“Hay un poco de pedofilia en cada uno de nosotros“. “La pedofilia intrafamiliar (el incesto) está muy extendida y… es probablemente una tradición antigua“. La pedofilia “es una práctica extendida y aceptada entre literalmente miles de millones de personas”. “Los niños son naturalmente sexuales y pueden iniciar encuentros sexuales seduciendo al adulto“. La pedofilia puede mejorar la supervivencia de la especie humana al servir a “fines procreativos”. “Los niños sufren porque nuestra sociedad reacciona de forma exagerada ante ella (la pedofilia)”.
Repasar las opiniones de Richard Gardner producen desasosiego no solo por lo que dice si no por pensar que ejerció como experto forense en juicios por abusos sexuales a menores y custodias o que daba clases (no recibía remuneración alguna) de psiquiatría infantil en la Universidad de Columbia. Este psiquiatra estadounidense se graduó en el Centro Médico SUNY Downstate de Nueva York en 1956. Diez años más tarde obtuvo su certificación como psicoanalista, pero se ganó la vida como experto, testificó en alrededor de 400 casos, escribió cuarenta libros y más de 200 artículos.
Una teoría sin base científica alguna
Fue en 1985 cuando se inventó el falso síndrome de alienación parental (SAP), una teoría basada en su experiencia clínica, pero sin datos científicos ni base empírica alguna. Para Gardner se daba cuando uno de los progenitores manipulaba a sus hijos en contra del otro e intentaba mantenerlo alejado. En la inmensa mayoría de los casos eran las madres las acusadas de provocar este “desorden psicopatológico” por las que sus hijos e hijas se negaban a tener contacto con sus padres.
El SAP ha sido rechazado por la Organización Mundial de la Salud y ninguna asociación profesional de medicina lo reconoce. Tampoco la ONU, la Unión Europea y en España está prohibido alegar este síndrome, aunque sigue ocurriendo con bastante frecuencia. La Relatora Especial sobre la Violencia hacia las Mujeres de Naciones Unidas, Reem Alsalem, hizo público un informe en el que advertía que la utilización de este falso síndrome está extendido en los sistemas de justicia internacionales y que se suele alegar para enmascarar la violencia de género y la violencia sexual que viven muchos niñas y niños. Es decir, casi cuarenta años después de su invención, el falso SAP que ideó Gardner se cuela en informes de medicina legal que llegan a manos de los jueces todos los días.
“El abuso sexual por parte de un padre es normal“
Gardner, que se casó y tuvo tres hijos antes de divorciarse, señalaba que se debía “tener especial cuidado en no alejar al niño del padre abusador” porque la expulsión de un padre pedófilo del hogar “sólo debe considerarse seriamente después de que todos los intentos de tratar la pedofilia y de acercamiento a la familia hayan resultado inútiles”. Además, aconsejaba explicar a esos menores víctimas “que no existía un padre perfecto”, decirle al niño que “el abuso sexual por parte de un padre es normal” y se atrevía a poner en una balanza los abusos, “la explotación sexual hay que ponerla en la lista negativa, pero también hay que valorar lo positivo”.
Creía que se podía ayudar a los niños mayores a comprender los abusos explicándoles que “los encuentros sexuales entre un adulto y un niño no se consideran universalmente actos reprensibles” e informarles sobre otras sociedades en las que ese comportamiento se consideraba y se considera normal. “Se podría ayudar al niño a apreciar la sabiduría del Hamlet de Shakespeare, quien dijo: “Nada es bueno o malo, pero el pensamiento lo hace así””, apuntaba.
“Ayúdela a superar su enojo por abusar sexualmente de su hijo”
Por supuesto, Gardner culpaba del abuso del padre a la madre por no satisfacer sexualmente a su marido. Sugería que los terapeutas deberían ayudar a las madres de víctimas de incesto a “lograr la gratificación sexual”, aconsejaba desalentar los litigios a las madres cuyos hijos habían sufrido abusos y que se las animara a quedarse con sus maridos abusadores. No solo culpaba a las madres también a las propias víctimas del abuso sexual, “puede ser que una de las razones por las que la hija se volvió hacia el padre sea el deterioro de la relación del niño con la madre”, señalaba.
Como experto aconsejaba a los profesionales a ayudar a superar el enojo de las madres hacia su esposo por abusar sexualmente de su hijo. “Si la madre ha reaccionado ante el abuso de manera histérica, o lo ha utilizado como excusa para una campaña de denigración del padre, entonces el terapeuta hará bien en tratar de “dejarla sobria”. “Su histeria… contribuirá a que el niño sienta que se ha cometido un crimen atroz y, por lo tanto, reducirá la probabilidad de cualquier tipo de acercamiento con el padre. Hay que hacer todo lo posible para ayudarla a poner el “crimen” en la perspectiva adecuada. Hay que ayudarla a comprender que en la mayoría de las sociedades de la historia del mundo, ese comportamiento era omnipresente y sigue siendo así”.
Gardner abogó contra las leyes de denuncia obligatoria de abuso infantil, contra la inmunidad de enjuiciamiento de las personas que denuncian abuso infantil y por la creación de programas con fondos federales diseñados para ayudar a las personas que supuestamente han sido acusadas falsamente de abuso infantil. Se suicidó con un cuchillo en 1972.