La cara oculta del ‘sugardating’: un catálogo de prostitución enmascarado en el empoderamiento falso de las mujeres

Detrás de una relación consentida a cambio de dinero se esconde un sistema que replica dinámicas de prostitución, extorsión y cosificación

Los asociaciones de mujeres aseguran que el porno es una "escuela de violencia contra las mujeres"
KiloyCuarto

“Un sugar daddy es un hombre de alto poder adquisitivo que tiene relaciones afectivas con mujeres a las que ofrece estatus social, apoyo o mentoría”. Así comienza la descripción de la mayor página web de oferta de sugardating en España. Y continúa: “Las sugar baby son chicas, por lo general universitarias, que buscan una seguridad económica, aprendizaje o apoyo en un hombre maduro de clase alta”. Ahí está la clave. La necesidad económica.

Según los primeros datos de una investigación pionera en España realizada por la Asociación Faraxa, la edad media de las mujeres que se exponen en esta página web no supera los 25 años mientras que la de los hombres no desciende de los 50. También destaca la cantidad de datos personales que las chicas comparten, es decir, su foto, su edad, dónde viven, si estudian o qué les gusta hacer en su tiempo libre. Y, por supuesto, sus necesidades y qué están dispuestas a hacer por satisfacerlas.

Sin embargo, más del 85% de los hombres deciden mantener su anonimato. “Es como en el sistema de prostitución tradicional. La mujer es la expuesta, la que corre todos los peligros y el hombre es el que mantiene el anonimato”. Es la primera comparación que hace la socióloga e integradora social, Andrea García, que ha analizado hasta 2.000 perfiles de esta página. “La interfaz de la plataforma replica los catálogos de prostitución dirigidos a proxenetas y puteros: mujeres hipersexualizadas, sin ropa, cosificadas sexualmente y mercantilizadas”, explica.

“Sumisas y atractivas”

Los hombres demandan mujeres “dependientes económicamente”, “jóvenes y/o universitarias”, “sumisas y atractivas” o que acepten “viajes pagados”, mientras que ellas en sus perfiles se llegan a describir como “soy cara”, “soy barata”, “soy un objeto, me puedes utilizar”, “hago lo que sea por dinero”, “págame y yo te satisfago”.

Según los datos obtenidos, el 42% de las imágenes utilizadas por mujeres están hipersexualizadas. “Más de 700 mujeres tenían de fotografía de perfil una foto de ellas en la que estaban literalmente desnudas o incluso fotografías de niñas que estaban atadas como en una práctica de BDSM”, añade la investigadora.

Es importante matizar que en estas páginas no se pueden registrar menores de 18 años, pero no hay ningún control riguroso que lo demuestre. “Si tu eres menor y tienes acceso a internet, con simplemente buscar sugar daddy en Google, la primera página que te aparece con publicidad es esa. Accedes en tres segundos”. Publicidad gratuita, accesible y romantizada.

Falso empoderamiento y sumisión

Existen glosarios que explican cómo debe comportarse una sugar baby, los términos que se utilizan en las conversaciones e incluso artículos que ayudan a tener argumentos para combatir a quienes critiquen la exposición de las mujeres en esas páginas.

Una publicidad que romantiza, según las investigadoras de la Asociación Faraxa, de una forma clara y directa la situación en la que muchas de las mujeres que están en estas plataformas podrían acabar. La prostitución, la extorsión, las amenazas y la dependencia económica.

Lo que hay detrás: prostitución y extorsión

El riesgo de ir aceptando poco a poco condiciones como enviar fotos desnudas, vídeos, quedar en persona o tener sexo a cambio de dinero puede llegar a ser un arma de manipulación y chantaje. “No vamos por buen camino si las alternativas que estamos creando para satisfacer esas necesidades económicas sean decirles a las niñas que suban fotos desnudas o que se acuesten con cinco hombres por dinero”, aclara García.

Tengamos en cuenta que el sugar daddy en estos casos sabe perfectamente dónde vive la joven, dónde estudia, quién es su familia, sus amigos, qué hace en su tiempo libre… y maneja en su móvil fotos comprometidas, seguramente, como mínimo. Es decir, traslada automáticamente a la sugar baby una situación de extrema vulnerabilidad y desventaja.

Ellos suelen ser hombres casados, con una familia formada y con una posición económica alta. De hecho, si se quieren registrar en esta plataforma deben pagar una cuota de 40 euros al mes. El pago sirve únicamente para tener acceso y poder entablar una conversación con la sugar baby que elijan. Quien se registre como sugar baby, independientemente de que sea hombre o mujer, no tiene que pagar, porque la plataforma entiende que son el producto. La realidad es que el 93,8% son mujeres, por lo que, ellas, son el producto de ellos.

Estos son solo los primeros datos de una investigación que continúa su curso. La pornografía, la prostitución y la trata van de la mano. “Las chicas se piensan que en la prostitución hay explotación porque hay un hombre, un chulo, un proxeneta que se está lucrando de esas mujeres, pero en estas plataformas está pasando exactamente lo mismo. Se lucran de que tú te explotes sexualmente, hay agencias de mánager, hasta mujeres que venden cursos de cómo ser una buena sugar baby. Curso y diploma”, concluye la investigadora.

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