Juana Rivas no estaba loca, ni era culpable

Se le acusó de "manipuladora" y de "loca" y le aplicaron el falso SAP. Con todo, ha podido demostrar que no estaba loca, ni era culpable

Todo comenzó en 2009, hace ya 15 años, cuando Juana Rivas, aconsejada por una amiga, decide denunciar a su entonces pareja y padre de su primer hijo, Francesco Arcuri, por malos tratos. La granadina presentaba moratones en un brazo, según recogió el expediente médico. Sin embargo, Arcuri decide hacer lo mismo y denuncia a Rivas, que sale absuelta mientras a él le condenan a tres meses de prisión y a una orden de alejamiento de un año y tres meses.

Pese a esto, la pareja se reconcilia y se muda a Carloforte, donde tienen a su segundo hijo. La relación vuelve a romperse durante estos años hasta que en el 2013 vuelven juntos. No se tiene más noticias de la familia hasta mayo de 2016 cuando Juana Rivas decide abandonar su domicilio en Cerdeña y poner rumbo a Maracena, en Granada, con el pretexto de ver a su familia. Lo hace acompañada de sus dos hijos menores de edad.

Cronología de los hechos

Durante dos meses, alega estar enferma, motivo por el que no podría viajar a Italia. Sin embargo, aprovecha para asesorarse en el Centro de la Mujer de su localidad y en julio de 2016 le denuncia ante la Guardia Civil por maltrato físico y psicológico. A principios de diciembre de ese mismo año, interpone otra denuncia en la que añade que su hijo mayor también había sido víctima de malos tratos por parte de su padre. Sin embargo, es el 14 de diciembre cuando todo cambia para Juana Rivas y sus hijos: el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Granada ordena a Rivas la “inmediata restitución” de sus hijos a su padre en Italia.

La granadina intenta hacer todo lo posible para evitar esto. Recoge un documento con 150.000 firmas que presenta en la Abogacía del Estado de Granada. Sin embargo, todos sus esfuerzos son en vano. En abril de 2017, la Audiencia desestima su apelación y vuelve a ordenar que entregue los hijos a su padre. Se concierta la entrega en un punto de encuentro familiar en Granada el 26 de julio, día que Juana Rivas da una rueda de prensa anunciando su oposición a tal decisión y desaparece junto con los dos pequeños.

El abogado de su expareja solicita una orden de detención internacional al mismo tiempo que alega que Rivas tiene un importante “desequilibrio emocional“. Para demostrar esto, la acusación contrata a una psicóloga, Ludovica lesu, que le hace un informe basándose en el síndrome de alienación parental en el que explica que la granadina es “manipuladora” y que tiene “un grave funcionamiento mental patológico asociado a desorganización del pensamiento”. Informe que fue rebatido por el médico forense y exdelegado del Gobierno conta la Violencia de Género, Miguel Lorente.

Es en este momento, con Juana Rivas escondida con los niños, cuando comienza una campaña de apoyo en España a través del hashtag “Juana está en mi casa“. El apoyo masivo no sirve cuando el 24 de julio, la Audiencia de Granada decreta que Rivas tiene dos días para entregar a los niños. Finalmente, sin posibilidad de poder apelar, los entrega el 28 de agosto.

Es debido a esto que el 27 de julio de 2018 es condenada a cinco años de prisión y a seis de inhabilitación para ejercer la patria potestad. Finalmente, en abril de 2021, el Tribunal Supremo considera que Rivas solo había cometido el delito de sustracción de menores y rebaja la pena a dos años y medio de cárcel que comienzan el 11 de junio del mismo año en el Centro de Inserción Social Matilde Cantos Fernández de Granada.

Manifestación en honor a Juana Rivas en Granada en el año 2021

Durante este tiempo el apoyo a Juana Rivas no hizo más que crecer. Incluso por parte de diputados, como hizo Irene Montero, ministra de Igualdad en esa época. Y aunque se solicitó un indulto, tampoco fue concedido. Cuatro días después, el 15 de junio, se le concedió el tercer grado, por lo que podía cumplir condena en su domicilio con control telemático. Medida que tammbién le fue cancelada, obligando a Rivas a volver a ingresar a prisión el 20 de julio.

El 16 de noviembre se le concedió un indulto parcial por el que su pena quedaba reducida a un año y tres meses de prisión. Pena que fue suspendida en marzo de 2022 con la condición de no cometer un nuevo delito durante el plazo de tres años.

En la actualidad

En 2023 consiguió la custodia de su hijo mayor, Gabriel. Ya en 2024, concretamente en abril, el Tribunal Supremo de Italia admitió el recurso de Rivas por la custodia de su hijo menor y ordenó así repetir el juicio que separó a los dos hermanos. Desde que Gabriel se mudara a Granada con su madre, Daniel, el hijo menor, ha estado en Cerdeña con su padre.

Todavía este mismo verano, según cuenta Francisca Granados, asesora jurídica de Juana Rivas, a Artículo14, Daniel le pidió a su madre y a su abuela que no le dejaran de nuevo con su padre. Además, les dijo que si tuviera que declarar “diría barbaridades” de ellos porque su padre “le obligaba”. Situación que ocurrirá hoy, a las 11:00 cuando Daniel declare en el Tribunal de Apelación de Cagliari, en Cerdeña, delante de los abogados de su padre sabiendo que al otro lado de la puerta se encuentra su progenitor con el cual tendrá que volver a casa a miles de kilómetros de su madre y hermano.

Han pasado casi dos décadas, ha entrado en la cárcel por ser la mayor madre protectora de toda España, le han aplicado el falso SAP y aun hoy sigue sufriendo un claro caso de violencia institucional. Y aunque muchos intentaron demostrar lo contrario, ya hoy, y con todo, se puede decir alto y claro que Juana Rivas no estaba loca, ni era culpable.