Jesús Pradales, asesino confeso de Juana Canal, fue y es un maltratador. Hoy ya entre rejas, nunca fue juzgado como tal, a pesar de que había sido detenido hasta en dos ocasiones por dos delitos de malos tratos contra otra mujer, otra de sus víctimas, entre los años 2004 y 2006. Uno y tres años después de haber asesinado a Juani, descuartizado su cadáver y ocultarlo durante casi veinte años.
Pradales no entró en prisión preventiva por el asesinato de Juana Canal hasta el año 2019. Tuvo la oportunidad de amedrentar a más mujeres durante casi 15 años. Tuvo la oportunidad de volver a matar, como ya lo había hecho anteriormente, porque su versión, su palabra, fue suficiente para dejarlo libre durante años.
Ley Integral de Violencia de Género
En aquel año 2003 que un hombre dijese que la mujer con la que compartía una relación sentimental “se había vuelto loca” porque era “alcohólica” y que “fruto de una discusión (…) se había marchado de casa para no volver” – pese a que eso significase que abandonaba a sus hijos, a los que “amaba infinitamente”-, era suficiente para dar carpetazo a la desaparición repentina de la mujer en cuestión. La Ley Integral de la Violencia de Género aún daba sus primeros pasos. Ni siquiera estaba aprobada. Y el concepto maltrato aún venía de la mano de un “algo habrá hecho” para que “la zurren”. Seamos honestos: ese pensamiento aún existe y son cientos los que niegan así la violencia machista.
Pero, en algo hemos cambiado; cada vez son menos los que se atreven a decirlo en voz alta y, con ello, cada vez con más las mujeres que se atreven a denunciar. Porque de alguna forma, aunque sea mínimamente, vamos perdiendo el miedo a ser juzgadas.
Veinte años juzgando, legalmente, la violencia machista
Se cumplen veinte años de la Ley que permitió hablar de “asesinato por violencia machista” y por tanto se cumplen dos décadas en el que se permite juzgar a los maltratadores como tal. Un texto con enormes taras al que hijos y hermanas de Juana Canal no pudieron agarrarse cuando detuvieron al maltratador y asesino confeso de su madre y hermana. “Homicidio con agravante de parentesco”. Es el delito por el que fue condenado Pradales a 14 años de prisión. Lo cierto es que Pradales nunca podría haber sido condenado por un asesinato por violencia machista; como a ojos de la ley ese delito no existió hasta finales de 2004, y él mató a Juani en febrero de 2003, no se le puede aplicar una condena por ese tipo de delito. Aunque el crimen sea el mismo: asesinar a su entonces pareja. Así son cosas.
Hoy ya casi nadie duda de que este hombre es un maltratador además de asesino- quien duda es porque niega este tipo de violencia contra las mujeres- y tampoco se duda de que Juani fue asesinada – Padrales confesó el crimen aunque nunca admitió que la matase intencionadamente, a pesar de haberla descuartizado y haber dejado una nota a los hijos de ella haciendo creer que se había marchado para no volver, cuando en realidad, sus restos ya estaban bajo tierra entre dos hoyos que él mismo había cavado en una finca a las afueras de Ávila, la misma noche en la que la mató.
El asesino de Juana fue detenido por malos tratos contra otra mujer
Las dudas que hoy surgen no tienen más que una respuesta: violencia machista. ¿Cómo es posible que un hombre investigado por la desaparición – y después asesinato- de una mujer en 2003, sobre el que solo unos meses después del asesinato de esta, pesaba una denuncia por malos tratos y, tres años más tarde, otra denuncia más por malos tratos, siguiese libre, paseando por la calle, a cargo de dos niños – fruto de su segundo matrimonio- hasta el año 2019? Violencia machista.
En la segunda de las denuncias por malos tratos que consta sobre Pradales fue detenido. El 18 de abril de 2006, tal y como consta en dependencias policiales, una patrulla de la Policía Nacional lo detuvo en “la parte de atrás de una gasolinera” al ver como este maltratador “agredía a una mujer” en presencia de sus hijos. Se lo llevaron a comisaría y poco después quedó libre. Pradales siguió su vida, como si nada, hasta que -por una mera cuestión de suerte- un senderista en 2019 encontró un cráneo y un fémur humano mientras paseaba. Eran algunos de los restos óseos de Juana Canal.
Pradales podría estar libre pese a ser un asesino confeso
Si con todo este despropósito no fuese suficiente, durante casi tres años, una vez detenido Pradales por el asesinato, descuartizamiento y ocultamiento del cadáver de Juani, los familiares de la víctima tuvieron que convivir con el hecho de saber que el asesino de Juana podría salir absuelto del delito. Durante meses la posibilidad de que Pradales fuese juzgado por un “homicidio imprudente” estuvo sobre la mesa. Y de haberse juzgado como tal hubiese salido a la calle sin más: el delito habría prescrito. El homicidio doloso, tanto en el tipo básico como en el tipo agravado, prescribe a los 20 años. No es el caso del homicidio imprudente, que prescribe a los 5 años. Es decir, en este caso, en 2008. En este escenario tuvieron que pelear los familiares de Juana Canal, una víctima de violencia machista que no fue tratada como tal. Y todo fue porque hasta hace veinte años ni si quiera la justicia ponía nombre a la violencia machista. Ese año, el del asesinato de Juana Canal, otras 71 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas o exparejas. Ninguno de los asesinos fue juzgado, además de como asesino, como maltratador. Tampoco constaban denuncias previas por maltrato contra ellos.
Hoy sabemos que Juana fue la víctima 72 aquel fatídico 2003. Un año que también fue el primer año en el que se empezaron a recopilar los datos de las mujeres asesinadas por violencia de género en España. Y que, a su vez, se convertiría en último año completo donde las autoridades permitieron abiertamente que los asesinos machistas de mujeres no tuvieran mayor castigo que 15 años de prisión- el máximo entonces por un homicidio con agravante de parentesco- por arrebatarnos la vida.