Son las tres de la mañana. Estás de fiesta y te empiezas a sentir mareado. Piensas que solo has tomado un par de copas. ¿Cómo es posible que te encuentres así? Quizás alguien te haya intentado drogar. Esto es lo que le ocurrió hace más de quince años a Abel Lafuente, gerente de Aglaya Creativos. A las horas, Abel se despertó en una parada de autobús sin cartera ni dinero.
En la actualidad, echar drogas en la bebida suele tener un único objetivo: que la víctima pierda la conciencia para poder violarla. En ambos casos, con la pulsera Centinela, la víctima podría hacer un test rápido con solo una gota de su bebida. En cuestión de segundos, y dependiendo del color que salga en el test, la persona podrá saber si su bebida ha sido manipulada o no.
Objetivo de la pulsera Centinela: principalmente disuasorio
Esta pulsera es capaz de reconocer hasta 22 tipos de droga. Tienen dos tipos, la sencilla y la premium. La sencilla cuesta 3,70 euros y solo detecta drogas de la clase aminas. La premium tiene dos test por cinco euros: además de identificar las aminas, también llevan un segundo test que comprueba GHB, es decir, drogas como éxtasis líquido. Estas últimas son las más comunes ante la sumisión química.
Además, la pulsera premium tiene otro añadido: de forma rápida, la persona puede compartir la geolocalización a quien quiera. De la misma manera, si la víctima lee el código QR de la pulsera con su móvil, tendrá llamada directa con el 112. También podrá comprobar los resultados de su test.
Sin embargo, aunque la pulsera sea de solo un uso, su principal objetivo es disuasorio. “Llevándola puesta, la persona que quiera meter droga en la bebida sabrá que el otro puede comprobarlo”, explica Ángel Gastón, uno de los creadores de la pulsera y asesor del proyecto. Es por esta razón por la que los test, en palabras de Gastón, se realizan “en el momento en el que te sientes mareado y con una sensación rara. Entonces busca a tus amigos o alerta al camarero. De normal no tienen que utilizarlo porque el objetivo es disuadir a la persona que quiera cometer ese acto”.
No obstante, creen que la problemática existente de la sumisión química no se puede abordar solo desde un producto. “Hay que abordarlo de una manera mucho más integral con un cambio de identificación del problema a nivel social”, explica Gastón. “Nos están llegando muchísimos mensajes de chicas adolescentes que nos dan las gracias porque así se sentirán más seguras por las noches”.
Han pasado más de dos años desde que surgió la idea por primera vez. Y aunque al principio tenían pensado sacar a la venta Centinela para las navidades del año pasado, aprovechando todas las fiestas que se hacen, pensaron que quizás sería mejor esperar a los Sanfermines, dado que el producto lo venden desde las tiendas presenciales que tienen en Pamplona. “Desde que se conoció, estamos teniendo unas largas colas. Principalmente son madres, padres y abuelas las que vienen a comprar la pulsera premium. Muchas abuelas nos dicen que se quedan tranquilas de que sus nietas puedan salir de fiesta con esta pulsera”, cuenta orgulloso Gastón.
El asesor promete que pronto, la pulsera estará disponible en su tienda online. Pues ya les han llegado muchos mensajes de personas de todo el país que quieren hacerse con una. También se encuentran en negociaciones con grupos de Latinoamérica y Europa que quieren comprar grandes cantidades. Por el momento, las personas que lo deseen, podrán comprar la pulsera y disfrutar de unos Sanfermines tranquilos sin tener miedo de si las pueden drogar o no.
Planes de futuro
Además, esto no se va a quedar aquí. “Daremos una formación online y presencial a profesionales del ocio pero también a trabajadores sociales y a técnicos de igualdad”, promete Gastón. Así mismo, ya están trabajando en posibles mejoras de la pulsera: “Queremos que sea fluorescente para que se vea por la noche y todos sepan que la persona tiene la pulsera, así se cumplirá el principal objetivo: el efecto disuasorio”.