La mujer que ha unido a varios países en la lucha contra la violencia vicaria

Charlamos con Andrea Cabezas, superviviente de la violencia machista, creadora de una asociación a la que se han unido mujeres de todo el mundo

Andrea Cabezas, presidenta de la asociación Stop Violencia Vicaria KiloyCuarto

La historia de Andrea Cabezas es diferente y calcada a la de muchas otras mujeres que sufren y han padecido violencia de género. Miedo, dudas, no reconocerse como víctima, y como repite siempre “con la suerte de que mi maltratador me agredió en la calle con testigos”. Fue condenado. Ella todavía figura en VioGén, tiene una orden de alejamiento y encontró un sentido a tanto sufrimiento, ayudar a las que están pasado o han pasado por lo mismo. Por eso creó Stop Violencia Vicaria, una asociación que no solo ayuda a otras víctimas, sino que busca investigar y realizar estudios sobre violencia de género.

Como víctima acudió a una asociación para pedir ayuda, ¿cómo fue esa experiencia?

En primer lugar, la labor de las asociaciones de violencia de género es fundamental. Si no fuese por ellas, estaríamos hablando de otro número de familias destruidas. De hecho, si todas estas asociaciones se pusieran en huelga, el Estado colapsaría porque no está preparado ni cuenta con los medios suficientes para combatir la violencia contra las mujeres.

Andrea Cabezas

¿Cómo surgió la idea de crear una asociación propia?

Mis inicios en la atención a víctimas surgieron sin quererlo. Simplemente abrí un canal de TikTok con la intención de difundir información sobre violencia de género, centrándome en aspectos legales, recursos, sentencias o avances en la materia que podrían ser útiles para muchas mujeres. Pero lo que no esperaba era la avalancha de mensajes. Cientos de mujeres comenzaron a contactarme pidiendo ayuda, orientación y apoyo. Stop Violencia Vicaria nace de una conversación con una gran amiga, Chelo Álvarez Sanchís. Le comenté la cantidad de mujeres que había atendido y fue ella quien me animó a dar el paso. Si no hubiese sido por su apoyo, Stop no existiría.

¿En qué se diferencia Stop Violencia Vicaria de las demás, cómo lo ha planteado?

Uno de los principales objetivos de la asociación es recabar datos y promover un estudio multidisciplinar sobre la violencia de género y, en particular, sobre la violencia de género vicaria. Queremos generar datos y evidencias que faciliten el diseño de políticas públicas efectivas. Además, buscamos difundir estadísticas y estudios que sensibilicen a la sociedad y fomenten políticas inclusivas. Actualmente, tenemos varias líneas de investigación abiertas. Por un lado, buscamos conceptualizar a nivel internacional la violencia de género y sus diferentes manifestaciones, para establecer un marco común que permita un mejor abordaje del problema.

También investigamos por qué la violencia machista sigue perpetuándose, analizando los factores estructurales, institucionales y sociales que la sostienen. Y no nos quedamos solo en el análisis: si los datos obtenidos evidencian vulneraciones de derechos fundamentales de las víctimas de violencia de género y de sus hijas e hijos, tomaremos las medidas necesarias, incluyendo acciones individuales o colectivas contra el Estado.

Ha conseguido el apoyo de asociaciones de distintos países, ¿cómo surge esa idea? ¿Cómo se pone en contacto con ellas?

La idea de la alianza internacional surge de forma orgánica a través de las redes sociales. Distintos países comenzaron a compartir el contenido que publicamos y a ponerse en contacto con nosotras. A partir de ahí, empezamos a intercambiar vivencias y a analizar las leyes de cada país.

Lo cierto es que, aunque el idioma nos pueda separar, nos une la misma realidad: la violencia machista se comporta igual en todos los países, afecta de la misma manera a las mujeres y a sus hijas e hijos.

 

¿Nota diferencias entre la situación con respecto a la violencia de género en España y el resto de países?

España es un país garantista en materia de derechos para mujeres e infancias, pero eso no significa que no haya margen de mejora. Puede que seamos pioneros en algunos aspectos o que tengamos menos impedimentos que otros países, pero eso no debe llevarnos a conformarnos. Al contrario, debemos seguir avanzando y utilizar ese conocimiento y nuestro progreso en la implementación de leyes para ayudar a otros países que aún están a años luz de España en esta lucha.

Fíjate si noto diferencias que, en la mayoría de países, ni siquiera existe una diferenciación clara entre la violencia de género o contra las mujeres y otras formas de violencia, lo que lleva a minimizarla por completo. Si todo es violencia, al final nada es violencia, porque se diluye su significado y se pierde la especificidad necesaria para abordarla con medidas concretas y efectivas.

¿Cuál es el siguiente paso?

Tenemos muchos proyectos en marcha que iremos presentando poco a poco, pero lo que está claro es que nuestra intención no es hacer pequeños ajustes dentro del sistema, sino cambiar las reglas del juego por completo. Sabemos que es un reto ambicioso, pero también que es necesario.

¿Qué necesita una mujer víctima que acude a una asociación?

Nada, solo confiar en nosotras. Cada mujer tiene su propio proceso, y nuestro deber es respetarlo. Nosotras les proporcionaremos toda la información, aunque a veces sea dolorosa, para que puedan tomar decisiones con pleno conocimiento y libertad.

No les prometemos nada, pero sí les aseguramos que no caminarán solas en un laberinto lleno de trampas. Les daremos las claves para ir un paso por delante y mitigar, en la medida de lo posible, la dureza del proceso. Además, revisaremos cada caso para evitar que se cometan irregularidades o que se vulneren sus derechos o los de sus hijas e hijos.

Es esencial que se nos atienda y se nos proteja como lo que somos: una familia que está siendo atacada. No tiene sentido que nos lancen el mensaje de ‘no estás sola, denuncia y no vuelvas con él’, y, al mismo tiempo, obliguen a nuestras hijas e hijos a convivir con el maltratador. Es una contradicción que destruye la esperanza y la seguridad de las víctimas.

La ministra de Igualdad y la delegada del Gobierno contra la violencia de género van a acudir a una jornada que ha organizado sobre violencia vicaria ¿Son accesibles?

Para mí, tanto la delegada del Gobierno como la ministra, la presidenta del Pacto de Estado y la portavoz han sido accesibles. Puede que no siempre coincidamos en todos los aspectos o que no hayan atendido todas nuestras peticiones, pero escucharnos, desde luego, nos han escuchado.

A nadie le gusta que le saquen los colores, y no creo que alguien en un puesto de ese nivel no actúe por falta de voluntad, quizás sea porque no puede. Pero nuestra misión no es aplaudir lo que hacen, sino exigir que se avance más y más rápido.

Al final, estamos hablando de vidas y de familias destrozadas. Aquí no hay tiempo para pensar demasiado o para eternizar debates: hay que actuar con urgencia.