La víctima de Rafa Mir: “Estaba llorando, le pedí que parase”

La joven denuncia que los policías que la atendieron "no mostraron mucho interés en averiguar lo sucedido" y que mantenían una "conversación distendida" con el futbolista

El futbolista Rafa Mir llega escoltado por la Guardia Civil al juzgado n. 8 de Llíria (Valencia). EFE

El fútbol es casi una religión en España. Denunciar a una estrella de este deporte no es nada sencillo. Es lo que se desprende de la información que Ignacio Cabanes adelanta en el diario Levante-EMV. Se trata del contenido de las grabaciones de las declaraciones íntegras de Rafa Mir y de las dos víctimas de agresión sexual ante la jueza de Instrucción número ocho de Llíria.

Según cuentan, las palabras del futbolista han dejado al descubierto una serie de incoherencias y contradicciones que aprecia la propia juez. La otra cara de la moneda es el relato de las víctimas de 21 y 25 años que es  “coherente y firme en la incriminación” . Además, el delantero del Valencia se aferra únicamente al parte de la intervención de la Policía Local de Bétera, en el que no se dejó constancia de una posible agresión sexual a pesar de que, como explicó una de las jóvenes a la Guardia Civil, sí que le contó a la mujer policía que Rafa Mir la había agredido sexualmente, con introducción de miembros corporales, cuando le preguntó por qué estaba llorando.

Estado de ansiedad confirmado por testigos

Cuenta la víctima que estando separada de los otros dos policías locales, en la entrada de la vivienda del futbolista, en la urbanización Torre en Conill de Bétera, ella estaba llorando. “Cuando consigo tranquilizarme un poco, le conté todo lo que había pasado”. Esto desmonta que dijera que fueron relaciones consentidas, y que hubiera modificado su versión más tarde. Todo lo contrario, lo que refleja el testimonio de la joven es su evidente estado de ansiedad, que sí que confirma no solo la otra víctima sino los testigos allí presentes, entre ellos el vecino que iba con un perro y que alertó a la seguridad privada.

La joven explicó a la jueza que los otros dos policías “no se enteraron de nada” de lo que le estaba contando a su compañera porque ellas estaban un poco apartadas. En la Guardia Civil ya manifestó que los agentes “no mostraron mucho interés en averiguar lo sucedido” y que mantenían una “conversación distendida” con el futbolista y aclara que la mujer policía “tampoco me dio mucha bola” y que cuando llegó su padre le dijeron que “todo estaba bien y se podían ir”.

La joven relató con detalles los dos episodios de agresión sexual sufridos esa madrugada en casa del futbolista. Se conocieron de fiesta en una conocida discoteca de Valencia. A las siete de la mañana se marcharon en un taxi de forma voluntaria al chalet de Rafa Mir. En la parte trasera del vehículo viajaba el futbolista detrás del conductor, en el medio estaba la víctima que denuncia haber sido violada por Rafa y en el lado derecho la joven que mantuvo sexo consentido con este al llegar a la vivienda, y que denuncia al amigo, también detenido, por unos tocamientos en la piscina y una agresión, que le causó a esta segunda joven una herida sangrante en el labio, tras echarlas a la calle casi desnudas de muy malas formas. Ya en el taxi la chica de 21 años se sintió incómoda y pidió parar para ponerse delante. “En el taxi ella ya estaba cero receptiva”, explica su amiga.

“Argumentos vagos, inconcretos y genéricos”

El diario Levante-EMV explica que la primera de las agresiones se produce en la piscina, después de que Mir la tirara al agua al verla enfadada según su declaración. “No te enfades, hemos venido a pasarlo bien”, le dijo después de salir de tener sexo consentido con su amiga en el lavadero de la casa. “La cogí en brazos como si fuera un niño”, aclara el futbolista. Es ahí, donde la jueza ve ya la primera incoherencia en el relato del futbolista, que da “argumentos vagos, inconcretos y genéricos” para tratar de justificar así los hematomas que presentaba la víctima en el antebrazo izquierdo.

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