Pidió ayuda hasta en dos ocasiones, pero no sirvió de nada. El sistema ha vuelto a fallar y se ha llevado por delante la vida de una mujer de 56 años. Ocurrió el pasado viernes en Roquetas de Mar, Almería. Alrededor de las diez de la noche, la hija de la víctima llegó a casa y se encontró con su madre muerta con evidentes signos de violencia. Hasta el lugar se trasladaron agentes de la guardia civil y sanitarios del 061 que no pudieron hacer nada por su vida. La mujer presentaba heridas punzantes, compatibles con un arma blanca. Su pareja y agresor, de 72 años, confesó el crimen a los investigadores, según diversas fuentes, e intentó, al parecer, terminar con su propia vida con una ingesta de medicamentos. Fue trasladado al hospital donde sigue ingresado en calidad de detenido a la espera de tomarle declaración.
La historia de violencia de este hombre venía de largo. En 2021 la mujer puso en conocimiento de las autoridades su situación de malos tratos y consiguió una orden de alejamiento de su hoy asesino. Dos años más tarde, en 2023, volvió a pedir ayuda y volvió a denunciarlo. Sin embargo, en esta ocasión, y a pesar de los antecedentes, el juzgado no consideró necesario medida de protección alguna. La víctima estaba sola. Tanto es así que su caso se encontraba inactivo en el sistema VioGén, lo que significa que ningún agente realizaba, en principio, medidas de seguimiento de su situación.
Solo el 0,01% de las víctimas tiene escolta
No es la primera vez este año que tanto el algoritmo de protección como las órdenes judiciales minimizaron el riesgo de mujeres maltratadas y el resultado es mortal. Eso a pesar de que se calcula que las instituciones tan solo tienen conocimiento del 21,7 por ciento de los casos, según la macroencuesta de Igualdad. La inmensa mayoría de la víctimas no denuncia, y por lo tanto, tampoco se las protege. En septiembre, 99.644 mujeres se encontraban dentro del sistema VioGén, pero tan solo 12 de ellas se consideraron riesgo extremo, el 0,01% del total. Solo ese porcentaje cuenta con escolta las 24 horas del día, al resto de víctimas se las protege con equipos telemáticos y reciben llamadas telefónicas de seguimientos de los agentes dedicados a su protección. La media de mujeres por agente es de 70 víctimas por policía, llegando a más de cien mujeres por agente en algunas comunidades.
Sumar pidió cambios en el algoritmo
Las expertas y las asociaciones de víctimas llevan años exigiendo que se mejore el algoritmo y la coordinación entre instituciones para evitar que ocurran este tipo de casos. Hace unas semanas, era el propio socio del Gobierno de coalición, Sumar, quien demandaba cambios en el sistema VioGén. Lo hacía a través de una proposición no de ley donde cuestionaba no solo el algoritmo si no el sistema en su conjunto. Así el texto que presentaron en el Congreso aseguraba que “los datos reflejan que algo en el sistema de protección de las mujeres víctimas de violencia machista está fallando: desde el propio hecho de poder poner una denuncia en condiciones seguras, procesos judiciales que finalizan en absoluciones teniéndose que enfrentar la víctima de nuevo a su agresor, órdenes de protección inexistentes o ineficaces, falta de formación del personal público implicado en la prevención y detección. Todas estas situaciones ponen de manifiesto una clara necesidad de mejorar y ampliar los mecanismos de intervención”.
Esther Gil de Reboleño, vicepresidenta tercera de la Mesa y portavoz en la Comisión de Igualdad de Sumar, en declaraciones a Artículo14 explicó que uno de los problemas que podían mejorarse era precisamente el funcionamiento del sistema VioGén. “Hemos visto como muchas de las mujeres asesinadas en los últimos años habían interpuesto denuncias y entrado dentro del sistema de vigilancia. Así que claramente falla. Queremos pedirle al Ministerio de Igualdad que ponga en marcha lo antes posible una mejora de VioGén, que dé más seguridad a las mujeres que son víctimas de violencia machista”.
“No es infalible”
Tanto la ministra de Igualdad, Ana Redondo, como Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior y de quien depende el sistema policial VioGén, siempre han minimizado los errores del algoritmo y lo han alabado, incluso cuando ha habido víctimas mortales como en el caso de Amal y sus dos hijos en Las Pedroñeras, el pasado 28 de junio. Ese día, su marido les asesinó a los tres. Ella había denunciado, pero ni el sistema VioGén ni los funcionarios implicados en su caso percibieron que corriesen peligro. Ni siquiera tras los incontables quebrantamientos de la orden de alejamiento que no impidieron al asesino seguir en libertad.
Sobre este crimen el ministro llegó a decir que “algo evitó que se le diese protección” (a Amal y sus hijos). “Ha habido una quiebra que nos ha impedido protegerla”, aseguró sin señalar ningún error concreto. En esa misma comparecencia Redondo apuntó que “el sistema funciona y protege a las mujeres”. Por lo demás, ambos ministros solo tienen buenas palabras siempre que se les pregunta por el software predictivo que, admiten falla “porque no es infalible”.
VioGén2, dificultar casos inactivos como el de Roquetas
En lo que sí están de acuerdo Redondo y Grande Marlaska es que el sistema se puede mejorar y por ello, en breve debería comenzar el VioGén 2 que ha estado en pruebas en Madrid, Toledo y Guadalajara y este mes de octubre tenía previsto su ampliación al resto del territorio. Uno de las modificaciones de este nueva versión es precisamente dificultar que un caso quede inactivo como sucedió con la víctima de Roquetas de Mar.
Así, VioGén 2 “limita los criterios que permiten la inactivación de casos abiertos, en los que cesa la protección policial de la mujer, y crea una nueva modalidad, la inactivación supervisada, que fija mecanismos de control policial durante un periodo de seis meses, prorrogable a un año, e impide la inactivación completa del caso en supuestos de alta complejidad o en los que en algún momento se haya detectado un riesgo cualificado”.
En lo que va de año, 38 mujeres y 10 niños han sido asesinados por violencia de género. A falta de la confirmación oficial de las últimas tres víctimas.