Jenni Hermoso recurre “los errores” del juez: “No fue un beso robado, hubo violencia”

De irracional, ilógica y poco ajustada a la contundencia de los hechos probados. Así califica el letrado de la futbolista la sentencia dictada hace dos semanas. “No fue un beso robado, hubo violencia”

Todas las partes han apurado para entregar el recurso, pero todas han recurrido la sentencia, hasta el punto de pedir la anulación del juicio en el caso de la Fiscalía. La acusación particular que representa a Jenni Hermoso no ha llegado tan lejos, pero en 40 páginas recoge lo que califica de “errores” del magistrado y pide una ampliación de la condena a Luis Rubiales, con pena de prisión de un año con la accesoria de inhabilitación para el ejercicio de profesión relacionada con el ámbito deportivo durante la condena, así como la prohibición de acercarse a la jugadora en un radio de 200 metros durante cuatro años.

La máxima en la que se apoya el letrado Ángel Chavarría es que las pruebas “no han sido valoradas racionalmente y el magistrado ha aplicado erróneamente la ley”. En este sentido entiende que el magistrado no ha sabido ver en su magnitud ni la violencia empleada por el expresidente de la RFEF cuando “propinó” el beso a Jenni Hermoso ni la intimidación ejercida por ser un superior ni las coacciones y presiones del entorno de la Federación, y menos aún considera que haya acertado en la calificación de la indemnización en un gesto que se difundió a nivel mundial.

“Al considerar que no media violencia o intimidación, el juez califica la agresión como un ‘beso robado’”, critica el representante de Hermoso, por entender que el magistrado está rebajando con esa calificación de los hechos, pues incide en el robo y no en la violencia. Lo que Chavarría tacha de “error”. En su exposición ahonda en cómo Rubiales sujetó la cabeza de la futbolista “siendo suficiente para evitar que abandonará el lugar, moviera la cabeza, esquivara la acción y, por tanto, suficiente para garantizarse el éxito de la agresión sexual consumada”. Por lo que se trataría de una agresión sexual agravada, no penada como multa, como sentenció el juez.

En su repaso al argumentario de Fernández-Prieto, el letrado acusa la sorpresa de que no se aprecie intimidación ni superioridad: “Jennifer ve cercenada su capacidad de reacción y oposición, no ya por la fuerza, sino por ocurrir en un contexto protocolario de celebración de uno de los mayores éxitos deportivos del fútbol femenino español, presidido por quien cometió el acto”. Y ese puesto de presidencia que ocupaba Rubiales ya le otorgaba una posición elevada sobre Hermoso, que el juez no vio. Otro “error”. Como la tasación del daño causado a la futbolista, explica en su recurso.

En la sentencia, el magistrado cifró la indemniza en 3.000 euros, sin especificar en base a qué imponía esa cuantía final. Dejaba claro por qué entendía desorbitada la petición de 50.000, pues se aplica a casos que Fernández-Prieto entendía “más graves” en la amplia horquilla de la agresión sexual. Sin embargo, no lo ve así Jenni Hermoso, “pues en pocos procedimientos se han acreditado más de 100 medios de comunicación (nacionales e internacionales) evidenciando el impacto mediático y social de la agresión, donde el beso no consentido fue visto por millones de espectadores en todo el mundo, perjudicado seriamente el logro deportivo obtenido por la jugadora como miembro del equipo nacional, mancillado el honor y la dignidad de la Jugadora, cuestionando su dignidad, su palabra, su honradez, sometiéndola a tanta presión mediática por algo que ella ni buscó ni provocó”.

Por último, en lo que respecta al resto de imputados que quedaron absueltos Chavarrís solicita que sea también revisada la decisión de su señoría y se les condene por coacciones.