Victoria de Yolanda Domínguez contra la machosfera

El Constitucional desestima el recurso del creador de contenido machista, Sergio Candanedo, contra la columnista de Artículo14 en lo que supone un triunfo judicial y moral para el feminismo

Yolanda Domínguez ha ganado en los tribunales a Sergio Candanedo, conocido como Un tío blanco hetero KiloyCuarto

Ha ganado Yolanda Domínguez, pero hemos triunfado todas. La historia de esta victoria se remonta a 2019 cuando la artista visual y columnista de Artículo14 criticó en un tweet la participación de Sergio Candanedo, conocido como “Un Tío Blanco Hetero“, en una mesa redonda sobre feminismo organizada por la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Domínguez lo calificó como “troll machista y violento con las mujeres”. En respuesta, Candanedo presentó una demanda civil por vulneración del derecho al honor.

Tras pasar por varias instancias, en junio del año pasado, el Tribunal Supremo resolvió que las afirmaciones de la artista se enmarcaban en la libertad de expresión dentro de un “enfrentamiento ideológico”. Ahora, es el Constitucional quien ha ventilado el recurso de amparo de Candanedo cerrando así la puerta a que las palabras de Domínguez atentasen contra su honor porque efectivamente él sí ejerció violencia contra Domínguez. ¿Cómo? No borrando de sus redes los insultos, amenazas de muerte y comentarios degradantes de sus seguidores.

montaje de "un tío blanco hetero"

El youtuber “Un tío blanco hetero”

El Supremo valoró también la actitud de “Un Tío Blanco Hetero” durante sus directos y sus tweets y lo definió como “un youtuber especialmente crítico, incluso despectivo, con mujeres activas en el movimiento feminista, que protagoniza vídeos en los que muestra un aspecto y un lenguaje corporal agresivo, y publicaba tuits con contenidos agresivos e incluso insultantes”. Lo que unido a no borrar las amenazas permiten a Domínguez definirle como troll, machista y asegurar que ejerce violencia contra las mujeres.

“El objetivo era colectivo y no individual”

Domínguez por fin cierra este capítulo tras seis años de proceso judicial y reconoce que siempre tuvo claro que “el objetivo era colectivo y no individual”. Considera que “es importante que se empiece a hablar de violencia digital que en los en los tribunales también tiene que estar presente. Es un ejemplo positivo que supone una mejora para todas”.

La columnista de Artículo14 tiene claro que “para poder combatir un problema hay que nombrarlo. Al principio, de estos seis años, no se reconocía como un tipo de violencia-la digital- y hoy fíjate que está ya en el nuevo Pacto de Estado, está en los tribunales creando jurisprudencia, ahora nos toca combatirla”, apunta.

La artista visual, Yolanda Domínguez y el youtuber, Sergio Candanedo

Para dar contexto, Domínguez señala que “un tweet es algo muy corto donde no hay espacio para la explicación y, como él se sintió ofendido por por esta expresión, yo expliqué en un vídeo que me refería a a esa violencia digital que ejerce al generar todos esos mensajes de odio hacia mi persona y hacia otras mujeres de las que también habla. En este tiempo, he explicado el motivo, el porqué considero que esto que ocurre en el entorno digital también es un tipo de violencia que tiene un impacto a muchos niveles en las mujeres: a nivel laboral, económico, a nivel que silencia nuestra voz y a nivel físico también, afecta a nuestro bienestar”.

Ya no tengo la misma voz y proyección en redes sociales porque el ataque es constante”

Porque la artista visual tuvo que soportar comentarios del tipo: “Hay que matar a Yolanda Domínguez”, “Yo opino que hay que prenderla fuego en una plaza pública, así escarmientan todas”, “Qué ganas de darle una torta en la cara a la tal Yolanda”, “Pártele la cara”“Feminista buena, feminista muerta”, entre otros.

Unas amenazas que la afectaron y modificaron su vida. “Ya no tengo la misma voz y proyección en redes sociales porque el ataque es constante. Cualquier comunicación que hagas automáticamente vienen todos los seguidores a a insultarte. Estás como perseguida digitalmente y eso te silencia, limita tus posibilidades laborales, porque al final si las que nos dedicamos a comunicar y no estamos comunicando, pues significa mucha menos visibilidad y, por lo tanto, mucha menos difusión de tu trabajo y por supuesto también afecta a la salud”, señala.

Te asalta en tu vida íntima

Esa violencia digital y gestionar cientos de mensajes de odio “es algo inasumible” para Domínguez. “No estamos hablando de crítica, estamos hablando de mensajes que te desean la muerte, te insultan o se meten contigo y, obviamente, te da miedo por lo que te pueda pasar en la vida física. Sientes miedo, ansiedad, intranquilidad, afecta mucho a tu bienestar y luego es una cosa que es que te acompaña a todo el rato porque te asalta en tu vida íntima. Enciendes tu mail o enciendes tu red social y recibes audios que te insultan. Al final te recluyes, pero es que esa no es la solución”, insiste.

Laia Serrala abogada que ha llevado el caso de Domínguez, cree que la sentencia abre la puerta a que “las conductas de esas características”, permitan a otra mujer definir así “a otro youtuber con una base fáctica suficiente como para catalogarlo de esta manera“. Cree que el alto tribunal “ha sido muy prudente” para no calificar la actitud de Candanedo como violencia. “Lo ha nombrado, pero colocándolo en boca de Domínguez, pero lo ha nombrado y habla de que existe una violencia digital, cosa que todavía no había sucedido“, apunta.

El machismo organizado busca precedentes jurídicos

Serra considera que “estamos hablando en un momento de cambio de paradigma legal en todo lo que tiene que ver con las violencias digitales, no solo respecto a las de género”. Y recuerda que “lo importante es que alguien que critica a las feministas, que gesticula de manera violenta, que tiene un lenguaje agresivo y que no borra las amenazas de su canal tienen una actitud contrastada como para que Domínguez pueda decir que es violento con las mujeres“.

Serra opina que “el machismo organizado busca titulares y  precedentes jurídicos que de alguna manera den cobertura a sus a sus mandatos políticos. Al final lo que quería UTBH con este proceso es que ninguna mujer pudiera llamar violento a un hombre si no había una condena penal por violencia de género y eso es una barbaridad. Querían restringir el amplio concepto de violencia de género y el margen de acción para la denuncia pública de las mujeres, de todas las formas de violencia que enfrentan. O sea, nos jugábamos mucho en este procedimiento”, explica.