Victoria Rosell, magistrada y ex delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, está todavía tocada tras la “terrible” jornada que este fin de semana ha dejado seis víctimas asesinadas por violencia machista. Ella sabe de primera mano cómo se afronta y analiza una situación de emergencia como esta y, quizá por ello, no puede evitar pensar con perspectiva constructiva. “Cada víctima te enseña algo del sistema que se puede mejorar. Ese es el mejor tributo, aprender de cada una de ellas para detectar los fallos”, apunta. Cree que al anterior gabinete de Igualdad, que lideraba Irene Montero, se le criticaba cuando asumían que no habían llegado a tiempo a ciertas víctimas y que había que reconocer errores. “Hay gente que no está preparada para oír que el sistema tiene fallos cuando es importantísimo analizarlos”, subraya.
El error más claro de estos últimos asesinatos lo ilustra Amal, la mujer de 44 años a la que su ex marido mató junto a sus dos hijos de 3 y 9 años en las Pedroñeras (Cuenca). Se trata de la única de las víctimas que había denunciado y se encontraba en el sistema VioGén aunque no se apreció riesgo alto o extremo. “Con toda la prudencia, si una mujer y sus dos hijos habían pedido ayuda y no se les ha podido proteger, ahí sin duda hay una responsabilidad institucional“, señala.
Perspectiva de género en VioGén
“Nunca se ha hecho público cuál es exactamente el algoritmo que determina el riesgo en el sistema VioGén. Nosotras, desde la la delegación, desde el Ministerio de Igualdad, sí que decíamos que ese algoritmo no está claro que tenga perspectiva de género en el sentido de que existen cuestiones que incrementan el peligro, como el embarazo y tener hijos que creemos que no figuraban como factores de riesgo”, advierte.
Rosell cree que VioGén tiene margen de mejora y que además de cuestiones objetivas se deberían introducir entrevistas con todos los implicados en esa situación de violencia desde los protagonistas: víctima, agresor, hijos, hasta el entorno en su conjunto. “Si solo miras un trozo del paisaje, no te da la foto completa y se trata precisamente de valorar el riesgo. Al fin y al cabo, es un algoritmo de predicción, cuántos más datos le introduzcas, mejor. Hay todavía mucho que trabajar sobre todo en el riesgo de la infancia“, insiste, y recuerda que le consta que la judicatura sigue siendo muy reacia a suprimir completamente las visitas y la patria potestad de los agresores aunque lo establezca la ley.
Los servicios públicos se tienen involucrar en la detección
Dos de las víctimas de este fin de semana no habían denunciado a sus asesinos y acerca de esta circunstancia, la de las víctimas ocultas, la ex delegada del Gobierno está convencida de que se podría mejorar esas cifras con más inversión y más prevención de género. De esa manera los servicios públicos se podrían involucrar de una manera activa en la detección. Piensa que los médicos de atención primaria son esenciales porque están en primera línea y pueden hacer mucho si van un paso más allá e hilan muchas patologías con la violencia. “A veces solo son necesarios unos minutos más para que el médico de cabecera pudiese hacer esa pregunta tan valiosa a una mujer que viene a consulta, con ansiedades, a veces con golpes, con el dolor de cabeza crónico y preguntarle: ¿Cómo van las cosas en casa?”.
No solo los médicos de atención primaria, Rosell sabe que hay muchos otros profesionales que tienen la llave de la detección como los pediatras, los psiquiatras, la obstetricia, los profesores. “Por ejemplo, los niños de parejas inmigrantes están más integrados que sus padres y hay veces que en los colegios se puede detectar violencia”, explica.
Entornos rurales cada vez con menos servicios
Tampoco se le escapa que las dos de las víctimas de este fin de semana vivían en municipios pequeños y como la ruralidad es también un factor de riesgo. “Dependemos de los servicios públicos, si del pueblo pequeño desaparece la escuela, desaparece la consulta médica pues tenemos un problema. Cuando yo era delegada firmamos un convenio con el Consejo oficial de Colegios de Farmacéuticos para que todas las farmacias comunitarias pudieran dar este información de prevención del maltrato”, cuenta.
También en vacaciones hay que extremar las precauciones porque es cuando las parejas conviven más y cuando las mujeres son más libres y esa libertad no la pueden soportar los maltratadores. “Nosotras nos comprometimos a hacer campañas específicas para el verano. En 2021 envíe al inicio del periodo estival una comunicación conjunta con la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) a los 8.200 ayuntamientos y entidades locales de España para que estuvieran más alerta y se establecieran puntos violeta sobre todo para que las adolescentes tuvieran un lugar donde acudir si se sentían en peligro”, recuerda.
El negacionismo, cómplice de la violencia
“No hay más perfil de agresor que el de ser hombre y machista. Los hay de todas las clases sociales, de todas las edades, de todas las nacionalidades y procedencia, por eso la educación, la formación de la sociedad es esencial. Ahora mismo hasta en las instituciones hay negacionistas que tienen una posición cómplice con la violencia. Y digo cómplice y encubridora con todo el conocimiento de la palabra”, apunta. Cree que buscan silenciar a las víctimas y que las humillan con bulos como el de las denuncias falsas, “Están alimentando el silencio y el silencio es el mejor cómplice del agresor machista. Lamentablemente el mensaje de Vox y la ultraderecha cala en las mentes menos preparadas que son las más jóvenes y efectivamente, están volviendo con planteamientos de los que estos negacionistas que ahora hay en las instituciones tienen mucha responsabilidad“, finaliza.