¿Accidente de buceo o posible crimen machista?

La jueza que investigaba la muerte de Lorena mientras practicaba submarinismo con su pareja en Cartagena (Murcia) se inhibe al Juzgado de Violencia ante las sospechas de que se trate de un caso de violencia de género

Sumergirse en una cueva submarina, conocida entre los espeleobuceadores como una “peligrosa cueva” por la morfología de esta, con una persona que no tiene “acreditada una formación” de buceo en entornos como este es “un riesgo” y también “una imprudencia”. Si, además, lo haces a las once de la noche, cuando la visibilidad empeora notablemente por la “escasa o nula luz que entra en su interior”, en plenos mes de febrero, el riesgo (y la imprudencia) aumenta. Si, para colmo, la única de las dos personas que se encuentra en esa cueva con una formación acreditada como instructor de buceo permite que la otra persona muera, se podría considerar un homicidio imprudente.

Los entrecomillados que leen son opiniones y conclusiones de buceadores profesionales consultadas por este periódico. La cueva de la que hablamos es la ‘Cueva del Agua’ en Isla Plana (Cartagena) y el instructor de buceo que podría haber cometido un homicidio imprudente es Ismael, el novio de Lorena, la mujer que murió ahogada la noche del 18 de enero en el interior de esa cueva.

¿Homicidio imprudente o asesinato machista?

Hasta aquí – investigar a Ismael por un presunto delito de homicidio imprudente- se trataría de un “procedimiento habitual”, apuntan fuentes de la Guardia Civil. Pero esa “extraña y peculiar” manera de actuar, aseguran estas mismas fuentes, hizo sospechar que detrás de este posible homicidio imprudente había “algo más” que Ismael ocultaba. Ese “algo más” podría ser un delito de malos tratos contra Lorena, la mujer fallecida y novia del investigado. Por eso, al ser citado en la comandancia de la Guardia Civil para prestar declaración también solicitaron su teléfono móvil.

A esta solicitud, acompañado de su abogado, Ismael accedió “sin problema”. Pero después de bucear en ese teléfono móvil y, concretamente, en esas conversaciones “particulares” con Lorena, investigadores percibieron, aseguran, “mensajes malsonantes” y relacionados con “ataques de celos” contra su pareja, Lorena.

El juzgado de Violencia aún tiene que aceptar el caso

Así se lo hicieron saber al Juzgado de Instrucción número 1 de Cartagena, en funciones de guardia, que asumió el caso tras el levantamiento del cadáver de Lorena el pasado 19 de enero. Por eso, tras la recepción del atestado policial y a la vista de la relación afectiva existente entre la víctima y su acompañante en el momento del fallecimiento, la magistrada titular consideró que se encontraba ante un supuesto delito de malos tratos dentro ámbito de protección de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

De ahí acordó la inhibición de las actuaciones en favor del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Cartagena. Que más tarde pasó a el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Murcia al haber residido la víctima en la capital murciana hasta su muerte.

El juzgado de Violencia contra la Mujer aún debe aceptar la inhibición del juzgado de Cartagena. Antes de aceptar el caso, deben estudiar las pistas que podrían hacer sentar a Ismael en el banquillo de los maltratadores.

La fina línea entre la imprudencia y el dolo

Tal y como informa el diario ‘El Español’, los amigos de Lorena han asegurado, tras su muerte, que Ismael durante el entierro de su novia solo repetía “en bucle” que “Lorena entró en pánico porque no había visibilidad en la Cueva del Agua” y que “se puso nerviosa y no hizo caso a las medidas de seguridad”. Es el mismo relato que ofreció a la Guardia Civil al tomarle declaración. Pero para los amigos de la víctima “es extraño” porque “Lorena era una persona muy prudente y siempre respetaba los protocolos de seguridad”.

Además, este mismo círculo de amigos, ha asegurado que Ismael tenía actitudes tóxicas” con Lorena como “querer vigilar su teléfono móvil” y discutían “frecuentemente”. Controlar el teléfono de una pareja sentimental es un tipo de violencia machista y debería ser suficiente para investigar a Ismael como maltratador. Aunque eso deberá decidirlo la Justicia.

Con todo, estas declaraciones parecen coincidir, sospechosamente, con algunas de las conclusiones que los investigadores habrían extraído del teléfono móvil del investigado y que habrían llevado al primer Juzgado que asumió el caso a inhibirse a favor del de Violencia contra la Mujer.

Dato: de las cuatro vidas que se ha cobrado esta Cueva desde 1996, solo la de Lorena se ha investigado como un posible delito de homicidio imprudente. Las otras tres muertes – dos agentes de la Guardia Civil (1996) y un submarinista acompañado por otros dos colegas (2010)- se consideraron “casi al instante” un fatal accidente. No en cambio la de Lorena. Y con esto, quien quiera entender, que entienda.