“No sé si voy a poder denunciar. En el fondo no quiero. Me atrevo, pero hacerle daño a una persona a la que quiero, aunque me estén haciendo daño a mí… Prefiero comerme todo el dolor del mundo“. Este es uno de los audios que Irene envío a María Martín, la presidenta de La Volaera, una asociación de víctimas de violencia de género a la que había llegado a través de una amiga hace un año y con la que llevaba cuatro meses de conversaciones. Irene sabía que estaba en una relación de maltrato, sin embargo, la idea de poner en conocimiento de las autoridades su situación, como suele ser habitual en estos casos, no le terminaba de convencer. Se encontraba inmersa en el ciclo de la violencia y la idea se le hacía grande, todavía.
“Mañana denuncio”
“Todos los días me decía, mañana, mañana denuncio, pero siempre encontraba alguna excusa para posponerlo”, cuenta Martín, que sigue muy tocada después de que el viernes se enterase que Irene había sido asesinada. Tuvo claro desde el principio que Luis, la pareja de Irene desde hacía cinco años, era el responsable. “Lo supe desde el primer momento“, apunta. Cree que Irene es el ejemplo más claro de cómo funciona en estas relaciones. El poder que tenía sobre ella, cómo no encontraba las fuerzas para denunciar porque no quería “destrozarle la vida”. “Había maltrato físico, pero el psicológico era brutal“, recuerda.
Irene había llegado a Motril huyendo de otra relación de violencia en Madrid donde había dejado a su hija y donde Martín asegura que denunció y estuvo en el sistema VioGén. Como no había estado en tratamiento, no tardó en caer en las garras de otro maltratador que le había conseguido el alquiler de la caravana en el cortijo de un amigo. Ella vivía con miedo, pero nadie, excepto las mujeres de La Volaera, habían detectado el peligro. “Todos fallaron. Todos los que la atendieron fallaron. Ella llamó a la Policía en alguna ocasión porque él le cortaba la luz y los agentes iban para que la volviese a conectar. No hicieron nada”, se lamenta. También fallaron los servicios sociales. Por su situación de vulnerabilidad, Irene estuvo en contacto con varios profesionales que trataron con ella que tampoco dieron la voz de alarma.
“Espero no verte luego en los telediarios”
A María Martín le puede la rabia y la pena. Solo espera que el caso de Irene sirva para ilustrar cómo funciona y cómo te anula la violencia de género y que se subsanen los errores, aunque no tiene mucha fe en el sistema. Por eso pide más formación para que los errores del caso de Irene no se repitan en el futuro y los profesionales se impliquen.
Ella misma habló con la Policía el viernes pasado cuando, en principio, se descartó el carácter machista del asesinato. Ya el lunes acudieron a dependencias policiales para aportar los audios y whatapps que había intercambiado con Irene. Su pareja fue detenido, a pesar de que, en un primer momento, las autoridades aseguraran que tenía coartada.
Vigilia esta noche en los ayuntamientos
Martín sigue en shock y no puede parar de llorar. “Recuerdo las conversaciones y me vengo abajo“. Tiene otra espinita clavada y es el último mensaje que le envío a Irene y que fue premonitorio: “Espero no verte luego en los telediarios”.
El caso de Irene se suma a la larga lista de mujeres asesinadas este año por violencia de género que suman ya 29. Casi la mitad han muerto en las últimas semanas. Las víctimas no pueden más y por ello casi 200 asociaciones han convocado para hoy una vigilia desde las diez de la noche hasta las doce ante “cada ayuntamiento, en cada plaza de nuestras ciudades y pueblos”. Este es el comunicado que han hecho público:
Hartas de tantos asesinatos de mujeres, tantas madres mes tras mes, año tras año, que se han llevado por delante en 48 horas la vida de cinco mujeres , catorce asesinatos en los últimos 16 días.
Nuestras criaturas asesinadas, miles muertas en vida. Exigimos una reestructuración del sistema de protección y de atención. Que nos crean, que nos protejan, que nuestra hijas e hijos puedan vivir en un entorno seguro, alejados del torturador.
Hartas de minutos de silencio, de concentraciones, de manifiestos necesarios pero insuficientes para prevenir, proteger y garantizar la supervivencia de tantísimas mujeres. Las instituciones y los poderes públicos son responsables de la aplicación y la efectividad de las políticas capaces de erradicar la violencia machista.
Más de 200 asociaciones como sociedad civil que asume su responsabilidad y su competencia en la lucha contra la violencia de género, convoca hoy 25 de julio, una vigilia que se desarrollará desde las 22 a las 24h ante cada ayuntamiento, en cada plaza de nuestras ciudades y pueblos.