Era una agresión sexual

Hermoso ilustró el cambio de paradigma de la Ley del solo sí es sí en un solo gesto retransmitido por televisión y la sentencia lo corrobora, no hubo consentimiento. Varias expertas analizan qué supone el fallo de la Audiencia

Jennifer Hermoso ha conseguido explicar en qué consiste el consentimiento sexual KiloyCuarto

Era una agresión sexual. Jennifer Hermoso ha logrado explicar al mundo que si no hay consentimiento, es una agresión. Lo hizo en un primer momento cuando puso el cuerpo para defender una obviedad y denunció al entonces presidente de la Federación Española de Fútbol. Este jueves, la Audiencia Nacional ha condenado a Luis Rubiales y se cierra así el debate sobre lo que se considera o no delito. Analizamos con tres expertas la sentencia y qué supone el fallo para el futuro.

El expresidente de la Federación de Fútbol Luis Rubiales (c) a su salida tras prestar declaración durante la sesión de este martes EFE/ Fernando Villar

Cristina Fallarás escritora y periodista

“Es uno de los mayores avances en feminismo y poder judicial en mucho tiempo”

Que al presidente de la Federación Española de Fútbol el juez le diga ‘está usted condenado por agresión sexual a la jugadora Jennifer Hermoso’ es uno de los mayores avances en feminismo y poder judicial en mucho tiempo. Eso tiene que ver con que existe la Ley del solo sí es sí, con que ese gesto, esa agresión de Rubiales, lo consideramos agresión sexual y no lo consideramos beso. Recordemos que esto es muy reciente y tiene que ver también con un cambio en la percepción social.

Por último, y esto es muy importante también, es el resultado de la valentía, la firmeza y la solidez de Jenni Hermoso. Es una mujer admirable que dio un paso al frente y lo ha sostenido por todas nosotras y que ha modificado la percepción de lo que considerábamos violencia sexual, esto es así. Paralelamente, creo que la no condena por coacciones es algo incomprensible.

Beatriz Gimeno, política, activista y exdirectora del Instituto de las Mujeres

“Es una sentencia agridulce y diría que un tanto cobarde”

Me parece importante que se considere que un beso no consentido es una agresión sexual y quede establecido que Jenni Hermoso decía la verdad, que Rubiales es un mentiroso y un agresor sexual. La libertad sexual de las mujeres aparece como lo importante y queda protegida en la sentencia.

Es cobarde porque va al rango más bajo de la pena sin considerar la situación de superioridad de Rubiales. Bueno, si la considera pero no le da mucha importancia, cuando creo que es fundamental. De haberlo considerado hubiera tenido que ir a una pena más alta. Me parece que el hecho de que Rubiales fuese presidente de la Federación y el jefe de Hermoso, y por tanto que estaba en una situación de clara superioridad, es vital en este caso. Sin embargo, también a Ismael Álvarez, el exalcalde de Ponferrada que agredió a Nevenka, le eximieron de esa circunstancia, como alcalde y concejala que eran. Lo que fue igual de escandaloso que ahora.

No obstante, me parece que la sentencia es un avance y la prueba de que el sí es sí cambia las cosas y pone en primer plano la libertad sexual de las mujeres. Me preocupa un poco que todo el mundo parezca pedir siempre más cárcel y más castigo sin tener en cuenta la proporcionalidad del hecho por una parte y por la otra, pero la sentencia señala lo importante: que Jenni no mentía, que es una agresión sexual, y que Rubiales, por tanto, es un agresor.

Irene Zugasti, politóloga y periodista especialista en políticas de género

“Lo que merecía enjuiciarse era toda la estructura de poder que trabajo por el silenciamiento de Jenni Hermoso y sus compañeras”

Si el juez no ha entendido que esa superioridad, esa jerarquía y ese poder con el que luego operaron las presiones y coacciones posteriores es parte fundamental de la violencia sexual, a este juez le falta muchísimo que aprender en materia de violencia sexual. Está muy bien que reconozca que el beso es no consentido y por tanto una agresión, pero es un mínimo que debería estar ya fuera de toda duda: lo que merecía enjuiciarse era toda la estructura de poder que trabajo por el silenciamiento de Jenni Hermoso y sus compañeras.

La futbolista Jenni Hermoso a su llegada a la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares. EFE/Fernando Villar

Dicho lo cual, es una sentencia con claroscuros, pero me centraría sobre todo en deshacer el camino: desde el apoyo espontáneo al #SeAcabó y a las futbolistas hasta la lección sobre consentimiento que hemos aprendido gracias a la valentía de Hermoso. Ese consenso social y feminista está conquistado al margen de lo que dicen los jueces, aunque seguiremos peleando por una justicia con perspectiva de género. Y en cuanto a Rubiales, sigue siendo millonario y con causas pendientes, así que el futuro dirá, pero no nos olvidemos que quien le tiró de la silla fue el feminismo y las mujeres valientes

Carolina Pulido, exconcejal de Más Madrid, consultora en temas de género e infancia y experta en masculinidades

“Creo que existen argumentos de sobra para demostrar esa relación de superioridad entre Rubiales y Jenni Hermoso”

La sentencia tiene cosas positivas. Lo más importante es que se constata, sin ningún género de dudas, que hay una falta de consentimiento y que esta falta de consentimiento es un hecho constitutivo de delito. Otra cosa es la gradación del delito. Según la sentencia se considera probado un delito de agresión sexual de baja intensidad en base a varias razones que a mi me parecen coherentes, no obstante si hay una hecho que me chirría y es que no se considera que haya una relación de superioridad por parte de Rubiales. Creo que existen argumentos de sobra para demostrar esa relación de superioridad.

Ahora bien, lo que realmente me parece sorprendente es que no se haya considerado probado el delito de coacción, aludiendo a que en las declaraciones de la víctima y de las y los testigos “no se describe ningún acto de violencia ni de intimidación sobre la persona de Jenni Hermoso”. Desde luego, las amenazas veladas sobre las consecuencias en su carrera profesional de no firmar el comunicado conjunto con Rubiales o de no grabar un video exculpando a Rubiales me parece que son bastante intimidantes.
No digamos ya la persecución y acoso que se produjo después de los hechos a la propia Jenni, a sus compañeras y a su la familia para que no denunciara o intentara “quitarle hierro” al asunto. Para mi este hecho es lo más destacable de la sentencia porque es una de las cosas más graves del caso y demuestra una vez más porque a las mujeres nos cuesta tanto denunciar estas situaciones.

No obstante, creo que en este caso siempre tenemos que felicitarnos por haber llegado a donde ha llegado. El caso Rubiales ha marcado un hito en la historia de este país y ha puesto en la agenda social y política algo que era urgente poner encima de la mesa. La denuncia de Jenni Hermoso ha servido de disparador para que muchas conciencias se remuevan y muchos hombres empiecen a reflexionar y tomar conciencia de lo que supone la violencia sexual. Ha servido también para alimentar ese relato colectivo que tanto necesitamos las mujeres para empezar a poner nombre a las violencias y arrancar el camino hacia la justicia restaurativa. Por otro lado, nos recuerda cuán necesarios son los cambios sociales y los avances legislativos que traen.