Amenazas despiadadas y delirantes de muerte, acoso constante y maltrato mientras estaban juntos y, luego, desde que se separan, la violencia se traslada a las redes sociales. Esta es la historia de Elisa Aiello, una joven italiana de solo 26 años, que ha denunciado a través de las redes sociales el miedo y el terror en el que vive desde que, desde hace meses, su ex pareja, la amenaza de muerte por todas las vías posibles convirtiendo su vida en un infierno. “Sufro amenazas de muerte por parte de mi exnovio desde hace meses, se trata de una persona que todos conocéis. He puesto varias denuncias y aunque se han activado varios códigos rojos las instituciones han desaparecido dejándome en el terror que pueda llegar a mí y me mate. Vivo constantemente en el miedo de que esto ocurra y por desgracia sé que ocurre cada día a otras mujeres…”, escribió Elisa en su cuenta de Instagram hace unas semanas.
Su denuncia pública se hizo viral en Italia, especialmente entre artistas y activistas feministas que se unieron para mostrar apoyo a la joven e intentaron transmitirle que no estaba sola. En los días sucesivos la denuncia de Elisa se concretó con más de 10 vídeos y post, entre los muchos que ha recibido durante este tiempo, en el que se puede ver la dureza de las amenazas. Uno de los vídeos subidos a la red social Tiktok por parte del hombre, Stefano di Michele, lleva escrito: “No pararé hasta que no te tenga entre mis brazos y comience a torturarte despacio. Hasta la cadena perpetua“. En otra imagen se puede leer: “Te esperaré siempre hasta que te descuartice. No te olvides de que esta promesa te tiene que llegar hasta el corazón antes de que cierres los ojos para siempre me comeré tu corazón. Hablarán todos los periódicos y la televisión. Morirás despacio como una serpiente“.
La joven italiana ha interpuesto varias denuncias que han activado el código rojo, el plan de prevención y protección ante un caso de violencia de género, pero siente que no es suficiente y ha utilizado las redes sociales para visibilizar la desprotección de las mujeres ante situaciones de este tipo. Entre muchos comentarios de apoyo en las publicaciones de Elisa Aiello también se encuentran mensajes que ponen en duda el testimonio de la víctima y la culpabilizan de la supuesta violencia sufrida. La abogada defensora, Antonietta Maria Altomonte, ha tenido que intervenir confirmando que las denuncias están en fase de investigación y que no pueden, ni deben, ser difundidas en plataformas digitales. La primera denuncia de la joven se produjo en marzo del 2023, por violencia de género, tras haber dejado la casa en la que vivían juntos. En febrero de 2024 interpuso otra por acoso a ella y a su familia y el hombre fue interrogado por los Carabinieri de la ciudad de Latina. Un año después de la primera denuncia, en mayo de este año, volvió a la policía de nuevo para pedir ayuda.
Su historia llega al Parlamento
Tras la repercusión de su historia la Comisión parlamentaria sobre feminicidios en Italia ha anunciado, a través de las palabras de la presidente, Martina Semenzato, que está recogiendo datos sobre la situación. La parlamentaria confirma a este periódico que se están movilizando como corresponde y que es importante “tutelar a las víctimas de violencia también a través de la ética de la información de los casos y la visibilización”. Hasta el momento se han solidarizado también otros representantes de la política italiana desde el Partido Democratico, el Movimiento Cinco Estrellas y los Verdes. No se han conocido, sin embargo, actualizaciones sobre la investigación judicial en marcha.
Hablamos con la abogada especialista en violencia de género Marisa Marrafino que nos habla del delito de acoso en redes sociales. “El delito se configura también a través de vídeos o mensajes destinados a amedrentar a la víctima y hacerle cambiar hábitos, como es en este caso”, dice. Actualmente el Código Rojo en Italia prevé que la víctima tenga que ser escuchada tres días después de haber interpuesto la denuncia. Tras ese momento, como explica Marrafino, se pueden establecer medidas cautelares que se retengan necesarias. “Desde la orden de alejamiento hasta la custodia cautelar o el brazalete electrónico”, explica.
El problema, señala la experta, es que no se usa en todas las situaciones de posible peligro. “En los casos de acoso la amonestación de las fuerzas del orden, que se usa habitualmente, no es suficiente para desincentivar al autor del delito”, añade. Marrafino defiende la importancia de conocer los tiempos y de realizar un seguimiento detallado que pueda evitar que la situación de peligro, o las amenazas, se materialicen en cualquiera de sus formas. En este caso, además, con la difusión que suponen las redes sociales, la justicia se debería activar también para cerrar los perfiles de la ex pareja con contenido amenazante que, en el momento en el que se escribe esta información, siguen abiertos.