Italia llevaba ya, a diferencia de España, que había salido recientemente del franquismo, muchos años de democracia desde la liberación italiana de la Segunda Guerra Mundial en 1946, cuando se fundó la República. Sin embargo, hubo que esperar hasta el 5 de agosto de 1981 para que se derogasen dos de las leyes más machistas del país, que habían determinado el destino de muchas mujeres durante décadas, y que venían directamente heredadas del llamado Código Rocco de la época fascista. Las italianas a partir de aquel momento adquirieron la libertad que hasta ahora una sociedad extremadamente tradicional y machista les había robado. Dieron un paso definitivo para una sociedad que estaba cambiando, de hecho ya antes se había conseguido la ley del divorcio, en 1970, y en 1978 la del aborto. Esta era, sin embargo, una batalla significativa en la forma y en el fondo para toda una generación.
Hasta ese momento la violencia contra las mujeres era, a nivel judicial, pero también en la percepción que tenía la sociedad, una condena y una culpa para la víctima. La ley del matrimonio reparatorio estaba presente en el Artículo 544 del Código Penal italiano de la época y establecía que “para los delitos previstos, el matrimonio que el autor del delito contrae con la persona ofendida extingue el delito, también respecto de los que participaron en el delito mismo: si ha habido sentencia, cesan su ejecución y efectos penales”. Significaba que, hasta 1981, pasando por la Iglesia, un hombre abusador podía eludir el delito, aceptando casarse con la víctima que terminaba siendo víctima dos veces y, en muchas ocasiones, para el resto de su vida.
Además, la ley del delito de honor daba mayores coberturas y permitía beneficios penales para proteger al hombre que mataba a su mujer o a otra de la familia. Se recoge en el Articulo 587 del Código Penal y decía que “el que cause la muerte de su cónyuge, hija o hermana, en el acto en que descubre su relación carnal ilegítima y en el estado de ira determinado por la ofensa causada al honor de su familia es reprimido con prisión de tres a siete años de cárcel”. La ley permitía reducir de manera considerable la pena por un delito de homicidio si se consideraba que ella había herido el honor de la familia. Aun así, este primer paso necesitó esperar hasta 1996 para que la violación no se considerase un delito contra la moral pública, sino contra la libertad personal.
La profesora de Filosofía y experta en violencia de género de la Universidad Sapienza de Roma, Fabrizia Giuliani, habla de la importancia que tuvo para la historia de las mujeres italianas aquel verano de 1981. “A las mujeres no se les permitía el derecho de la libertad y la violencia física y sexual, a nivel jurídico, estaba vinculada al honor. La mujer violada, que había perdido la virginidad, no tenía la dignidad suficiente para la sociedad y tenía que resolverlo con un matrimonio. El derecho italiano está vinculado a romano y al griego, si pensamos a la denominación de este delito la palabra abuso, violación, nunca existió”, explica. Si ahora nos enfadamos cuando leemos sentencias machistas, que hablan por ejemplo de los celos como justificación o de los minutos que ha durado una agresión, añade la experta, son todo el resultado de la mentalidad que han dejado estas dos leyes que durante tantos años, a pesar de que hayan sido eliminadas hace más de 40, eliminaban la responsabilidad del hombre.
La mujer que lo cambió todo: Franca Viola
El 26 de diciembre de 1965, Franca Viola, que en aquel momento tenía 17 años, fue secuestrada y violada por su novio, Filippo Melodia, en Alcamo, en la isla de Sicilia. Durante ocho largos y dolorosos días fue abusada y agredida y obligada a no comer. Inicialmente en una casa a las afueras del pueblo, posteriormente en la casa de la hermana de su agresor. En último día del año, el 31, los padres de Filippo Melodia llamaron a la familia de Franca Viola para pactar un matrimonio reparador. Inicialmente, la familia de la joven fingió aceptar el trato, pero el 2 de enero la policía irrumpió en casa de la familia liberando a Franca y arrestando a su agresor, que fue condenado el 17 de diciembre de 1966 fue condenado a 11 años de cárcel. Aquel juicio marcó la vida de las mujeres, era un resultado nunca visto, histórico, ya que hasta el momento el resto de víctimas en esa situación habían sido obligadas a salir de ella como culpables, aceptando el precio de un matrimonio de conveniencia y de violencia.
Franca Viola fue la primera mujer en Italia que rechazó el matrimonio reparador públicamente. Aun así, hicieron falta casi 20 años más para que se consiguiese abolir estas dos leyes infames para las mujeres. El 8 de marzo de 2014 Franca Viola recibió el honor de Gran Oficial de la Orden del Mérito de la República Italiana en el Quirinale por parte del Presidente de la República Giorgio Napolitano. “Por el gesto valiente de rechazar el matrimonio reparador, que ha marcado una etapa fundamental en la historia de la emancipación femenina en nuestro país”.