Es importante recordar casos como el de Amal, una mujer que pese a que denunció a su maltratador varias veces, este seguía en libertad con solo una orden de alejamiento que le prohibía acercarse a menos de 300 metros. Sin embargo, pese a las múltiples amenazas de su exmarido, las autoridades no estaban ahí para protegerla. No obstante, también es muy importante hablar de las víctimas ocultas, aquellas como Laura, la joven de 20 años asesinada junto con su madre en Zafarraya, Granada, o como Petra, la señora de 76 años que su esposo mató en Fuengirola, Málaga.
Ellas, como la gran mayoría, no denunciaron a su agresor. Durante estos días de reacciones políticas y ciudadanas, todos recuerdan el caso de Amal y señalan el fallo del sistema. Por el contrario, Laura y Petra, por desgracia, quedaron en un segundo plano.
Pocos son los que se acuerdan de las víctimas que no denuncian. Sin embargo, este año, de 19 asesinadas, solo tres presentaron denuncias contra su maltratador. Esto supone que el 85% de las mujeres víctimas mortales de 2024 no ha denunciado. Una cifra que se data en el 75% desde que se recogen los primeros registros en 2003; 271 habían denunciado, pero 791 no. O lo que es lo mismo, solo el 25% había interpuesto una denuncia.
La importancia de denunciar
Esto es algo que le preocupa al Ministerio de Igualdad. Y aunque se supone que trabajan de manera coordinada entre todos los ministerios para paliar la violencia de género, lo cierto es que más de la mitad de las víctimas siguen sin denunciar.
Desde 2009, año en el que la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género muestra los primeros datos sobre denuncias, figuran 1.737.232. Sin embargo, la Macroencuesta del Gobierno de 2019 recogía que solo el 21,7% de las mujeres denunciaba violencia de género. El 25% lo hacía en parejas pasadas y el 5,4% en parejas actuales.
En este aspecto es importante señalar que el peso de denunciar no puede caer sobre las víctimas. La mayoría de veces están aterradas y piensan que no las van a creer: “Nos escriben las mujeres muertas de miedo. ¿Cómo nos vamos a atrever a denunciar si nadie nos protege?”, se pregunta seria Chelo Álvarez, presidenta de la asociación ALANNA. De hecho, la macroencuesta también recogió que en el caso de las mujeres que se atrevieron a denunciar, el 21,9% de los agresores continuaron comportándose igual y el 20,6% empeoró su conducta.
Por ello, es importante que el peso de la denuncia recaiga en el entorno de la víctima. La macroencuesta recogió que el 50,7% de las mujeres que habían sufrido violencia de género se lo contaban a una amiga. El 36,2% se lo contaba a su madre y el 25,4% a una hermana. A este respecto es relevante recordar que el entorno de la víctima también puede presentar una denuncia.
De 1.737.232 denuncias que recoge la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género desde 2009, solo 101.287 fueron presentadas por la víctima. Pero muchas menos fueron presentadas por los familiares: 8.631 denuncias en 15 años. Esto supone que solo el 0,5%, es decir menos de un uno por ciento, del total de las denuncias fueron interpuestas directamente por familiares. De hecho, el Ministerio de Igualdad recoge en su última campaña publicitaria que solo una de cada cuatro personas actúa ante un signo de violencia de género.
Otro punto a señalar de las denuncias presentadas son aquellas que informan desde los servicios médicos. Tanto por parte de lesiones como por parte de terceros o servicios de asistencia en general, se interpusieron 290.425 denuncias. Es aquí donde la ministra de Igualdad, Ana Redondo, quiere incidir. Por ello, durante el día de ayer, se reunió con la ministra de Sanidad, Mónica García, para abordar posibles vías de colaboración en la lucha contra la violencia de género.