¿Han llegado los ‘incels’ violentos a España? Analizamos el caso del violador en serie de Valencia

Iván Colom sufrió una transformación en pandemia. Según sus conocidos, pasó de ser un tipo concienciado y de izquierdas a compartir contenido misógino y de ultraderecha

El violador en serie de Valencia se radicalizó en pandemia

Iván Colom tiene 30 años y está en prisión acusado de ser el violador en serie de Valencia. Desde enero de 2024, agredió sexualmente, o lo intentó, con, al menos, 17 mujeres que volvían a casa solas de noche. Sus conocidos aseguran que era un tipo tranquilo, que estudió danza en el Conservatorio Superior y que se caracterizaba por su activismo político de izquierdas.

En pandemia se radicalizó

Cuenta el diario El Español que era republicano y que asistía a manifestaciones y charlaba sobre feminismo hasta que la pandemia le cambió por completo. Poco a poco, sus creencias viraron y empezó a compartir en redes publicaciones machistas, negacionistas de la violencia de género y comentaba o compartía contenidos de destacados ultraderechistas y youtubers antifeministas.

“Cuando llamas a la gente normal machistas por el hecho de ser hombres, racistas por el hecho de ser blancos, homófobos por el hecho de ser heteros… lo único que estás haciendo es convertirlas en tus enemigos”, “dejarnos de tantos espacios seguros, microagresiones y políticas identitarias de mierda” escribió y compartió en sus redes. En ellas se repetían conceptos como “feminismo supremacista“, “víctimas inventadas” u “hombres cancelados”. ¿Cómo pasa un chico comprometido y normal a convertirse en un misógino?

Culpar de sus frustraciones a las mujeres

La psicóloga, Lorena García Boyero, cree que tenemos que tener en cuenta que en pandemia estuvimos aislados. “Este chico no deja de ser un hombre joven al que el encierro probablemente afectó a parte de su desarrollo, a sus relaciones personales, amorosas y, al final, esto genera mucha frustración y miedo. El discurso misógino en redes, en contra de las mujeres o que las culpa de esas frustraciones es muy peligroso”.

“Sabemos que los algoritmos generan todavía más contenido de odio, de discursos contra del feminismo y de la idea de que el hombre debe dominar a las mujeres, que ellos no tienen que aceptar el rechazo, sino que tienen que doblegarlas a través de la fuerza. Creo que se juntan muchas cosas en lo que es la pandemia para que todo este caldo de cultivo pueda generar un agresor como parece ser este chico”.

Iván Colom está acusado de agredir o intentar agredir a, al menos, 17 mujeres
KiloyCuarto

Ejercer la fuerza como solución a sus problemas

García Boyero, considera que si además Colom tenía “una situación económica o laboral precaria, con un trabajo que probablemente no le satisfacía y sentía esa falta de perspectiva de futuro”, esas circunstancias pueden favorecer “que ponga el foco en las mujeres, en vez de cuestionar un poco nuestro sistema y cómo estamos viviendo”.

“Creo que, al final, tanto el consumo de estos mensajes o de pornografía cada vez más violenta y más misógina provocan todas estas emociones de inseguridad, soledad, y desconfianza que pueden dar lugar a que ciertas personas, con algunas características de personalidad, puedan derivar en ver como una solución a sus problemas ejercer la fuerza. Creo que ha podido ocurrir, es plausible como hipótesis“, asegura la psicóloga.

Grabar a sus víctimas como humillación plena

García Boyero advierte de que deberíamos reflexionar porque cada vez la sexualización es más precoz y con prácticas más violentas. En el caso del violador en serie “desconocemos cómo han sido sus experiencias con otras con mujeres. No sabemos si ha tenido éxito en sus relaciones, pero lo que sí está claro es que hay un punto de mucha impulsividad y de, probablemente, odio“.

Para la psicóloga, “aparte de lo que es la práctica violenta y de dominancia sobre la mujer” de la agresión, el grabar a algunas de sus víctimas “es una humillación plena. Es querer dominar, pero también poder influir en la reputación de esa mujer como un elemento también de dominancia”, explica.

“Un cambio tan radical en una persona aparentemente normal nos sorprende, pero es que, a veces, no conocemos toda su realidad, no sabemos lo que estaba consumiendo desde, quizá, su adolescencia que le podía estar llevando a este camino. Compartiendo contenido claramente misógino, creo que se podía entrever que algo le estaba ocurriendo dentro de sí mismo”, apunta.

“A veces, en los propios círculos, sobre todo entre hombres, está faltando un espacio de reflexión, de compartir desde la vulnerabilidad, no tanto desde desde el poder y el control. Creo que eso es clave, y que si no se atiende, puede llevar hacia el odio y el odio, a veces, es violencia”, matiza.

Lo online y lo offline no son dos mundos diferentes

En cambio, la socióloga experta en género e investigadora social, Beatriz Bonete, no cree que exista un proceso de radicalización machista en los hombres que transforme a un hombre normal en un violador.

“En la actualidad lo que existen son muchos espacios y movimientos, sobre todo en el ámbito digital, para que hombres misóginos como él, como los ‘incels’, puedan expresar libremente su odio hacia las mujeres. A veces pensamos que lo online y lo offline son dos mundos diferentes, pero no lo son. Sobre todo, porque el hombre detrás de un alias, que insulta y humilla a mujeres en plataformas y redes sociales, también es un hombre que insulta y humilla a mujeres cuando puede y como puede”, concluye.