia de género, más allá de que los convenios colectivos y los acuerdos de empresa pueden contemplar además determinadas mejoras de estos derechos. Entre estos derechos que recoge el ET están el derecho a la reducción de la jornada de trabajo, a la suspensión o extinción de su contrato de trabajo, a la movilidad geográfica, el derecho al teletrabajo parcial o total, así como ciertos derechos vinculados a la nulidad de la decisión extintiva del contrato o la nulidad del despido. En el caso de trabajadoras por cuenta propia o autónomas existen ciertos derechos para las víctimas de violencia de género, en materia de cotización a la seguridad social. A mi parecer, socialmente queda margen de mejora en cuanto a derechos laborales de las víctimas de violencia de género.
Cuando la víctima ha conseguido salir de la relación de maltrato
¿Es complicado encontrar trabajo para una víctima de violencia?
La mayoría de víctimas que he atendido ocultan su condición de víctimas en la tesitura de búsqueda activa de trabajo. Y muchas veces, la situación de precariedad laboral, el miedo a ser despedidas porque en su empresa no entiendan la condición de víctima de violencia de género, lleva a que mujeres que trabajan también oculten su condición de víctimas. Existe aún mucho tabú acerca de ser víctima de violencia de género. Estamos inmersos en una sociedad que tiene camino por recorrer en este sentido: a la persistente brecha de género en el mercado laboral se le suma un factor de discriminación o vulnerabilidad más: ser víctima de violencia de género.
¿Cómo es su reincorporación al mundo laboral?
Muchas víctimas de violencia de género han sido aisladas por sus parejas durante años del mercado laboral, no permitiéndoles trabajar fuera del hogar como forma de aislarlas y provocar la dependencia económica y personal del hombre. Esta forma de maltrato psicológico y violencia económica es un verdadero sabotaje laboral para la mujer, quien queda excluida del mercado laboral por años, desactualizada en sus conocimientos, con falta de oportunidades al desarrollo de aptitudes y competencias profesionales y personales. Muchas de las mujeres que han sufrido violencia de género necesitan de un periodo de recuperación psicológica post-ruptura con el agresor. El acceso normalizado al empleo no es una tarea fácil para ellas, muchas de las mujeres víctimas tienen miedo, por ejemplo, de que el maltratador aparezca en el lugar de trabajo, o se sienten poco capacitadas para trabajar. Ahora bien, a mi parecer resulta fundamental que las políticas sociales avancen en este sentido pues el regreso al mundo laboral permite a las víctimas salir del círculo de la violencia machista y fortalecer su condición personal.
Muchas víctimas sufren enfermedades sobrevenidas por la violencia de género que les afecta en el trabajo.
Efectivamente. Justo a mediados del mes de agosto publiqué un estudio sobre violencia vicaria que recoge, precisamente, el impacto que esta violencia tiene en las madres que la sufren. De las 160 encuestas realizadas entre enero y febrero de 2024, un 96,8% de las madres refirieron sufrir ansiedad, el 91,25% refiere vivir en un estado de alerta constante, el 87,5% refiere tristeza y el 84,38%, angustia. Estas consecuencias psico-emocionales en madres que refieren sufrir violencia vicaria son totalmente extrapolables a mujeres que viven otros tipos de violencia de género. Lo que más se detecta a través de las periciales psicológicas forenses son situaciones de ansiedad, depresión, intentos autolíticos y traumas complejos.
Las víctimas pueden coger bajas médicas por depresión u otras enfermedades sobrevenidas de la violencia. ¿Cómo es para ellas tener que comunicar esto a su empresa?
En el caso del 100% de las víctimas de violencia de género que yo he acompañado (que desafortunadamente son muchas) han ocultado el verdadero motivo de su baja médica. Las mujeres suelen dar motivos más vinculados a causas somáticas (dolores musculares sobre todo, alergias, refieren problemas hormonales,..) o alegan desbordamiento por motivos familiares (que suelen atribuir a los hijos o a los padres que ya son mayores). Existe mucha vergüenza aún acerca de explicar bajas médicas por problemas de salud psicoemocional y aún más por violencia de género.
Cuando consiguen salir de ese ciclo de violencia, ¿qué significa para ellas el trabajo?
Retomar el empleo permite a las víctimas retomar anhelos, aún los miedos iniciales, motivaciones personales, y sus vidas. El acceso al trabajo también es forma de ampliar su red de soporte social y sentirse útiles, recuperando la seguridad en sí mismas. Además el trabajo es una fuente de ingresos para dejar de lado la dependencia del agresor.