El domingo pasado Francisco Arcuri, expareja y padre de los hijos de Juana Rivas, la llamó por teléfono cinco veces: a las 17:02, a las 19:34, 19:49, 20:51 y a las 22:10. Desde el 22 de diciembre, Arcuri ha marcado el número de su exmujer todos los días, todos. Algunas jornadas Rivas ha recibido hasta nueve llamadas por parte de su expareja condenada por maltrato hacia ella en 2009.
Los abogados de la madre protectora consideran que este comportamiento se enmarca como delito por violencia de género (art. 153 del Código Penal) y acoso telefónico (art. 172 ter Código Penal) y ayer presentaron una denuncia por estos hechos en la que explican: “Desde el pasado día 22 de diciembre de 2024, el denunciado Francesco Arcuri, expareja de la denunciante, y condenado por violencia de género contra ella, ha intentado contactar en múltiples ocasiones con Dña. Juana Rivas, a través de reiteradas llamadas de teléfono, que suman un total de 90 intentos en tan sólo 23 días, y absolutamente ninguna de ellas ha sido atendida por la Sra. Rivas.
Si bien es cierto que no existe ninguna orden de prohibición de comunicación entre ambos, debe tenerse en cuenta que es pública la animadversión mutua que sienten y por este motivo estos reiterados intentos de contacto están generando en la Sra. Rivas el lógico desasosiego y preocupación, habiendo incluso llegando a irse de su domicilio o suspendido su asistencia a alguna reunión familiar propia de las fechas navideñas”.
Una injustificada visita a España
La denuncia apunta que “Debe destacarse que cuando se produce el inicio de este acoso telefónico, el denunciado se encuentra en España, país al que se había desplazado (al menos durante unos días, según ha relatado su abogado a diversos medios de comunicación). No nos consta el motivo de este desplazamiento. No existe ninguna justificación para estas llamadas. Es obvio que la relación entre ambos es de absoluta hostilidad, con múltiples denuncias, querellas y demandas entre ambos y, es incluso conocido que expresamente hemos denunciado esta situación de continuo acoso en otros procedimientos, tanto en Italia como en España. El denunciado tiene pleno conocimiento por los medios de comunicación y a través de su abogado en Italia (que ha estado en directo contacto con los abogados de la Sra. Rivas) de la existencia de nuevas denuncias y de que considerábamos un riesgo entregar al menor Daniel Arcuri a su padre (procesado en Italia por maltratarlo y condenado en España por violencia de género).
Por este motivo, era plenamente conocedor de que su injustificada visita a España del 22 al 24 de diciembre de 2024, unida a determinados mensajes que se ventilan en otro procedimiento, habían generado ya el justificado temor de la denunciante, e incluso, la existencia de una evaluación VioGén con riesgo “alto”. Este nuevo hecho se enmarca en otras muchas denuncias, presentadas en España e Italia, que analizadas en su conjunto acreditan que el Sr. Arcuri tiene la intención de controlar y subyugar a todos los miembros de la familia, y en especial, a su expareja, la denunciante, Dña. Juana Rivas Gómez. Con las llamadas reiteradas trata de imponer su
presencia y perturbar la paz de la denunciante, alterando su vida cotidiana”.
“Estoy en Granada. Feliz Navidad”
Hay que recordar que además de las llamadas, Arcuri escribió varios mensajes a Rivas. “Buenas noches, también yo estoy en España en Granada y alrededores. Espero que Daniel pueda pasar buenos momentos con vosotros. Si se manifestaran nuevos episodios de maltrato psicológico contra él, intervendré inmediatamente. Feliz Navidad a todos”, escribió nada más llegar a España en el mismo avión que su hijo Daniel, un viaje del que no avisó a nadie e incluso ocultó al haber obligado a Rivas a abonar un suplemento de acompañamiento a la compañía porque el pequeño viajaba solo.
No solo envió ese mensaje. También redactó otro, más breve, en que textualmente dice: “Veo que ya habéis saboteado su teléfono, me dispongo a informar a quien proceda“. Una declaración incomprensible porque, hace unos días el niño dijo ante un juez que no tenía teléfono. “Este dato es especialmente relevante porque Juana había presentado en el tribunal unos mensajes de Daniel implorándole ayuda. Estos textos han sido analizados por un perito informático que certificó su integridad, acreditando que no habían sido manipulados”.
Ante esta actitud y los mensajes intimidatorios cuya “única finalidad es amedrentar a Rivas” Juana y su hijo mayor, Gabriel, denunciaron este a Francisco Arcuri por coacciones, amenazas y violencia de género, denuncia que fue archivada.