Existen realidades de las que no se quieren hablar. La violencia de género es una de ellas. Pocas son las personas que se atreven a denunciar esta situación. Menos aun las que hablan de esta violencia en personas con discapacidad o en la tercera edad. Tampoco se suele hablar de que sufrir violencia de género durante el embarazo “es muy habitual”.
Es importante recordar que el embarazo en una mujer “es una etapa especialmente vulnerable”. Según la psicóloga y experta en violencia de género, Bárbara Zorrilla, es una etapa “en la que nos invaden muchos miedos y en la que más que nunca necesitamos ser cuidadas“. Sin embargo, ese cuidado y cariño necesario, hay muchas madres que no lo tienen porque son víctimas de violencia de género.
La realidad que vivían antes de quedarse embarazadas estas mujeres se recrudece con esta etapa: “Ellas piensan que el embarazo va a poner fin a la violencia porque ellos van a recapacitar. Porque van a ser padres. Pero lo que ocurre es todo lo contrario”.
La violencia en embarazos, muy común
Zorrilla, directora de Psicoterapia Integral Mujeres, asegura que en su consulta ha conocido muchos casos de mujeres que han sido víctimas durante el embarazo: “Es algo muy habitual, ya sea física o psicológica. Al contrario de lo que se piensa, las mujeres en esta etapa es cuando más la sufren. Si ya había violencia se recrudece y si no la había, aparece”.
Esto ocurre porque según la psicóloga “los maltratadores utilizan diferentes estrategias. La violencia es un medio para mantener a la mujer sometida en una situación de dominación”. Este tipo de violencia, durante el embarazo, se puede notar en que las madres “consultan de manera mucho más tardía los servicios sanitarios, se muestran mucho más dependientes de ellos o no acuden a las consultas de control de embarazo”. Además, “las obligan a ir solas al médico o a procedimientos donde necesitan un acompañante”.
Después del embarazo, la violencia psicológica también puede continuar con comentarios como “es que ya no me estás haciendo caso” (porque la madre se preocupa de su bebé) o “es que es una carga económica“, refiriéndose al nuevo hijo de ambos.
La especialista asegura que “la violencia de género se inicia desde el principio de una relación” aunque se puede manifestar de manera “más sutil”. Lo que ocurre es que muchas mujeres no se dan cuenta. “Ellas aseguran que están viviendo algo idílico, maravilloso, que están en una nube”, explica Zorrilla. Sin embargo, lo que la doctora ve es que “donde ellas ven amor y protección, realmente hay celos, control y coacción. Así se allanan el terreno generando en ellas dependencia emocional para luego dar el paso a todo lo que viene después”.
Problemas de salud mental
La psicóloga advierte de que sufrir malos tratos durante el embarazo “no solo es un factor de riesgo para la salud mental de la madre” sino también “para su salud integral, familiar y social. También para el bebé y para el futuro vínculo entre ambos“. Zorrilla explica que la madre, al haber vivido un incremento de la violencia durante su gestación, puede tener problemas en el vínculo con el bebé, incluso hasta llegar a sentir rechazo del mismo.
Las madres víctimas de violencia de género también pueden pasar por una etapa de autoreproche. En ella se preguntarán por qué ha traido un bebé al mundo en esa situación, si sus hijos tendrán que vivir también esa violencia o si se volverán a repetir esos episodios. Una situación que es importante “trabajar” con un especialista en la materia.
Sistema sanitario especializado
Bárbara Zorrilla también proporciona formación a profesionales sanitarios en detección e intervención en materia de violencia de género. En este punto, insiste en que el principal problema es que “tenemos un sistema sanitario masificado con poco tiempo de atención y poca sensibilización con la violencia machista. Les faltan herramientas y formación“.
La doctora asegura que si la mujer muestra ciertas actitudes se podría sospechar si es víctima y, en tal caso, se podría intentar ayudarla. Como por ejemplo, “si presenta un abuso de sustancias o si no toma una determinada medicación pautada previamente”.
Sin embargo, sin la especialización por parte del equipo sanitario tampoco será posible esa ayuda. “Un médico sin especialización puede llegar a darse cuenta pero tiene que preguntarle en condiciones de seguridad sin poner en riesgo a la mujer. Muchos profesionales les dicen simplemente que se separen y eso muchas veces no pueden hacerlo”.
Es por estos motivos por los que Zorrilla explica que hay que estudiar cada caso particularmente. “Hay que ver en qué punto está la mujer, hacer una valoración del riesgo y una valoración de la sintomatología, además de un acompañamiento adecuado”.